La periodista Irene Merino se reunirá el próximo 11 de septiembre en El Batel con tres los reporteros de sucesos más destacados del país: Manuel Marlasca, el murciano Alfonso Egea y, cerrando este tridente del crimen, Beatriz Osa (Madrid, 1979).

Y es que, al igual que sus contertulios, la autora capitalina decidió recientemente dar el salto al sector editorial con la publicación de Olor a muerte en Pioz (Alrevés Editorial, 2020), una crónica detallada de uno de los casos más escalofriantes de los últimos años: el asesinato y descuartizamiento de una pareja brasileña y sus hijos (de 1 y 3 años) a manos del sobrino de los primeros, Patrick Nogueira Gouveia, quien además le retransmitió los hechos por WhatsApp a un amigo, incluyendo selfies con los cadávares de sus familiares y frases de las que erizan el bello.

Ella fue una de las periodistas que pudo escuchar, en la sala noble de la Audiencia de Guadalajara, la versión del joven, así como el veredicto de culpabilidad del jurado; y lo hizo como reportera para La Sexta, donde desde 2006 ha trabajado en informativos y en el programa Más vale tarde.

P La novela negra está de moda. ¿Qué cree que tiene el noir que engancha tanto a los lectores?

R El misterio mueve todo tipo de pulsiones, incluida la voracidad lectora.

P ¿Y usted, cómo llegó a este género?

R Confieso que me he enganchado en los últimos años, pues sólo lo había rozado a través de la novela de detectives clásica. Y he tenido la fortuna de contar con alguien que me iba descubriendo autores, desde Ferdinand von Schirach hasta Domingo Villar.

P ¿Un autor o libro que le haya marcado, que le hiciera seguir este camino?

R Hay un libro, una historia sobre un crimen real, que me marcó especialmente antes de abordar el crimen de Pioz y que no he dejado de recomendar desde entonces: ‘Nada más real que un cuerpo (2018), de Alexandria Marzano-Lesnevich. Demoledor.

P Ya que lo menciona, no hace mucho presentaba Olor a muerte en Pioz, pero, en la actualidad, ¿qué está tramando? ¿Tiene algún proyecto literario en el horno?

R Algo hay, pero desvelaría el misterio…

P Se lo preguntaba porque hay muchos escritores que se han tirado al teclado aprovechando estos meses de cuarentena. ¿Es su caso?

R Confieso que no he aprovechado este tiempo todo lo que podría haberlo hecho. Quizás porque no he teletrabajado, sino que he mantenido mi ritmo habitual en la redacción. Sin duda, lo que no me habría planteado es usar la pandemia como inspiración.

P En cualquier caso, ya que hablamos del confinamiento y, por extensión, de la covid-19 (el gran villano de este año), ¿da este 2020 para una novela negra o más bien inspiraría un libro de terror?

R Visto lo visto, las evidentes grietas del sistema darían para una trama de novela de negra.

P Volvamos a centrar el foco: Cartagena Negra. ¿Qué espera de estas jornadas?

R Grandes encuentros y, por qué no, más de un descubrimiento.

P Participa en una mesa redonda titulada 'El país de los horrores' junto a otros periodistas especializados en sucesos. ¿Qué tienen preparado? ¿Que se van a encontrar los aficionados que acudan a la tertulia?

R Eso es. Charlaremos de la profesión, y confío en que les resulte interesante porque la maldad nunca deja indiferente a nadie.

P Que la literatura negra goza de buena salud es un hecho casi irrefutable, pero ¿cuál es el estado del periodismo de sucesos? ¿Cómo ha cambiado desde que empezó?

R Sinceramente, creo que los sucesos siempre gozarán de buena salud. Huyendo del eterno debate sobre cómo se deberían abordar o si el tratamiento que se hace es más o menos morboso, la crónica de sucesos siempre concentrará los elementos necesarios para enganchar al lector o al espectador. Después de todo, reflejan los bajos fondos de la humanidad; esos donde nadie se quiere ver, pero que nunca sabe si se verá algún día...

P Que la realidad da, tristemente, muchas ideas a los escritores del género es evidente. Pero ¿el periodista de sucesos puede sacar algo de la novela negra? Partiendo de la base, claro está, de que hay que diferenciar claramente lo que es ficción y realidad.

R Cómo no. Es inevitable tener influencias de lo que uno consume, ya sean novelas, cine o series policíacas.

P Por último: ¿Le recomienda a nuestros lectores una novela con la que enamorarse del género?

R El último beso (1978), de James Crumley, que es un indispensable. Y un extra, que es todo un descubrimiento: Érase un río (2019), de Bonnie Jo Campbell.