Haciendo un guiño al pasado y tomando como punto de partida el siglo XIX, la galería Two Art de Murcia repasa estos días -y hasta el 11 de enero- a través de más de treinta obras cómo en diferentes épocas los artistas se han enfrentado a la figura de la mujer. Centrándose en el retrato como principal medio de acercamiento, y con una selección que muestra a su vez, de manera colateral, la evolución, no solo de la mujer, sino también de la propia pintura a lo largo de estos años -con un variada representación de diferentes periodos hasta llegar a la actualidad-, el espacio que regenta la historiadora murciana Eva Hernández en la calle Acisclo Díaz presenta Ladies. 37 mujeres y un pollo.

«La imagen de la mujer a lo largo de la historia del arte es reflejo de cómo su presencia en la sociedad ha ido cambiando, desde un momento en el que permanecía absolutamente ajena a cuanto pasaba a su alrededor hasta su apertura intelectual, ya en pleno siglo XVIII, con aquellas primeras reivindicaciones de sus derechos y aquellas voces comenzaron a hablar del concepto de igualdad de sexo», contextualizan desde Two Art. No obstante, desde la galería remarcan que, «en cualquier caso, la percepción que siempre ha llegado de su esencia ha estado filtrada por la mano del hombre».

Ese concepto de lo femenino queda así reflejado en Ladies con notables ejemplos de diferentes épocas, países y regiones, «cada uno con sus propias peculiaridades políticas, sociales y artísticas, de manera que en conjunto configuran un mapa de gran riqueza y diversidad visual que ofrecen una visión perfectamente clara de cómo el rol de la mujer ha cambiado del mismo modo que también lo ha hecho la pintura, desde el expresionismo, el simbolismo y el art decó, hasta el academicismo, el post-impresionismo, el realismo ruso y las más recientes expresiones neofigurativas, realismo e hiperrealismo, de la mano de 22 artistas de diferentes siglos y generaciones».

Desde el retrato de una Magdalena, cuya mirada alzada recuerda a esas formas equilibradas del más puro clasicismo de la escuela francesa, o aquellas antiguas escenas costumbristas de jóvenes huertanas que son usadas para reivindicar el valor de lo tradicional, como hicieron los murcianos Alarcón y Cárceles y Manuel Picolo en la década de 1880, hasta exquisitas escenas de la Belle Epoque con un espectacular retrato de Ignacio Zuloaga, junto con la sobriedad de Anton Gojmir Kos, figura clave del arte esloveno y pionero de la fotografía de su país; o el belga Karel Theunissen, quien durante largo tiempo estuvo pintando con el propio Van Gogh. Así, hasta llegar al siglo XXI con una generación de creadores que «ya no ven en la mujer ningún síntoma de inferioridad; la miran con respeto y así la representan». Hablamos de Antonio Lara, Pepe Baena y Antonio Mateos, desde un enfoque más realista; de la neofiguración de Sacris y Felipe Alonso, o de las piezas que aportan a la muestra Pablo Schugurensky -un retrato de Frida Khalo-, Marcos Rey y Javier Arizabalo, «cuya maestría y dominio técnico sorprenden por traspasar los límites de la propia realidad», señalan los organizadores de la exposición. Como punto final, destacan las «dramáticas figuras, casi contorsionistas» del granadino Juan Palomares. En definitiva, treinta y siete retratos de mujeres «que ya no necesitan de la sombra de ningún pollo», asegura Hernández. Y sí, esto es literal: la muestra la completa un pollo -más bien, gallo-, que ayuda a acentuar el propósito de la muestra.