Interstellar (Rock Indiana, 2020), ha supuesto para Ross una odisea de varios años. Es verdad que Juan Antonio no ha estado cruzado de brazos, y ha compartido esfuerzos en otros proyectos (Bobito, Joaquín Talismán, Los Amigos de los Animales€), pero lo importantes es que su nuevo disco ya ha visto la luz. El resultado es un álbum ecléctico, un híbrido entre Supersonic spacewalk (1997) y Rossland (2001): «La fuerza y agresividad de uno con la psicodelia y la lisergia del otro fundidas en un solo trabajo», aclara su autor, un fuera de serie, un alquimista del pop, del que siempre cabe esperar algo grande.

En este disco, Ross se expande por el universo con canciones que tienen el don de la melodía, pero también el arrebato de las mejores guitarras eléctricas, de aroma clásico y absolutamente pop, en las que alude a lo efímero de las cosas (Look) y al paso del tiempo como catalizador para encontrarse a uno mismo (Do it!). También hay cortes dedicadas a su pareja (Sea windows) y algo que podría interpretarse como una especie de testamento (Taking off), entre referencias a Steely Dan, Stevie Wonder, Bowie, ELO y, por supuesto, a McCartney y Lennon (la obsesionada búsqueda de su propia Julia queda gratamente expuesta en My girl in a brand new home). En definitiva, un tratado de grandes canciones pop cuya portada indica el infinito. Ciertamente, todo suena a gloria en Interstellar.

P ¿Cómo llevas el confinamiento? ¿Con qué peli, libro, disco, serie se te hace más llevadero?

R Pues lo llevo muy bien, la verdad. A mí me encanta estar en casa, así que podría decir que esto para mí es mejor que para la mayoría de la gente... De hecho, se me pasan los días volando. Puede sonar raro, pero es que yo soy raro [Ríe]. Y nada, además de ir haciendo todo eso que queda pendiente, ordenar papeles o limpiar y reubicar cosas en la casa, ando leyendo El castillo, de Kafka, por una lado, y la biografía (semiauto) de Brian Wilson de los Beach Boys, Yo soy Brian Wilson y tú no. Pelis y series es a lo que menos tiempo he dedicado de momento. Si he revisado viejas películas sobre pandemias y cosas así, pero vamos, poca cosa: El último hombre vivo (1971), aquella con Charlton Heston que luego tuvo un remake con Will Smith que tomó el titulo original de la gran novela de Richard Matheson, Soy leyenda.

P ¿Qué ves desde tu ventana?

R Yo soy capaz de ver lo que quiero ver, pero veo gente asustada por un lado, y gente irresponsable por el otro. Es difícil tomar una postura coherente en todo esto..., equilibrada, ni muy cerca de la conspiración ni demasiado lejos de la realidad. Es complicado mantenerse en la sensatez y en calma, pero no queda otra.

P La pregunta viene al hilo de uno de los temas del disco, Sea windows, que está dedicada a tu chica, Mar. Háblame de esta canción.

R Sea windows habla de amor, pero principalmente de luz, de un faro que te guía cuando estás perdido, y sobre todo de cuidar lo que se tiene una vez que lo has encontrado. De ahí la frase: «Yo puedo ver tu luz desde mi ventana, y si llevo cuidado todo irá bien». En definitiva, desde mi ventana veo luz.

P Ha pasado un tiempo desde la publicación de Durante el fin del mundo (2012), luego sacaste el EP Ross Pop (2018), y casi tres años después llega Interstellar, una odisea de varios años, un largo viaje. ¿Qué ha provocado tanta demora?

