Dice Carlos Santos que cuando tiene un libreto, sabe qué quiere contar. Con 75 puñaladas (de Martín Giner) no fue diferente: el actor y director murciano rehizo el montaje que proponía su amigo Pedro Segura y le dio lustre a la comedia negra que cuenta la historia de un inspector de Scotland Yard que aparece asesinado en su despacho. ¿El misterio? 75 puñaladas, ni rastro de sangre y las puertas y ventanas cerradas por dentro. Esta noche, a las 21.30 en el Parque Torres de Cartagena, el detective John Kenneth Winslow III tratará de desentrañar el entuerto.

¿Cree que el humor ayuda a superar situaciones como la que vivimos?

Sin duda, aunque sea reírnos detrás de una mascarilla y soltar una carcajada con distancia de seguridad. Estamos recuperando muchas cosas después de lo que hemos vivido. No sabemos qué nos deparará el futuro, si volverán a confinarnos o no, cómo están los rebrotes y demás, pero de las cosas que hemos ido recuperando lo que nos hace humanos no es poder ir a trabajar o poder viajar. Lo que nos hace humanos es poder ir a un concierto y pegar brincos con el grupo que te emociona, poder ir a una sala de cine y ver una peli que te toque o por supuesto volver a un teatro y ver una comedia que te alegre el corazón después de estos meses tan duros, y teniendo en cuenta que al camino le queda aún carretera.

¿Cómo observa el panorama? Se dice que los espectáculos en directo serán los más dañados.

Ya se está notando que este gremio es el más castigado. Se podía viajar en un avión con el cien por cien de ocupación y no se podía entrar a una sala de teatro o de cine con el cien por cien de ocupación. Evidentemente hay una explicación científica, por los circuitos de aire que hay en las cabinas y demás, no vamos a entrar ahí, pero sí que entramos en el golpe tan duro que ha supuesto para actores, actrices, directores, productores, pequeñas y grandes compañías de teatro, también para la gente de los conciertos...y creo que no se nos ha hecho mucho caso aunque precisamente en este terreno es donde más nos encontramos a nosotros mismos como seres humanos. Si ya el teatro viene anunciando su muerte desde hace siglos, el coronavirus le ha dado 75 puñaladas. Ahora lo importante es que el público reaccione y entienda que esto no va de que nosotros sobrevivamos, es que si muere el teatro muere la comunicación de un ser humano con otro en directo en una sala. Si se pierde eso, el que pierde es el ser humano. El público debe luchar por mantener un arte milenario.

¿Se le han ido al garete muchos proyectos?

Pues estoy en mitad de una película que estábamos rodando cuando estalló todo. La hemos retomado ahora, pero al retomarla, otro proyecto que iba detrás se ha acumulado con otro que iba después, que es la vuelta de Los Hombres de Paco. En condiciones normales podría haber rodado esa película, pero ahora mismo va a ser imposible. Afortunadamente, soy de los que tienen suerte y sabía que cuando acabara esto iba a tener trabajo.

Este verano rodarán nuevos capítulos de Los hombres de Paco.

Muchos recuerdos. Hace diez años que la terminamos y mi vida y mi carrera han ido por unos derroteros estupendos, no tengo ninguna queja. Retomar el personaje de Povedilla, al que le tengo tanto cariño, y que me dio a conocer al gran público y me abrió tantas puertas es muy bonito. Sé que le debo mucho a esta serie y a este personaje. Estoy encantadísimo de encontrarme con Paco [Tous], con Hugo Silva, con Michelle [Jenner], Pepón [Nieto]?y volvemos con un espíritu muy similar al que reconoce el público, aunque con una vuelta de tuerca.

Dijo que interpretar a Germán Areta a las órdenes de Garci en El crack cero

Sin duda. Tampoco me planteo hitos determinados, me parece en cierto modo egoísta. De momento, me contento con que siga sonando el teléfono y sigan apareciendo personajes interesantes, gente interesante con la que trabajar e historias que merezcan ser contadas. Si tienen que venir más sueños que cumplir, que vengan solos. A mi profesión solo le he exigido que suene el teléfono y poder vivir honradamente de esto y pagar las facturas con lo que me gusta. En ese camino he tenido la suerte de cumplir un montón de sueños, uno fue el de trabajar con Garci, un tipo con el que yo aprendí a entender qué era eso del cine con su programa Qué grande es el cine y con sus pelis, por supuesto.

75 puñaladas ya estaba montada cuando llegó, ¿cuál fue su aportación?75 puñaladas

Como dices, la obra ya la había montado Pedro Segura, y un día me invitó a verla. Tenía una función en el teatro Alfil, la vi y el director del teatro y yo nos quedamos entusiasmados. Aunque vimos que había que darle una vuelta. Ahí es donde Pedro Segura pidió que se la diera yo. La montamos desde cero sin perder la esencia de ese personaje maravilloso que es John Kenneth Winslow III. Le dimos una limpia al texto y a la estética, creo que le dimos empaque. Estuvimos en el Alfil y acabamos girando con ella. Retomar la acción con esta obra, que fue nuestro primer proyecto juntos, me parece muy acertado. También quiero agradecer al Ayuntamiento de Cartagena el impulso que está dando a las artes escénicas en el Parque Torres.

Su segundo trabajo como director, Un tonto en una caja,

Conocí a Martín en persona y le sorprendió el montaje que hicimos de 75 puñaladas. Hay que entender que, aunque Martín es argentino, el humor del que bebe es muy español. Bebe de Jardiel Poncela, de Mihura, del teatro del absurdo de los 30 y 40...todos estos autores a mí también me han fascinado, y por ahí conectamos. Nos entendimos muy bien, y cuando me comentó la idea de Un tonto en una caja estuve muy implicado desde el principio.

También comparte el montaje de ambas obras con su amigo Pedro Segura.

Nos conocemos muy bien. Hemos vuelto a compartir las tablas como cuando estudiábamos juntos en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia. Cuando nos conocimos, él tenía 31 y yo 19, había una gran diferencia en cuanto a edad, pero estábamos muy cerca en cuanto a la pasión con que vivíamos el teatro. Cuando leemos algo, sabemos qué nos va a gustar a los dos. En el ámbito del humor tenemos mucha conexión. Sabemos a qué le podemos sacar punta y qué nos hace reír.