Cada vez más, la personalidad de Parade se ha ido imponiendo. Ha pasado a ser un vehículo para dar salida a los escritos del yeclano Antonio Galvañ sobre la vida, las personas y lo divino. Es una gozada que prácticamente cada año tengamos algún álbum o novedad de este proyecto. En esta ocasión, para su noveno trabajo discográfico, La deriva sentimental, el alquimista Galvañ se muestra cada vez más de vuelta de todo, con unas letras que, como es habitual, no tienen desperdicio y a las que ponen voz Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin (Single), Jaime Cristóbal (Souvenir, J'aime), Charlie Mysterio, Las Kasettes, Kikí d'Akí, Alberto Montero, Marc Ribera y Laura Antolín (Doble Pletina), Alondra Bentley, Lidia Damunt, Teresa Jimeno (Espanto), Guillermo Farré (Wild Honey) y Paco Tamarit (Serpentina, Cápsula de Sueños). De hecho, lo raro en este disco coral es escuchar la voz de Galvañ, relegada sobre todo a hacer coros -menos en Esa música, que lanzó como adelanto- y, si acaso, en algún amago de dueto.

Pero, tras superar la sorpresa inicial, el disco ha terminado por convertirse en la cumbre de Parade. Y es que se hace muy difícil resistirse a esa tentación de fantasía inflamada sobre la que asoma con extrema nitidez su inconfundible estilo. Su referencia a la hora de elaborar este trabajo, por cierto, eran los discos de The 6ths, proyecto paralelo de Stephin Merrit, de Magnetic Fiields, de los que ha incluido una versión o, mejor, una adaptación -con su toque mágico- grabada como el resto en Intonarume y mezclada y masterizada por Guille Mostaza en Alamo Shock.

Parade ha adquirido la categoría de clásico indispensable y es una de las figuras más notables e imaginativas -con un mundo más particular- que ha dado el pop español en las últimas décadas, a la altura de Carlos Berlanga (con quien colaboró). Para nuestra fortuna, ahora sale de gira y esta noche se presentará en La Yesería de Murcia para mostrar en directo los cortes de este multicolor disco, eso sí, esta vez interpretados con su propia voz, para llevarte al cielo.

¿Cuál fue el propósito de crear La deriva sentimental ?

Pues fundamentalmente hacer un disco en el que mi voz no sea la protagonista. Tenía curiosidad por comprobar cómo quedaban las canciones en boca de otros, qué matices diferentes podrían darle otras personas a mis canciones.

No es algo frecuente... ¿Se te ocurre algún otro caso? Estoy pensando en Stephin Merritt?

Desde el principio pensé en The 6ths, de Stephin Merrit. Quería hacer un disco como los que hizo él con ese grupo. Canciones mías pero interpretadas por otras personas. Pero La deriva sentimental ha quedado un poco más ecléctico que los suyos, porque él daba una impronta muy personal a los arreglos e instrumentaciones. Yo me he ido adaptando a lo que me pedían las voces, y el resultado es muy diverso.

Por cierto, la única canción que no firmas en el disco es de Magnetic Fields. ¿Por qué te has empeñado en incluirla?

Es una versión que llevaba años en el cajón, que tocaba en directo en distintas versiones, y nunca me había atrevido a meter en un disco, quizá por la dificultad a la hora de cantar. Sin embargo, con Alondra Bentley fue todo muy fácil; tenía claro lo que necesitaba la canción desde el primer momento. Es una cantante superlativa. Por otro lado, me parecía muy bien traída la versión, porque el disco, como he dicho antes, está inspirado en lo que Stephin Merrit hacía. Doble homenaje.

Me da la sensación de que has construido una especie de puzzle.

Sí, yo lo tomé como una especie de paseo a la deriva por escenarios muy diferentes, intentando que, como en los puzzles, al mirar de lejos perdieras de vista las distintas piezas y encontraras la unidad.

Al principio se hace un poco extraño escuchar un disco completo y original de Parade sin la voz de Parade, aunque lo primero que soltaste fue Esa música , en la que cantas tú. ¿Era una especie de «ahora vienen las sorpresas»? Por cierto, Las Kasettes te dejaron un hueco...

Tanis de Jabalina y yo pensamos que sería lo mejor empezar con una canción cantada por mí para no despistar en exceso a la gente, y después, poco a poco, ir introduciendo las múltiples sorpresas; que han sido muy bien recibidas, por cierto. Sin embargo, los coros (menos en Esa música) los hago todos yo. En cuanto a Las Kasettes, al enviar la primera maqueta con mi voz para que se hicieran una idea, me dejaron solo algunas voces, por lo que no tuve más remedio que combinar mi voz con las suyas. Muy buena idea; el resultado es espectacular.

¿De qué deriva hablas en el título del disco?

Me planteo el disco como un ir y venir sin rumbo por una casa cuyas habitaciones están decoradas de muy diferente manera. Así se lo dije a Federico Granell, el pintor asturiano que me hizo los dibujos para el disco, y lo supo interpretar de una manera preciosa. Creo que es una de las portadas más bonitas que me han hecho, y se disfruta especialmente en la versión en vinilo del disco.

¿Tenías claro desde el principio para quién iba dirigida cada una de las canciones? ¿Cómo se hizo la selección de los colaboradores?