R La demora quizá soy yo: no he tenido prisa. En realidad, no pasa nada si el disco sale hoy o no sale nunca... Esta entrevista es para promocionar algo que no va a vender suficientes copias como para provocar ningún cambio sustancial en mi vida en absoluto. El cambio que este disco provoca en mi vida ya lo ha hecho, es la obra en sí misma, el hecho de afrontar algo creativo y llevarlo hasta el final, algo que sale de tus entrañas. Evidentemente ha de ser compartido, pero esa es una cuestión que de un tiempo a esta parte ya no me preocupa; se ha convertido en un dialogo conmigo mismo, y ya no sé si tiene más sentido sacar un disco que el simple hecho de hacerlo, porque yo he terminado el disco, y eso es lo que me importa€ De manera que hasta que no se presentó la oportunidad adecuada, y esta fue con Rock Indiana, no sabía muy bien cómo hacerlo. Por otro lado, hacerlo suponía que yo de nuevo tenía que poner todo de mi parte, y a veces uno está en esa disposición y otras no. No había prisa, podía ser este momento o cualquier otro€ Donde sí había que dejarse la piel era en la creación. Esa sí es mi película.

P Interstellar es un disco lleno de colaboraciones, y parece también un resumen musical de anteriores trabajos. ¿Cómo lo describirías?

R Está lleno de colaboraciones porque tengo una gran cantidad de amigos encantadores que además son excelentes músicos, y todos ha venido a poner su sabiduría en las canciones. Sin ellos nunca es posible abarcar todo lo que quieres abarcar, y sirven además como apoyo incondicional y como estímulo. Aunque, de alguna manera, eso ha pasado en todos mis discos..., y yo luego he ido a poner algo en grabaciones ajenas.

Describirlo me cuesta y me fastidia realmente, aunque siempre tenemos que hacerlo, ¿no? Describir las cosas. Sí es cierto que yo creo que tiene cosas de Rossland, en cuanto a lo progresivo o como elementos de expansión, pero mantiene aquel pulso más cañero que tenía Supersonic specewalk. Quizá por eso lo veo como un hibrido entre ambos discos, pero evidentemente adquiere nuevos matices y evoluciones musicales, porque aquí he andado caminos que nunca antes había transitado.

P Constellations, por ejemplo, es una canción que suena diferente a todo lo que habías hecho anteriormente. ¿Qué te empujó a escribirla?

R Una afinación de guitarra. De alguna manera algunas canciones suceden por accidente, y aquella afinación estaba en mi guitarra porque el día anterior había ensayado con Emilio (Los Amigos de los Animales) en su casa y él tiene algunas canciones así. De forma que me puse a tocar en casa y tenía aquella afinación que no había probado nunca, y continué los pasos de lo que parecía un hilo melódico hasta que salió lo que hoy es Constellations. Lo demás llegó después. Las constelaciones son una movida espiritual que probé en cierta ocasión, buscando respuestas y equilibrio en la comunicación entre dos personas (mi hijo y yo). Puede que esta sea la base de que la canción terminara siendo lo que es€ El titulo venía genial para el conjunto del álbum, y la letra iba para él, para mi hijo, y era una especie de empujón, de estímulo positivo para que todo fuera hacia adelante, a mejor. Es una canción curiosa, y quise afrontar retos musicales que nunca antes había probado€ Estoy muy satisfecho.

P En las letras de muchas de tus canciones te inclinas por vivir el momento, carpe diem. ¿Es un signo de positividad, una actitud vital?

R En principio no tenemos más que el momento. Perhaps the time, el tercer corte del disco, habla de que todo en realidad, pasado y futuro, están realmente condensados en el momento presente. Y, bueno, de un poema de T. S. Elliot en el que está basada la letra. Pero sí, creo firmemente en vivir en el momento presente y creo en ese proverbio chino de no preocuparse demasiado tanto si hay solución como si no; las cosas son y ya está, y si puedes hacer algo, bien, y si no también. El ser humano tiende mucho al drama y al histerismo, y yo he llegado a un estado ameba que me viene genial; sin ser una ameba, por supuesto...

P En su momento nos adelantaste Do it!, que creo es una de tus canciones más personales, con un «no lo intentes, hazlo» que parece una máxima en tu vida.

R Do It! soy yo. Creo que es una canción que me define; me veo reflejado en ella como autor, como músico, como persona. Me veo a mí mismo. Hablo de mí en la canción, como triunfo de uno mismo, como vencedor, como alguien que termina por vencer al miedo y a la frustración y consigue brillar solo porque él siente que brilla, y se da cuenta de que al final lo único importante era justo lo que ha hecho siempre. Más allá de intentarlo, era hacerlo sin más, y es lo que he hecho siempre. Yo no he intentado hacer música, nadie me dijo que lo hiciera; yo lo he hecho, y eso es lo que me ha dado una forma de ser en este mundo, un carácter, una personalidad. Yo soy quien soy por mi música; es lo que he construido por mí mismo y por hacerlo sin más. En fin, toda esa película. El orgullo y el amor propio, que también hay que tener un poco de eso.

