En marzo de 1957, un manifiesto con la firma de José Ayllón marcaria para siempre el panorama pictórico español. Aquel texto sirvió de acta fundacional de El Paso, un colectivo de artistas e intelectuales unidos por un objetivo común: poner fin al ‘letargo artístico’ del país tras la Guerra Civil y cambiar lo formalmente establecido desde aquellos primeros años de la segunda mitad del siglo XX. Para ello, y con el fin de sumarse a las innovadoras corrientes de la época que se desarrollaban en Europa y Estados Unidos, no dudaron en importar la tendencia de ese momento, el informalismo, dejando de lado el academicismo y sus estrictas imposiciones.

Así, tras aquella firma -y logo, obra de Antonio Saura-, se mostraron talentos de la talla de Rafael Canogar, Luis Feito, Juana Francés o el propio Saura; creadores, todos ellos, presentes en una muestra inaugurada este jueves en el Centro Cultural Las Claras de Murcia bajo el título El Paso. El arte como lucha. En total, la exposición -que corre a cargo de la Fundación Cajamurcia y permanecerá abierta hasta el 12 de abril- reúne más de cuarenta obras de la decena de artistas precursores del informalismo español, con piezas de los cuatro artistas ya citados, así como de Manuel Millares, Manuel Rivera, Pablo Serrano, Antonio Suárez, Martín Chirino y Manuel Viola.

Con ese espíritu renovador y la imperante necesidad de vigorizar la estructura artística del país, El Paso consiguió «romper con la tradición» en años de fuerte conservadurismo. Así lo recordó María Toral, comisaria de la muestra, en una rueda de prensa en la que aclaró que estos maestros usaron el arte abstracto como «rebeldía» ante el movimiento artístico aceptado por el franquismo: el academicismo figurativo. «Fue una lucha por el canto de la libertad que no existe», concluyó Toral.

Frente a los artistas contemporáneos españoles en el exilio, recordó la comisaria, este colectivo prefirió introducir las últimas tendencias, sobre todo el expresionismo abstracto de Pollock y el informalismo francés, en una España gobernada por un régimen que aprovechó este movimiento de forma «propagandística». En este sentido, Toral indicó que El Paso consiguió un «gran éxito de crítica» en la Bienal de Venecia de 1958 y expuso en los museos MOMA y Guggenheim de Nueva York, así como en el de Artes Decorativas de París, pero optaron por disolverse al comprobar cómo el gobierno español intentaba utilizar sus obras para intentar abrirse al mundo.

Las obras

En cuanto a las piezas que ya pueden verse en Murcia, la experta detalló que las obras proceden de varios museos y, sobre todo, de colecciones privadas y de familiares de los artistas, por lo que, advirtió, muchas de ellas son difíciles de poder ser vistas por parte del público. Además, esta improvisada colección es bastante ilustrativa de lo que fue este grupo. Influenciados por el expresionismo abstracto, El Paso creó un nuevo concepto de espacio pictórico que se diferenciaba del europeo por su intensidad, sus grandes contrastes y su gran carga de dramatismo, siendo una pintura más profunda y más mineral, que evocaba la piedra e integraba trozos de trapos y barniz, según el catálogo de la exposición. Los creadores arañaban el lienzo, perforaban e incluso llegaban a quemar sus cuadros, compartiendo, además, las referencias de la pincelada de Velázquez, la austeridad de Zurbarán o la intensidad de Goya.

El Paso impregnó su carácter español al informalismo, un movimiento que aglutinó a este grupo tras su viaje a París. Los colores grises, negros y marrones de sus paletas recuerdan a La España negra de Gutiérrez Solana, en quien se inspiraron para representar la opresión que les rodeaba. El cuadro se convertía en un lugar de reivindicación, pero también de acción gracias a las técnicas que introdujeron en el país, como el dripping y el color field, y a nuevos aportes de arpillera y malla metálica, sobre los que aplicaban de forma enérgica arena o trabajaban con el volumen del empasto para cuestionar la planitud del soporte.

También participó en la presentación el catedrático de Historia del Arte Contemporáneo Cristóbal Belda, quien incidió en que estos artistas formaban parte del «exilio interior», y destacó el «valor, la arrogancia y el sentido del riesgo» de este grupo, que «luchó contra una España atrasada» a través de la «neoilustración». Finalmente, Belda consideró que esta muestra viene a hacer «justicia» a la primera exposición que Murcia acogió en 1958 de integrantes de El Paso, que tuvo lugar en el Casino y en la que se destacó «más las personalidades que asistieron a su inauguración que a los artistas en sí».