El actor José Gabriel Campos (Cartagena, 10 de septiembre de 1983) vive unos días con sentimientos encontrados. No oculta que después de cinco años y 1.200 capítulos interpretando el papel de Onésimo Mirañar en la serie El secreto de Puente Viejo, tenía ganas de cambiar de registro, explorar nuevos papeles, pero no podrá reprimir el próximo miércoles alguna lágrima cuando la popular serie de Antena 3 eche el telón. «Cinco años a diario en una serie de televisión es muy difícil de conseguir. Estoy muy agradecido por la oportunidad. Por un lado tenía ganas de sentir otra vez la sensación de vértigo y ver dónde me lleva acabar la serie, pero me da mucha pena porque hemos hecho una gran familia, con gente que ves de lunes a viernes de siete de la mañana a siete de la tarde. El día que me comunicaron que se acababa la serie noté que la familia se separaba aunque todos seguiremos viéndonos», expresó ayer el cartagenero en una entrevista emitida en el perfil en Facebook de La Opinión.

José Gabriel, que se animó a estudiar interpretación cuando ya tenía 25 años influido por Antón Vallen, a quien conoció en el ciclo Mucho más mayo, echará en falta el miércoles que se apaguen las luces. El coronavirus ha provocado un final artificial, sin poder darse un abrazo: «Teníamos pensado hacer una fiesta de fin de rodaje, como ha tenido cada uno de los actores que han ido pasando. Los compañeros siempre han tenido su despedida y al acabar el ciclo estábamos en ese momento, pero con el coronavirus, el 13 de marzo estábamos grabando y se paró todo; fue como una amputación. Ya había muchas cosas grabadas, pero ha sido una pena, nos ha faltado ese luto», admitió este Licenciado en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia que desde 2015, y tras pasar por la obra de teatro que dio origen a la serie, no ha dejado de aparecer a diario en la pequeña pantalla.

«Llevo 1.200 capítulos y la serie va a acabar con 2.300.Entré porque hice la obra de teatro de Puente Viejo, que estuvo también en el Romea y en Molina de Segura. Fue el primer casting fuerte que realicé cuando llegué a Madrid desde Murcia. Y entonces pensaron en mí porque mi personaje era muy parecido al que realizaba en la obra, que dirigía otro murciano, Pablo Guerrero», recordaba sobre sus inicios en esa serie que se cerrará el miércoles a partir de las 22.45 horas.

A José Gabriel Campos, que también ha trabajado en obras de teatro como Le astuzie di Coviello, Pucha huevón, Litoral, Los dos gemelos venecianos, El Cocktail de Brighella, Mago de Oz, Los tres cerditos, La cantante calva y Mimus Albus Comedy, participar en una serie cómica ha supuesto una satisfacción diaria: «Trabajar en comedia es un placer. Saber que vas a ir a trabajar y pasártelo bien es una pasada. Algunas veces no podemos ni parar de reírnos durante los rodajes, es muy difícil contener la risa. Tenemos tramas absurdas y ponemos a prueba nuestro sentido de hacer el idiota y el imbécil. Yo he llegado a rodar con un borrego», dijo entre risas cargadas de esa melancolía que produce cerrar una etapa dulce en la vida de un actor.

«Salir en la tele no te hace ser mejor actor, sino ser más popular», puntualiza José Gabriel, quien por la calle se ha encontrado con situaciones cómicas derivadas de su papel en la serie: «A veces la gente me llama Onésimo por la calle y confunde la realidad. Hay personas que me tratan como si fuera de su familia. En el mercado de Antón Martín, en Madrid, recuerdo una etapa donde mi personaje estaba tirándole los trastos a la novia de mi primo. Y una señora, gritando, me dijo que me debería dar vergüenza querer quitarle la novia a mi propio primo. Cualquiera que lo escuchara pensaría qué clase de persona soy», recordó.

Ahora arranca una nueva etapa. Este verano tenía pensado tomarse un respiro, venirse a Cartagena con la familia y también realizar un viaje a Los Ángeles. Todos esos planes se han paralizado ahora: «Vamos a ver qué sale de trabajo. La semana pasada hice un casting para una serie de Antena 3 que comenzará a rodarse en octubre. Los casting se hacen ahora desde casa, grabándote, y el problema es que vivo solo. Está siendo complicado hacerlos de forma virtual, igual que los rodajes, porque a los actores nos van a poner las pantallas para los momentos de descanso porque las mascarillas nos quitan el maquillaje. La industria estaba en un momento muy bueno, seguirán las producciones, pero hay que adaptarse y justo antes del confinamiento ya quitaron las escenas con muchas personas y los besos», explicó.

Gabriel ha pasado todo el confinamiento solo en su domicilio de Madrid. Estar alejado de la familia ha sido duro, sobre todo saber que no podía ni viajar a Cartagena «en ese tren que me mata». Incluso cree que pasó el coronavirus «porque al principio estuve ocho días con unas fiebres altas y perdí el gusto y el olfato. Por eso me van a hacer las pruebas la próxima semana». Estos meses, además, le han valido «para tirar del freno de mano, leer libros que quería leer, tirar trastos que no utilizaba y también me ha ayudado a pararme y pensar que todo iba a demasiado rápido».

Seguir haciendo comedia es ahora su objetivo, aunque «también me gustaría probar el cine, encarnar algún personaje con un lado oscuro. Me encantaría rodar alguna vez con Javier Cámara, de quien se puede aprender mucho», para terminar también apuntando que «igual que está Ahí abajo, una serie de andaluces, ¿por qué no una de murcianos? En nuestra tierra tenemos mucho talento».