Han pasado diecisiete años desde que lanzaron su primer disco, y trece desde que nacieron, gracias a su primer gran éxito, sus 'tortugas'. Maldita Nerea llega con su octavo trabajo, Un planeta llamado nosotros, un álbum en el que vuelven a proponer «como deporte de riesgo en la era de la velocidad» canciones de amor propio y de filosofía. Temas que no buscan las reproducciones, sino la profundidad; transmitir un mensaje, a través de la música. Porque su líder, Jorge Ruiz, lo tiene claro: «No puedo comunicar otra cosa más que la que soy». Maldita Nerea nació como una marca tras la que se escondió el cantante murciano -que estará esta tarde en el Fnac de la Nueva Condomina de Murcia firmando discos- para que el peso lo llevaran sus canciones. Ruiz conserva la humildad «de un niño» mientras Maldita Nerea avanza, se actualiza, pero lo más importante: mantiene su esencia.

Maldita Nerea llega ya a su octavo disco. El primero, Cuarto creciente , en 2003; ahora Un planeta llamado nosotros , 2020. ¿Cómo ha cambiado Jorge Ruiz?

Hemos ido actualizándonos conforme iban llegando las mareas. Al final, la única manera de seguir tanto tiempo es con eso, con una actualización constante de tu esencia, de lo que tú eres. Nosotros proponemos, como deporte de riesgo en esta era de la velocidad, canciones de amor propio y de filosofía. Seguimos vivos, muy vivos, eso quiere decir que algo de interés deben generar las canciones y algo de valor aportan para que, yendo en una dirección tan peculiar, sigamos conectando con la audiencia, incluyendo la más joven.

Ha mencionado una evolución de su esencia. Pero pienso que una cosa bonita de su música es que su 'marca' sigue estando desde sus primeros discos hasta hoy día, que escuchas una canción y en seguida reconoces el sello 'Maldita Nerea'. Siguen siendo los mismos.

Sí, a ver, hay evolución, entiendo lo que quieres decir, pero creo que es más acertado decir una actualización natural. Para que nos entendamos, un árbol se actualiza en cada estación para sobrevivir, pero sigue siendo el mismo árbol. Es lo que trato de hacer, no puedo comunicar otra cosa más que la que soy; pero como músico y como persona que quiere evolucionar me obliga, por aquello de la escucha, el estar conectado a una audiencia tremendamente cambiante. En ese aspecto, hago lo que puedo para ser coherente con esa esencia de la que hablas.

De hecho, vemos que los gustos del público están cambiando mucho. Parece que ahora el trap y el reguetón se están poniendo por delante del pop de siempre. ¿Ha notado un menor interés por su estilo musical?

Realmente no es cuestión de un estilo u otro, es cosa de modas, y modas siempre habrá. Entonces, lo que yo veo importante es que tú no varíes en función de las modas, sortear ese oleaje te hace más fuerte. Yo respeto mucho esas modas, pero veremos a ver cuáles se quedan. Desde que empezamos hasta ahora ha pasado de todo, incluyendo un cambio copernicano en la música, que es el streaming y la escucha de los dispositivos móviles. Y toda esa transición la ha vivido Maldita desde el principio, nosotros empezamos con la llegada de Youtube a España, ¡imagínate!, y ahora la vida sin móvil sería, para muchos, catastrófica. Vivir toda esa transición, creciendo, ha sido ciencia ficción para mí.

¿Ha sido un camino difícil?

Sí... bueno, es donde tienes que centrar el foco una vez que ya ves que una cosa es lo que ponen los medios y otra cosa es lo que el medio, el streaming, tiene. No es lo mismo Youtube que Spotify, este segundo es, para nosotros, lo más parecido a la radio. Y nosotros hacemos canciones para que suenen en la radio, la parte visual la relegué por lo que fuera, me escondí detrás de la marca 'Maldita Nerea' y una tortuga para llevar una vida normal y que llevaran el peso de la atención mis canciones. Y ahora, en 2020, necesitas mucho streaming, si no, no te sostienes. Ya viramos en esa dirección en 2017 con Bailarina. Me centré, dije «aquí lo que importa es que la gente nos lleve consigo», no tanto el número de visitas, lo importante es lo cualitativo. Para qué quiero doscientos mil comentarios en los que me están poniendo a parir... prefiero tener doscientos que hablen de la profundidad de lo que estamos hablando, e igual que yo me he sincerado en la canción, ellos se sinceren en sus comentarios. Medir esa intensidad es imposible, pero nosotros vamos por ahí... las batallas de velocidad las tenemos perdidas, no son las nuestras.

