Si observamos atentamente, el cartel reproducido es fácil concluir que la modernidad parece pugnar por instalarse en el ambiente artístico cartagenero al final de la década de los cincuenta. Ramón Alonso Luzzy, tras quedar finalista y recibir sendos accésits en 1955 y 1956 por los trabajos presentados con los lemas 'Noche' y 'En la calle', ha ganado, por primera vez, en 1957, el concurso de carteles anunciadores de la Semana Santa cartagenera, convocado por Aula en octubre del año anterior.

En el cartel, María y otras mujeres lloran a los pies de la cruz; un fondo oscuro ocupa casi todo el pliego, pues la escena está situada a la izquierda del afiche, aportando una tensión dramática acentuada por aceradas e incisivas líneas blancas, que se cortan encerrando las figuras, y por una tipografía de agudas letras en caja alta que ocupa una amplia franja inferior del impreso; los colores oliváceos y lagunares cohesionan y dan sentido a la dolorosa escena no carente de sutil humor: la virgen seca sus lágrimas con el paño que cubre la desnudez de Cristo.

Luzzy ha planteado, para los desfiles cartageneros, un cartel con voluntad de acercar la Semana Santa a las modernas corrientes del arte. En la obra de Luzzy, ya en sus inicios, encontramos ese acercamiento a las vanguardias, a la abstracción, siempre con ciertas reservas y pervivencia de lo figurativo. En sus composiciones plásticas, en sus murales y, sobre todo, en sus propuestas gráficas afloran estos ecos abstractos que tienen como base el color rotundo y la línea incisiva.

No solo carteles, Luzzy también realiza con estos planteamientos portadas de libros: Universal Cartagena de Ernesto Giménez Caballero, editado por Baladre, es buen ejemplo.

Ramón Alonso Luzzy es, junto a Enrique Gabriel Navarro, una de las futuras promesas de Cartagena en el arte de la pintura; jóvenes discípulos de Vicente Ros que apenas cumplen la treintena y que se comprometerán pronto con la abstracción, una abstracción con tintes casi esenciales y metafísicos que no traicionará al maestro, ni logrará desprenderse de referencias figurativas.

El cartel Semana Santa, Cartagena 1957 es un buen ejemplo de esa progresiva oficialización de la vanguardia abstracta, y de la introducción de sus variantes geométricas en figuras, elementos arquitectónicos y fondos, una abstracción de corte hispano sustentada en un cierto tipo de espiritualidad mística y sobria.