El ferrolano David Rey Fernández se coronaba hace unos días en la segunda edición del Premio de Poesía Mística 'San Juan de la Cruz', dentro del certamen internacional Albacara. Y lo hacía con un trabajo, Los contornos ardientes de la tierra (2020), que, a cargo de la editorial Gollarín, será presentado la próxima semana en Caravaca. De él, el jurado ha destacado su sorprendente y madurada destreza de los recursos líricos, y la hondura y penetración de su pensamiento. Mintras, su poesía ha sido catalogada como «de amplio aliento, de honda ambición estética, abarcadora del mundo en sus múltiples facetas y con numerosos hallazgos expresivos». Hablamos con él para conocer un poco mejor su obra.

¿Cómo nace este trabajo, Los contornos ardientes de la tierra ?

En mi poesía, la naturaleza tiene un papel muy importante. Este libro básicamente trata sobre la búsqueda de las verdades esenciales de la vida en la naturaleza.

¿ Es una trabajo que ya tenía preparado o lo elaboró ex profeso para el Albacara?

Es una trabajo que ya tenía preparado. Me ha llevado algún tiempo cerrarlo, pero cuando vi las bases del concurso pensé que se podía adaptar a la perfección a este certamen.

¿Qué detalles le inspiraron en este trabajo?

La naturaleza es esencial en la literatura, y especialmente en la poesía. Y en la poesía actual es un tema que está un poco abandonado, aunque hay gente que se ocupa de él. En los años ochenta hubo un giro en la poesía hacia lo urbano, por lo que se habla mucho de la ciudad, de la vida en la capital; que está muy bien, ¿eh?, pero yo prefiero echar la vista hacia la naturaleza. Porque al final nosotros somos parte de ella, y para entendernos a nosotros nos hace falta también comprender la naturaleza y buscar en ella. La ciudad es donde vivimos y estamos, pero creo que es interesante plantear esa cuestión, la idea de volver a la naturaleza en la poesía contemporánea española.

En esta experiencia mística describe al hombre como un «héroe cotidiano», como alguien que no para de buscar en su interior.

La base es buscar el conocimiento para conocerse a uno mismo. La manera que yo planteo en este libro de llegar a ese objetivo es buscar en la naturaleza. Interrogar en la naturaleza que es lo que tenemos más próximo. Es una poesía mística, pero no en el sentido tradicional y estricto. Obviamente no es en el sentido de San Juan de la Cruz, sino más bien en el sentido de la búsqueda del yo en la naturaleza y en la belleza de la creación. Se trata de entender la vida desde un punto de vista, no solo material, sino pensando que hay algo más, y para buscar ese algo más hay que interrogar a la vida.

¿ Cómo descubre la profundidad de la mística? ¿Cómo un escritor-abogado se da cuenta de que esos poemas tienen una mirada que va más allá?

En mi concepción de la literatura, y sobre todo de la poesía, la escritura tiene una finalidad trascendente. Creo que todo el arte es trascendente, incluso cualquier arte elevado. Sí pensamos en la pintura, o en la música, siempre hay en el ser humano una búsqueda de un algo más. En ese sentido, para mí el arte que verdaderamente vale la pena es el arte que busca la trascendencia en la vida y no se queda con lo que es evidente y con lo que todos vemos. No concibo una poesía que no sea así. Ya digo: no escribo poesía mística en un sentido estricto, como pudiera hacer San Juan de la Cruz, sino en un sentido más amplio. Él busca la verdad, el conocimiento, la belleza, la trascendencia..., y en ese sentido sí que siento muy próximo a él (además de que admiro mucho su obra). Pero mi poesía es de un misticismo más cercano al de Walt Whitman o autores de ese estilo.

Los contornos ardientes de la tierra son un esbozo de multitud de paisajes, tan maltratados en nuestros días...

El ser humano tiene que replantearse muchas cosas. Cada uno tenemos que ver en qué podemos mejorar. Como escritor, lo que yo puedo hacer es dar a conocer esos detalles de la naturaleza, centrar la mirada, que en definitiva es lo importante. La ciudad está muy bien, pero creo que ya se ha escrito bastante sobre ella, y lo que se ha dicho está muy bien dicho. Tenemos que volver a reconectar un poco con la naturaleza en mi campo, que es el de la literatura. Luego cada uno en su campo debe de hacer lo que pueda. Mi trabajo es una defensa de la naturaleza.

Éste es un trabajo al que precede Las alas de una alondra madrugando , que fue reconocido en el Premio de Poesía Joven 'Antonio Carvajal'.

En ese libro dejo planteadas las grandes cuestiones que a mí me preocupan en la literatura, los grandes temas. Luego desde ahí voy escribiendo, centrándome en cada uno de esos temas. En este en concreto me preocupo por la búsqueda del hombre en la naturaleza. Luego tengo otros escritos referentes a otras inquietudes, pero aún no están publicados. Si lees el primer trabajo, puedes hacerte una idea de mis inquietudes. Mi madre, profesora de Literatura jubilada, fue la primera persona que me hizo entender la literatura y la que estableció las bases esenciales de todo lo que yo sé de este campo. A ella le dedico el primer poema de Las alas de una alondra madrugando.

¿Por qué momento pasa la poesía para hacerse un hueco en las editoriales?

Hay que luchar, pero como todo en la vida. No es fácil, pero cada uno en su campo tiene que luchar y seguir adelante. El panorama es mejorable, pero lo mismo pueden decir otros (periodistas, médicos, abogados...). En este país pasamos por una situación que no es muy buena en general; y no hablo de cuestiones políticas, sino de darles oportunidades a la gente. Tenemos una cierta decadencia contra la que tenemos que luchar. Si la vida fuera fácil, no habría literatura y todo sería una celebración.

Ahora que menciona a su madre, ¿hace falta que en la educación básica la poesía este más presente?

Eso no le interesa al sistema educativo; a los profesores obviamente sí, pero a los que hacen los planes de estudio... Porque la poesía es un poco problemática en el sentido de que desarrolla personas con un pensamiento propio, a gente con una visión del mundo diferente. En definitiva, a hombres y mujeres un poco más rebeldes y más difíciles de domesticar. Es como la filosofía, ¿por qué la quieren quitar?