La última jornada de la próxima edición de Cartagena Negra (10-12 de septiembre) comenzará con la visita de un viejo conocido del festival: Rafa Melero (Barcelona, 1972). El autor catalán, que hace ya más de viente años que ingresó en el cuerpo de los Mossos d'Esquadra -donde desarrolló su trayectoria profesional dentro de la policía judicial en grupos como el de Homicidios-, fue el primer ganador del premio de novela del festival, en un año en el que se encontraba presentando su tercera referencia, F ul (Alrevés Editorial, 2016). Ahora regresa a la ciudad portuaria con un nuevo trabajo debajo del brazo, Efector colateral (Alrevés Editorial, 2020), un nuevo thriller con el que el escritor invita a sus lectores a estar alerta, a no dejarse llevar por la comodidad cuando el viento sopla a favor. Es el caso de Tomás Montes, su protagonista, que verá como su vida da un giro inesperado tras la muerte de su padre. Por cierto, en esta entrevista Melere confiesa que es de los que no se ha quedado quieto durante el confinamiento; hasta el punto de que la secuela de la obra con la que tocó el cielo durante su última visita a Cartagena ya está muy pero que muy avanzada.

La novela negra está de moda. ¿Qué cree que tiene el noir que engancha tanto a los lectores?

Hace tiempo que la novela negra está en primera línea. Cada vez son más los lectores que buscan libros con algo más que el simple entretenimiento (que también). El noir te permite profundizar en la sociedad en la que transcurre la historia que quieres contar.

¿Y usted, cómo llegó a este género? ¿Era aficionado antes que escritor de novela negra?

Lo cierto es que leía, sí, aunque también otros géneros, como el fantástico o el histórico. En mi caso llegué por pura vocación profesional. Me dije: «Si vas a escribir, hazlo de lo que sepas», así que con más de veinte años ejerciendo como policía estaba abocado a la novela negra.

¿Un autor o libro que le haya marcado, que le hiciera seguir este camino literario?

Los pilares de la tierra (1989), de Ken Follet, y La ecuación Dante (2003), de Jane Jensen. Dos formas de explicar historias que me empujaron a escribir las mías.

Supongo que es inevitable preguntarle: ¿cómo influye su experiencia como investigador en los Mossos d'Esquadra a la hora de escribir?

Es inevitable preguntarme y es inevitable que influya. He visto muchas cosas a lo largo de los años que la gente solo lee en los periódicos o ve en la tele. Ese material que los escritores tienen que buscar en su proceso de documentación, los autores que somos policías lo transcribimos de la realidad.

En la actualidad, ¿qué está tramando? Sé que acaba de publicar Efecto colateral (ahora le preguntaré por él), pero ¿tiene ya algún nuevo proyecto en el horno?

Lo cierto es que sí. Estoy acabando el borrador de la que será la secuela de Ful (2016). Con esa novela gané precisamente el primer Premio de Novela Cartagena Negra.

Se lo preguntaba porque hay muchos escritores que se han tirado al teclado aprovechando estos meses de cuarentena. ¿Es su caso?

Así ha sido. Aunque, en mi caso, combinado con mi trabajo y la familia.

Hablando del confinamiento y, por extensión, de la covid-19 (el gran villano de este año), ¿da este 2020 para una novela negra o más bien inspiraría un libro de terror?

Seguro que dará, pero serán otros compañeros los que le den vida. A mí no me motiva, de momento. En cualquier caso, la novela negra, que siempre refleja la sociedad donde vive, no estará exenta en los próximos años de pasar por la pandemia...

Volvamos a centrar el foco: Cartagena Negra. ¿Qué espera de estas jornadas? Es reincidente, recuerda...

Sí, vine hace un par de años y es un festival que se ha metido de lleno en el panorama nacional de novela negra gracias a sus impulsores, Paco [Marín] y Antonio [Parra], junto a todo su equipo, claro. Espero reencontrarme con los lectores y con algunos de mis colegas. La organización es de diez.

Vamos ya con Efecto colateral . ¿Qué puede decirnos de, esta, su última novela?

Es una novela que, sin perder el estilo de las anteriores, necesitaba escribir con otros personajes que le dieran una voz distinta. Me dicen los críticos y los lectores que «te hace reflexionar», por lo que, si además entretiene, parece, está cumpliendo con las expectativas.

En ella trata, entre otros temas, la corrupción política y su difícil solución. Un tema candente en nuestra sociedad?

Sí, aunque no es la base de la novela. Es una crítica a una sociedad demasiado acostumbrada a mirar a otro lado mientras las cosas le vayan bien. A mi protagonista, Tomás Montes, se le tuerce la vida acomodada que lleva, así que decide actuar. Invito a los lectores a pensar sobre qué harían ellos en la situación de Tomás.

¿Por qué decidió que esta novela estuviera narrada en primera persona en la voz de su personaje principal?

Pues fue una decisión que me costó bastante tomar, si le soy sincero. Me costó mucho encontrar la voz narrativa adecuada para contar esta historia, pero después de darle muchas vueltas creí que era la mejor manera por cómo está planteada. La novela empieza con Tomás medio perdido en una isla turística de Tailandia explicándole su historia a un amigo que ha conocido en la isla. A través de esa primera persona, el lector irá descubriendo qué le ha llevado hasta allí.

Por último: ¿Le recomienda a nuestros lectores una novela con la que enamorarse del género?

Le voy a decir dos: El mal de Corcira (2020), de Lorenzo Silva, y Tres minutos de color (2017), de Pere Cervantes.