P Por cierto, lo de Interstellar tiene una historia anterior incluso. Fue un proyecto de banda que no fructificó, y este tema daba nombre al proyecto. Todo fue anterior a la película. ¿De dónde te viene tu afición al espacio?

R Pues sí, hicimos un proyecto de banda llamado así, y era porque yo ya tenía la idea de esta canción en mente, pero aquello se convirtió en algo inviable pero que dio forma a este disco y al que Emilio ha publicado como Los Amigos de Los Animales; o más o menos... A mí me queda el material más 'intergaláctico' ahí en reserva para más adelante... Y mi afición al espacio viene de mirar hacia arriba: sencillamente me parece flipante, me quedo boquiabierto. ¿De verdad no os parece algo fascinante? Y luego tengo la conciencia plena de que es mi hogar. Vivimos en el universo, la Tierra flota en él, somos del Sistema Solar, y para mí eso es como decir: «soy del Este, europeo, vivo en el Mediterráneo...», es algo así; tengo conciencia intergaláctica. Por otro lado, me produce muchísima curiosidad todo eso ahí afuera€ Y me encantan las películas de ciencia ficción.

P Después de haber escrito tantas grandes canciones, ¿has descubierto ya el secreto de cómo hacerlo?

R No hay secreto, uno adquiere pericia con el tiempo. Sé cómo enfrentarme a una canción, producirla, meterle el diente. Adquieres profesión en todo esto, y sé moverme en el mundo de las canciones. Podría hablarte de canciones, de cómo son, de tipos de canciones..., pero saber, saber, uno no sabe. Siempre hay un aspecto un tanto mágico, y sin eso nunca habría una canción más especial que otra. Hay que estar pendiente, al acecho, atento. Eso es la creatividad, saber encontrar esas cuestiones que no son solo pico y pala, y ponerlas al servicio de la canción€ Sin eso creo que el mundo de las canciones habría acabado entre Bacharach, McCartney y Wilson, por ejemplo.

P En tu trayectoria hay diversos momentos circulares, y ahora precisamente recalas en Rock Indiana, donde has estado antes con Rumor, pero nunca como Ross. ¿Se cierra un círculo?

R Para mí sí. Cuando José Esteban Martínez me llamó para presentar el libro Paciencia y humildad con Pablo Carrero, que es la historia de Rock Indiana, en el festival de Pop de Caravaca, me hizo mucha ilusión, pero más todavía cuando encontré en sus páginas que Pablo aludía a Ross como un artista que en su tiempo se le pudo escapar. Cuando hablamos después en Caravaca, le dije que tenía un disco grabado y que podíamos cerrar esa deuda, porque a mí también me hubiera gustado dar con Rock Indiana en su momento; creo que hubiera sido la disquera perfecta para Ross en los noventa, pero no se dio, por lo que sea. De forma que esto viene a cerrar un círculo, y me parece genial que así sea. Ross tendrá un disco en el catálogo de Rock Indiana, como tenía que ser.

P Se cierra el disco con My girl in a brand new home, que ya estaba en Ross Pop. Se trata de una canción de amor, con una curiosa historia en su gestación.

