El mundo de la cultura empieza a levantar cabeza; muy poco a poco y con unas condiciones que están bastante lejos de ser las más idóneas, pero ya los hay que ven la luz al final de un largo y oscuro túnel. Quienes mejor perspectiva tienen de ese esperanzador horizonte son aquellos que, pese al estallido de la pandemia, no han parado de trabajar; quienes han continuado, componiendo, escribiendo o, como es el caso, programando y exponiendo. Por eso la galería Léucade de Murcia pudo inaugurar el viernes su nueva temporada de la mano del madrileño Pablo Isidoro; por eso El Punto Rojo, espacio hermano, lo hará este jueves con el colombiano Luis Guerrero. De estas dos exposiciones - Two stages y Lado oscuro de la luna, ambas visitables hasta el 21 de octubre y disponibles mediante visita virtual desde el 20 de septiembre- y de cómo ambas galerías han afrontado la crisis sanitaria hemos hablado con Sofía Martínez, su directora.

El viernes iniciaron la nueva temporada. Ahora le preguntaré por la exposición en sí, pero, imagino, el que se avecina se prevé un como curso... 'diferente', ¿no?

Sí... La verdad es que todo ha sido bastante extraño desde Arco. He tenido que rehacer la programación varias veces en función de cómo han ido avanzando los acontecimientos, y muchos han artistas han tenido que aplazar sus exposiciones hasta el año que viene por culpa de la pandemia. Pero bueno, nosotros hemos intentado mantener la actividad durante estos meses -incluso por primera vez hemos abierto en agosto-, y lo cierto es que, dentro de esta extraña 'normalidad', el flujo de público ha sido bueno. Además, en marzo comenzamos con las visitas on line con realidad virtual, lo que ha hecho que nuestra programación llegara a más gente.

Entiendo que eso de que se quedaran sin vacaciones en la galería obedece un poco a la 'necesidad' de mantener la actividad después del parón forzado...

Claro. A ver, algún año si que hemos abierto en agosto días puntuales o, a lo sumo, una semana, para acoger algún curso, conciertos, pequeñas actuaciones de danza y teatro... Pero nunca todo el mes. Y aunque desde marzo no se nos permite programar eventos de ese tipo, yo he querido abrir. Piensa que las galerías no hemos recibido ninguna ayuda, así que para nosotros tener abierto era casi una necesidad, a ver si así la gente se animaba a venir.

Así que, desde el 11 de mayo, desde el primer día que nos permitieron levantar la persiana, hemos mantenido la actividad casi como cualquier otro año, cambiando la exposición cada cierto tiempo, proponiendo nuevas cosas... Aunque, en el fondo, todo ha cambiado mucho. Trabajar durante estos meses ha sido mucho más duro que, por ejemplo, a comienzos de año, y eso se nota. Pero, mira, queríamos seguir; y no solo con las galerías, ya que estamos trabajando en una nueva edición de la Keyhole Art Fair, que empezará en un par de semanas. Eso sí, ésta vez será íntegramente virtual.

Aunque todavía quede mucho para volver a la normalidad, ya podemos ver con algo más de perspectiva la cuarentena y fase 0. ¿Cómo vivieron en Léucade y en El Punto Rojo aquella situación?

[Suspira] Pues fue muy complicado, si te soy sincera. Aunque yo en todo momento seguí trabajando desde casa. Apostamos por las visitas on line con realidad virtual y lo hicimos, además, de una manera diferente a cómo lo han hecho otros espacios. Porque hace mucho tiempo que existe esta opción, pero normalmente consiste en que la empresa que lo desarrolla facilita un espacio ficticio, unas salas predeterminadas, en las que las galerías colocan sus obras. Y a mí aquello me parecía muy frío, así que quisimos darle una vuelta y contar, también a través del ordenador, con el espacio físico real de la galería. Digamos que en nuestro caso es como si pasearas con Google Maps por dentro de Léucade o El Punto Rojo, e incluso se puede hacer con gafas de realidad virtual, para que la experiencia sea todavía más inmersiva. Y con la feria, que va a ser en el Nelva, igual: hemos recreado virtualmente las habitaciones del hotel y allí se van a insertar las obras.

