La imagen de un toro bravo que rompe con violencia el cajón que lo traslada a la plaza, ante la mirada asombrada de dos mozos, será utilizada en 1901 para anunciar Toros en Figueras; la Casa Ortega imprime el alargado cartel de Alcaraz que alcanza unas dimensiones de 254 por 90 centímetros. Un cartel que, como aquí vemos reproducido, será utilizado en marzo de 1913, a una sola tinta (pues así se abaratan los costos de impresión), para una corrida que torean, en la plaza de toros de Murcia, Gallo y Gaona. En este pliego los fuertes contrastes, la precisión del dibujo, la elaborada composición y, sobre todo, la figura del personaje, suspendido del gancho que sujeta el embalaje de madera, recuerdan el cartel que Marcelino de Unceta realiza en 1895 para las corridas de Zaragoza y es considerado el primer cartel taurino digno de esa etiqueta.

Alcaraz ha nacido el 18 de julio de 1876 en un callejón anejo a la plaza de Santa Catalina, según informa su hijo Rafael a La Verdad el 8 de mayo de 1969). De niño asiste a las clases de la Económica y recibe primeras nociones de dibujo de Federico Mauricio Ramos. Su interés por el mundo taurino, desde temprana edad, está relacionado, seguramente, con el ambiente de la fiesta que se respiraba en Murcia, en especial en el barrio de San Benito (luego del Carmen) a lo largo del XIX. La Plaza de Camachos, situada al bajar el Puente Viejo, es el coso taurino de la ciudad desde 1769, construido sobre un descampado donde ya se autorizaba celebrar corridas en 1742; un recinto urbano cuadrado, cerrado por edificios con balcones hacia la plaza para facilitar la cómoda visión del festejo a las clases altas y acomodadas.

No sería sólo el ambiente taurino carmelitano lo que quedaría marcado en el ánimo del futuro pintor de temas taurinos, habrían de influir también los trabajos de otros grandes del género, Arcís, Daniel Perea y Marcelino de Unceta. Carteles que vería Alcaraz colocados en los cafés del Arenal, en el vestíbulo del Ayuntamiento, en el Casino, en comercios de las calles Trapería y Platería, en revistas de la época, o quizá en la fachada del novísimo coso murciano de La Condomina. Pero en este cartel de Álcaraz, que hemos elegido reproducir por ser poco conocido, hay otra característica reseñable y curiosa: el toro que asoma en el cajón es un toro capirote blanquinegro, pinta que será habitual en sus cuadros y carteles. Alcaraz formará parte, con Ruano Llopis y Roberto Domingo, de la terna más relevante de pintores que han contribuido a forjar el cartel taurino.