Los pronósticos eran evidentes, y se sabía que la de ayer sería una noche para el dolor y la gloria. Pedro Almodóvar fue el gran triunfador en la gala de los Goya que se celebró ayer en Málaga, al conseguir los premios más importantes de la noche, mientras que Alejandro Amenábar, su gran rival con Mientras dure la guerra, se quedaba con las categorías más técnicas.

Almodóvar, «conmovido», recogió el premio a Mejor Dirección, Mejor Guion Original y a Mejor Película por Dolor y gloria, dedicando su discurso al cine, «la experiencia más importante de mi vida», un arte para el que pidió más «protección por parte del Estado».

Marta Nieto se quedó a las puertas del sueño de convertirse en la primera murciana en lograr el Goya a Mejor Actriz, al que optaba por su papel en Madre, un premio que recayó finalmente en Belén Cuesta por La trinchera infinita.

A pesar de no alzarse con la estatuilla, la nominación ya parecía suficiente premio para la actriz murciana. En la alfombra roja, Marta Nieto aseguraba que solo podía dar las gracias y tener palabras de gratitud para toda la gente que ha confiado en ella y por todo lo que ya ha conseguido gracias a esta película. Además, recordaba que con el largometraje Madre y esta nominación se cerraba un círculo. «Hace justo un año estábamos en los Oscar con el cortometraje y, además, Málaga tiene que ver mucho con la película», recordaba la actriz murciana antes de que comenzara la gala.

A pesar de no llevarse el Goya, Madre ya le ha dado muchas satisfacciones a la actriz, quien consiguió hace unos días el premio Feroz a Mejor Actriz por este papel y el León de Oro en la Mostra de Venecia, como recordó Mariano Barroso, presidente de la Academia, durante su discurso en la gala de los Goya.

Y aunque desde el principio partía como una de las favoritas, ella no se sentía como tal: «La verdad que lo veo difícil, pero es lo bonito de la noche, que hay un misterio y no hay nada claro. Los favoritos... eso es relativo, en realidad, yo creo que está muy complicado», comentaba Nieto al periodista Carlos del Amor en La 1 de TVE.

Además, aprovechó para lanzale un mensaje al presidente del Gobierno también desde la alfombra roja. Ojo y tiempo para la cultura, «porque hace falta; y eso significaría dinero para hacer películas dignas. Que se apoye al cine español desde todas las instituciones», aseguró.

La murciana competía con una veterana en nominaciones -doce en total- a los Goya, Penélope Cruz, que optaba al premio por su papel en Dolor y gloria; con Greta Fernández, por La hija de un ladrón, y con Belén Cuesta, por La trinchera infinita, quien finalmente se lo llevó.

La noche de Banderas

Histórica fue la noche para Antonio Banderas, que por fin consiguió el sueño de conseguir un Goya -solo tenía el honorífico-, y lo hizo en Málaga, su tierra. «Me había preparado un discurso, pero no lo voy a leer, se llamaba 'discurso improbable'. Si mi cardiólogo está viendo esto, estará flipando porque tengo el corazón en la boca», dijo, al recoger el premio, y recordó que hace tres años que sufrió un ataque al corazón. Banderas dedicó sus palabras principalmente a Almodóvar: «He aprendido tanto de ti, en el cine y en la vida, ha habido lecciones extraordinarias... los mejores trabajos los he hecho contigo», añadió el actor.

Alberto Iglesias se alzó con la estatuilla a Mejor Composición por Dolor y gloria, en la que ha participado la arreglista murciana Alicia Morote. Por cierto el compositor acaba de batir su propio récord (y el nacional) de Premios Goya acumulados al sumar el número once por la espectacular composición de la cinta de Almodóvar.

Eduard Fernández se llevó el Goya a Mejor actor de Reparto por Mientras dure la guerra, mientras que la Mejor Actriz de Reparto fue para la veterana Julieta Serrano, que a sus 86 años recibía su primer Goya por Dolor y gloria y quien recibió uno de los más largos aplausos de la noche.

La Mejor Película de Animación fue para Buñuel en el laberinto de las tortugas y la Mejor Película Europea, la francesa Los Miserables. Ara Malikian, una vida entre las cuerdas se llevó el Goya a Mejor Documental.

El momento más emotivo de la noche lo protagonizó la gran ausente, Marisol, cuyo Goya de Honor entre fuertes aplausos y todo el auditorio en pie lo recogieron sus tres hijas.