Pero sí, volviendo a tu pregunta, fueron días muy duros; especialmente por la incertidumbre esa que te generaba el no saber cuándo aquella situación podía acabar. Que, bueno, en realidad seguimos un poco en las mismas, pero, como decía, preferimos no dejar de trabajar y continuar ofreciendo nuevo contenido; otras galerías sí que han decidido hacer una pausa, y lo entiendo, pero si esto ya era una lucha constante antes de que estallara la pandemia, imagínate ahora... [Ríe].

¿Aquello ha dejado, o está dejando secuelas a nivel galería?

Sí. A nivel de público no ha cambiado mucho, la verdad, pero, a nivel de venta, sí. Ha habido 'expos' con bastante movimiento, como la Francis Morell en junio -creo que se llevaron nueve piezas, lo cual ya es algo casi inaudito de normal-, pero son cosas puntuales... Para que te hagas una idea, en enero tuvimos una individual con casi 30 obras vendidas. Así que en el apartado ingresos sí se ha notado mucho; el bajón económico ha sido bastante grande... Por eso te decía que ahora es todo mucho más duro, porque no es solo a la hora de programar, sino también en lo referente al mantenimiento de la galería. Sin ayudas es muy complicado...; y ahora más, pero esto es algo que ha pasado siempre. Nosotros, en siete años, no hemos recibido ningún tipo de subvención, y mira que constantemente se ven anuncios de que se va a invertir tanto en la cultura, de que se va a ayudar en esto y en lo otro... Pero en mi caso, al menos, no he recibido absolutamente nada.

Vamos ya con la cara más amable de todo esto, con el arte. ¿Qué nos puede contar de Two stages , del madrileño Pablo Isidoro, que inauguraron el pasado viernes en Léucade?

Bueno, Pablo es un artista muy reconocido que ha expuesto en un montón de galerías internacionales (de Estados Unidos, de Polonia...) y ha estado en ferias de arte importante como las de Tolouse y Luxemburgo. De hecho, él ha trabajado en los talleres de Luis Gordillo, Juan Genovés y en el de José Hernández, por lo que podemos hablar de un peso pesado del mundo del arte en España. Además, para nosotros es un artista con un significado especial ya que suya fue la primera individual que presentamos en El Punto Rojo, que fue también su primera vez en la Región. Así que tiene cierto simbolismo que sea ahora el encargado de abrir la temporada de Léucade; me parecía bastante emotivo que tanto su obra como él -a nivel personal- se encargaran de iniciar este nuevo curso. Pero, más allá de todo eso, Pablo es, para mi gusto, uno de los mejores artistas que tenemos a nivel internacional, y es una pena que solo le hayamos visto aquí en aquella exposición que te decía y, un poquito, en la Keyhole Art Fair, porque es un creador que gusta mucho por aquí. Los que se acercaron la disfrutaron mucho porque es complicado encontrar hoy día a alguien que haga algo tan diferente, que no se parezca a nadie.

Y el jueves tienen otro estreno: el de El lado oscuro de la luna , del colombiano Luis Guerrero; esta vez, en El Punto Rojo.

Eso es. También es un artista muy especial para nosotros. Él es colombiano, pero reside en Murcia desde hace unos años, y lo he tenido ya antes en alguna colectiva. Sin embargo, es un artista al que creo que no se le ha dado el valor que merece... Yo desde que le conocí quise apoyarlo e ir con él un poco de la mano en ese camino tan complicado que es el de introducirte en el mundo del arte.

Por lo demás, es un artista hiperrealista impresionante, con un dominio bestial del dibujo, y esta es su primer individual; de hecho, su debut en una galería fue con una de esas colectivas que te mencionaba, por lo que él también cierra un ciclo con esta exposición; muestra que espero, sea el inicio de una carrera artística brutal. De verdad que es una exposición para no perderse.