Las canciones estaban todas hechas antes de pensar en el colaborador; fue una idea posterior a la composición. Me puse a pensar en los amigos cantantes y músicos que he hecho a lo largo de los años, de los cuales era fan incluso antes de conocerlos, y me salió una lista con doce o trece artistas. Después fui pensando en qué canción le iba mejor a cada uno, y les fui escribiendo y proponiendo la idea. Afortunadamente, todos participaron encantados, y creo que el resultado ha superado todas mis expectativas.

Lo importante sigue siendo la canción, pero ¿cómo define la canción pop Parade?

Una buena canción pop es algo que se puede cantar o tararear, una melodía que se te queda pegada y un estribillo que te despiertas canturreando sin darte cuenta durante un tiempo; y si, además, esa melodía tiene una letra interesante, conseguimos el bonus. La canción pop perfecta. Por supuesto, canónicamente la canción pop estándar viene de los sesenta, del modelo que trazaron los Beatles, con su sucesión de estrofas, estribillos y puentes, pero eso algunas veces se puede obviar y sigues teniendo una buena canción pop. Últimamente este concepto está bastante superado, porque las canciones pop actuales son una sucesión de ganchos melódicos o rítmicos uno detrás de otro, intentando captar sin parar la atención de unos oyentes cada vez mas distraídos. No es mi caso. El pop de La deriva sentimental es pop al viejo estilo.

¿Cómo se conserva el sello propio de unas canciones aunque estén cantadas por otros?

En un principio intenté que la producción fuera toda en un mismo sentido, usando determinados arreglos, pero después me di cuenta de que ese no era el camino, que cada pista del disco requería una manera diferente de hacer las cosas, así que creo que lo que le da bastante coherencia es el buen hacer de Guille Mostaza en la mezcla, que ha conseguido un sonido bastante homogéneo pese a lo distintas que eran las canciones.

¿Has cambiado arreglos después de recibir las voces?

Pues sí, bastantes. En Letras, canciones, literatura, la voz de Teresa Iturrioz le da una gravedad y una intensidad que al principio no estaban en los arreglos, y tuve que ir cambiando para adaptarme a lo que me pedía su voz. Otras veces era el cambio de tono, de ser cantadas por mí a hacerlo otra persona me llevaba a que cambiara un instrumento por otro. Ha sido una labor de ir encajando piezas poco a poco en el puzzle, como decías antes. Sin embargo, algunos cantantes me decían que no las tocara mucho, que les encantaba el sonido de la maqueta. Recuerdo a Teresa y Luis de Espanto diciéndome que no tocara mucho el arreglo, que estaba bien así. Y eso hice.

¿Aquí no has buscado tanto la experimentación? ¿Haces las canciones que te gustaría escuchar?

Este es un disco de canciones pop en el más estricto sentido de la palabra, tal como he dicho antes. De pop clásico con estribillos. La experimentación ha sido, como mucho, en la forma, pero no en el fondo.

Leí en una entrevista que decías que te gustaría que la vida fuera como en las películas, con un final feliz.

¿Y a quién no? Que lo pases un poco mal de vez en cuando, pero que tengas un final feliz, con un 'The end' saliendo por detrás mientras besas a la protagonista. Desgraciadamente, sabemos que no es así, pero la idea de la canción es esa. Como la escena final de La rosa púrpura del Cairo.

En este disco hay menos ciencia ficción y sí mucho de emociones, sentimientos. ¿Qué perseguías?

En el anterior disco, la influencia del fantástico, el terror y la ciencia ficción estaba más marcada, por lo que, al hacer este, intenté no repetirme demasiado en cuanto a temática. En el próximo ya toca.

El futuro no es una mancha en la pared, cantaba Kiki D'Aki. ¿El futuro en estos momentos lo ves más como distopía? ¿Hay esperanza?

Intento ser optimista; me gustaría que el futuro mejorara el presente, pero desafortunadamente parece que vamos camino de la distopía, con unos dirigentes más centrados en el cortoplacismo y en los mensajes simples que en reconocer que, por ejemplo, climáticamente, estamos en una situación de emergencia. Y que las soluciones no van a ser simples.

¿Tu hija oye tus discos? ¿Qué le parecen?

Mi hija es bastante fan, sí. Y eso me alegra. Pero también tiene su propia opinión en cuanto a la música que le gusta, cosa que me parece perfecto. Algunas veces chocamos -como debe ser-, pero tiene muy buen gusto.

Parade sale de gira para presentar el disco, y tendrá que cantar con su voz las canciones que han cantado otros. ¿Cómo lo resuelves? ¿Qué formatos vas a manejar? ¿Parade es ahora más Parade?

Al hacer las canciones para directo hemos preparado algunos arreglos nuevos que no intentan calcar los del disco. Creemos que dar sorpresas es muy interesante a la hora de plantear el concierto, en eso estamos de acuerdo Eduardo, Jesús y yo. Este sábado sonarán una buena parte de las melodías de La deriva sentimental, pero también un montón de canciones de todas las épocas de Parade.

¿Podemos decir que Parade está en el buen camino, como canta Kikí d'Aki en tu disco?

Ojalá que este sea el buen camino. Llevo perseverando en él durante bastante tiempo, con mucha ilusión y determinación.