¿Se ve 'cayendo' en estos nuevos estilos musicales?

Yo no sé si el día de mañana seré capaz de hacer una base rítmica menos orgánica, pero que tenga fondo. Por ejemplo, hay una canción en el disco que se llama La espera que no tiene batería, es una base electrónica. Y no me lo imaginaba al principio de la grabación, pero al final la producción nos llevó allí, y seguimos siendo nosotros. Entonces ese es el punto, aceptar un poco esa evolución del espectro sonoro de la audiencia y tratar de, siendo coherentes, seguir ahí. Mientras exista la palabra, el mensaje para el oyente, da igual el estilo.

Dejar un mensaje con su música es lo que Maldita Nerea busca con cada tema, ¿no?

Claro, porque si tiene palabra, no sé, di algo, ya que tienes la oportunidad. Otra cosa es que tengas el objetivo de entretener, únicamente, ahí no hay más, es un pasatiempo y ya está. Pero nuestra intención no es entrar en la guerra de las playlists, ahí hay una supermega batalla, esas playlists determinadas que las escuchas por volumen, en una fiesta... está perfecto, pero esa no es nuestra intención. La nuestra es que, en un momento de soledad, disfrutes de ti mismo a través de nuestra música. Es más profundo, ni mejor ni peor. Y la profundidad hay quien la busca y hay quien no, pero nosotros vamos por ahí, ese es nuestro recorrido. Y conseguirlo se ve el día del concierto.

Me ha comentado hace un rato que se escondió tras la marca 'Maldita Nerea'. Siempre he tenido esa curiosidad, ¿por qué 'Nerea'?

Nerea es el nombre que le di a la música, porque era un nombre que me gustaba mucho, de pequeño no conocía a nadie que se llamara así. Y hay una historia curiosa detrás, porque Nerea significa 'nio mía', y yo no lo sabía. Entonces, yo se lo puse a la música y dije 'maldita' porque esto es una pasión de la que no te desprendes. Pues fíjate las vueltas que da la vida, yo cuando fui padre por tercera vez de mi hija, de todos los nombres del mundo, le pusimos Mía, sin ser conscientes... mira qué círculo más bonito. Y 'mía' significa 'la elegida', es una de esas cosas curiosas y rocambolescas que he necesitado veinte años para darme cuenta. Pero bueno, no hay más detrás del nombre Maldita Nerea, simplemente yo no quería llamarme cantautor, no me considero como tal y no me encuentro bien cantando solo. Yo prefería un equipo con una marca, y al final fue Maldita, y ahí estamos.

Y ahí siguen. Volviendo a Un planeta llamado nosotros , han presentado hace una semana el videoclip del segundo single, Dos besos después , una canción proamor. Tan acostumbrados a canciones de desamor, da gusto una positiva. Además, tienen el concierto en Madrid el 14 de febrero, Día de los enamorados... todo gira en torno al amor.

Te cuento, nosotros hacemos canciones de amor propio. Es imposible querer a alguien bien, en el sentido pleno de la palabra, si tú no te amas bien. Es una máxima de sabiduría muy antigua, no lo estoy descubriendo yo ahora. La gente tiende a pensar que el amor verdadero no existe, el amor puro, cuando eso no es cierto. Por ejemplo, es fácil verlo en los niños, un amor totalmente pleno. Y eso existe también en las parejas, lo que pasa es que nos confundimos por el camino. Dos besos después está hablando del viaje del héroe, es muy interesante...

Cuénteme.

