Daniel Albaladejo (Cartagena, 23 de diciembre de 19761) se emociona cuando habla del Mar Menor. Pasó su infancia en Los Nietos y lleva tatuado un caballito de mar en uno de sus brazos. Vive con pasión la vida, como cada uno de sus papeles, desde ese Otelo que le marcó de lleno, hasta Benito, el guardia de seguridad de Cámera Café y por el que aún le reconocen por la calle. «Yo no me olvido de lo que hago, sumo de lo que hago», afirma. El actor, que reside en Madrid, fue el protagonista ayer de las entrevistas en Instagram de La Opinión (@laopiniondemurcia). Cuando saltó el estado de alarma se encontraba rodando la serie El Cid, para Amazon Prime. Muchos proyectos para el futuro están ahora en el aire, pero él confía, por encima de todo, que después de todo este sufrimiento nos encontremos con una sociedad «más justa y solidaria, al igual que sus políticos».

«Esta situación de estar metidos en casa confinados no se nos va a olvidar nunca», afirma un actor comprometido con su oficio y también con su entorno. Por ello no duda en proclamar que «la primera manifestación después del confinamiento debe ser por el Mar Menor» porque «si seguimos así, en 2030 será una charca que apestará. No hacemos nada, los políticos no hacen nada», dijo durante la entrevista con lágrimas en los ojos, emocionado de recordar «Los Nietos, la playa donde he sido más feliz en mi vida. Tengo 48 años y el Mar Menor se está yendo al garete desde hace 50», lamentó.

El confinamiento ha dejado su sector, como otros muchos, en una situación agónica porque «casi el 100% de la profesión está en el paro y hasta que la gente se pueda volver a juntar para ensayar obras de teatro o volver a entrar a espacios con público, va a pasar tiempo». En la agenda de Dani Albaladejo hay varios proyectos, «pero ahora veremos si los podemos hacer. La serie que estoy rodando se reanudará correctamente, pero había un proyecto posterior y otro para una obra de teatro en octubre que ya veremos qué pasa». Y para que la cultura pueda seguir adelante reclama «que lleguen las ayudas a todo el sector. Hace un año conseguimos un hecho histórico, que fue la firma del Estatuto del Artista, que engloba a todos los artistas de este país, algo por lo que luchamos y hubo unanimidad, y donde se reconoce esa intermitencia laboral de nuestro oficio». A Dani Albaladejo le duele que se vivan momentos sociales «de ver quién grita más, de polarizar más, del rojo y el azul, del Real Madrid y el Barça. Pero la sociedad va mucho más por delante que la clase política. Por eso es el momento de escuchar a la gente que sabe de lo que habla».

A sus 48 años aún tiene muchas inquietudes. Una de ellas es trabajar de nuevo con otro murciano ilustre, el lumbrerense Ginés García Millán: «El sueño de los sueños después de la cuarentena sería hacer una obra con Ginés. La última vez que nos juntamos en un escenario fue en el año 2000 con La Fundación, de Buero Vallejo. El sitio donde queremos volver a reunirnos es el Teatro Romea de Murcia. Daría todo lo que tengo ahora mismo porque eso se produjera». Mientras tanto, coincide en El Cid con un joven valor de la Región, Jaime Lorente, uno «de los actores con más raza y más carisma que conozco, parece que lleva toda la vida en esto».