R Pero es diferente: primero, porque que está medio tono más aguda, y segundo porque el titulo incluye la palabra 'brand'. Esta canción viene a demostrar, o no, mi teoría de que las canciones están ahí, en el aire, en algún lugar, y los compositores tan solo somos catalizadores: las encontramos, tiramos de ellas y las ponemos en relieve, las traemos al mundo material. Mi chica y yo decidimos vivir juntos y buscamos una casa de alquiler, hicimos el traslado y, el día de la mudanza, cansado, todo lleno de cajas, diez de la noche, me senté un momento en la cama del dormitorio, vi la guitarra y pensé: «¿Cómo sonará la guitarra en esta casa?». Rasgue las cuerdas y aquello brotó todo de golpe y seguido. No es la primera vez que me ocurre. Mi chica pensó, claro, que qué hacía yo tocando la guitarra con todo lo que había que hacer todavía, y vino a pedir explicaciones. Yo le conté lo qué estaba pasando: me había encontrado una canción, y se la toqué. No pudo si no estar de acuerdo. Aquella canción estaba en aquella casa, que casualmente también había sido habitada anteriormente por músicos, y yo la había encontrado€ El título es evidente, y lo que cuenta no podía ser de otra forma. Yo quería hacer una versión con guitarra española, de modo que hice esta segunda versión y le añadí la palabra 'brand'. 'A brand new' es 'casa de estreno', dando también la casualidad de que, ahora que se va a publicar en disco, ella ha decidido comprar una nueva casa€ Esta canción ya, para siempre, formará parte de nosotros, y da igual que la escuchen diez, cien, mil o ninguna persona más, vale por ella misma toda una vida.

P A mí me suena muy al 'Álbum blanco', a Macca, a Blackbird, pero creo que tú la ves más Julia, de Lennon. ¿Qué hay de cierto en todo ello? ¿Guardas equilibrio entre tu admiración por Lennon y McCartney?

R Parece ?o esa es mi impresión? producto de mi obsesión particular por encontrar mi propia Julia, sí. Pues creo que mi ánimo entronca mejor con algunos aspectos internos de Lennon, pero guardo un equilibrio perfecto en mi admiración, ya no solo por Lennon y McCartney, sino por los cuatro Beatles. Admiro o valoro a los Beatles en su conjunto y a cada uno en la parte que aporta desde su estatus. Las luchas quedaron ahí, y el fenómeno 'Beatles' se debe a la proporción, a la conjunción de todos ellos, incluidos George Martin y Brian Epstein. No tengo ningún problema con esto, sino todo lo contrario.

P A veces pienso que un grupo como Ross goza de más reconocimiento en otros países que en España. Parece que aquí os cuesta salir del circuito de siempre. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué opinas tú de eso del 'malditismo'?

R El malditismo me gusta, y por otro lado me da lo mismo. Tampoco me preocupa lo de otros países, porque a la postre es lo mismo... Estoy acostumbrado a los halagos, merecidos o no, y que luego no se traduzcan en venta de discos. Me he acostumbrado a valorarlo desde mi propia perspectiva, y, como decía antes, al fin y al cabo la música es mi triunfo personal, y a estas alturas no tiene importancia si estoy en algún circuito o no, no me planteo un disco con la intención de conquistar ningún mercado, y casi te diría que me resulta hasta abstracto pensar cuál es el circuito adecuado, porque todo me parece demasiado subjetivo. Mi obra es un ejercicio artístico necesario para mí que luego pongo en circulación por necesidad de compartirlo. Nada más. El éxito está en eso, y no en si consiguen metas que otros suponen que debes tener.

P Supongo que estarás deseando presentarlo en vivo. Si en algo coinciden los aficionados es en destacar vuestras poderosas actuaciones, uno de los puntos fuertes de Ross. ¿Cuál crees que puede ser la clave o el secreto de un buen directo?

R Pues es verdad que hay muchas de estas canciones que ya las hemos probado en directo, pero sí, estamos con ganas de presentarlo en directo. Reunir al público y vibrar con él y ofrecer todo esto con la primicia del estreno siempre es emocionante, y es verdad que un directo siempre tiene algo de magia. Yo he aprendido por el camino, porque recuerdo cuando el directo no me salía tan fluido..., pero al final consigues coger el punto. La clave creo que está en cerrar los ojos, respirar y repetir mi mantra: «Haz lo que sabes hacer». Si eso funciona, todo funciona€ Se trata de ser honesto, de dejar que salga de ti lo que llevas ahí, y sentir que está saliendo realmente. Entonces funciona, pero si no hay trabajo de ensayo para que la parte técnica está atada, tampoco puede fluir de forma espontánea lo demás. Nosotros trabajamos bastante en el local para que la parte de magia pueda darse con soltura una vez estamos en el escenario.