Es el viaje que todos tenemos que hacer, una búsqueda, un recorrido vital. Es la historia de historias, de la que habla toda la literatura, la música, el cine, es la Ilíada, es Indiana Jones, es Harry Potter... todo es el viaje de lo conocido a lo desconocido. Es un tema que yo utilizo mucho en las conferencias en referencia a los niños, que tenemos que dejar que viajen hacia dónde se dirige su desarrollo y la escuela no permite esos viajes. Entonces, en un momento dado, yo estaba buscando escribir sobre eso, y para bajarlo a la tierra, preferí identificarlo en una pareja que se encuentra y supera todos los miedos y obstáculos, porque quieren estar el uno con el otro... porque se dicen «tú eres mi viaje». Y ese 'superar obstáculos' lo vemos, por ejemplo, en el videoclip, en la escena del principio en la que no se entienden... la cual no está forzada, por cierto, es natural, porque la actriz es rusa y no hablaba español, y el chico no hablaba inglés. Por eso es tan creíble.

Una canción cuyo mensaje es que el amor lo supera todo.

Sí, al pop le gusta mucho hablar de la falta, de la ausencia, de la herida... y nos llama la atención. Es normal, es como cuando un niño llora, vamos corriendo a ver qué ocurre, pero si nos dice que está bien no nos llama la atención. Pues nosotros eso, estamos bien. Es más difícil, pero es lo que hacemos.

El otro single fue Extraordinario , en la que estuvieron trabajando con personas con discapacidad intelectual. ¿Cómo fue esa experiencia?

Eso fue un regalo de la vida. Me ofrecen participar en un viaje único donde cinco deportistas con discapacidad intelectual, con apoyo de un equipo, van a hacer la Transpirenaica, que es una de las diez pruebas más duras del mundo de Mountain Bike. Es extrema. Y me invitaron para hacer tres etapas hasta que me fuera a Japón a rodar el videoclip. Y dije «vale, me gustan las bicis, hago bici regularmente... pues me voy con ellos». No sabía dónde me estaba metiendo... es una prueba muy dura y exigente, y, sin embargo, pedaleando al lado de ellos, vi que no solo no tenían ninguna queja, sino que estaban disfrutando, como si estuvieran tomando café o en la playa [risas]. Cuando yo estaba a punto de morir, me pongo al lado de uno de ellos, de Antonio, y le veo tan feliz que le dije «eres el capitán general, tío». Y de ahí salió. Todos tenemos capacidades diferentes, es literal, y con el apoyo necesario podemos hacer lo que nos propongamos, porque el ser humano es un ser extraordinario. Todos.

Da mucho gusto la humildad que se le nota al hablar, Jorge.

Muchas gracias, es la de un niño. ¿Has visto que los niños hablan así, como si nada tuviera importancia? Pues es igual, es que no la tiene.

Van a ofrecer dos conciertos en Murcia, en mayo. Supongo que la respuesta del público de casa siempre se siente diferente, ¿no?

Aparte del cariño de la gente, que yo no me puedo quejar, siempre lo he tenido, desde el minuto uno, es que yo me siento diferente. Ese punto de estar en tu casa, en tu raíz, no lo sé describir, pero es importante sentirlo, de mí hacia ellos y de ellos hacia mí. Allí en Murcia puedo contar cosas que en otros sitios no puedo, porque estás más cerca... Y no solo en los conciertos, el sábado tengo una conferencia de educación en el Víctor Villegas y estoy hasta nervioso, porque es tu gente... es como 'a ver qué les vas a decir, no digas tonterías, son maestros, son personas influyentes'. Lo vivo de una manera muy intensa.

La última vez que actuó en la Región fue en diciembre de 2018 con la sinfónica. ¿Va a volver ese formato?

Pues mira, tenemos un proyecto que es volver a hacerlo, pero no sé si en Murcia... aunque allí salió muy bien; Alicia Morote, murciana, hizo un trabajo absolutamente increíble y lo digo con el orgullo de haber podido trabajar con ese talento que, encima, es de allí, de la tierra. Pero me gustaría volver a repetir el de Madrid, en un recinto más grande, porque tocamos en el Teatro Circo Price y a mí se quedó un poco pequeño. Me quedé con la espinita de haber llenado un recinto más grande, donde estemos todos más cómodos. Vamos a ver si podemos hacerlo, porque tocar con una sinfónica es muy complicado, pero ojalá.