Tienen una larga lista de álbumes en la mochila, y más carretera de la que han aguantado muchos grupos nacionales. Pero conservan todavía el recuerdo de aquellos chicos que grababan sus primeras maquetas en Zaragoza. «No nos conocía nadie, hacíamos lo que se nos ocurría. Y, disco a disco, lo hemos seguido haciendo», cuenta Juan Aguirre, guitarra de Amaral, que hoy presenta en el Palacio de los Deportes de la Región de Murcia su nueva referencia, Salto al color, octavo trabajo de estudio del dúo maño. Tras el paseo por la oscuridad de Nocturnal, su anterior pieza, el grupo se baña ahora en nuevas tonalidades con un disco en el que buscan -dice su cantante, Eva Amaral-, aquello que nos conecta como personas.

P ¿Llevaban todo este tiempo en el blanco y negro?

R Eva Amaral: [Risas] Todo este tiempo no, pero quizás el disco anterior sí que era en blanco y negro. Era una apuesta por la nocturnidad, por sacar esas luces y sombras que había en las canciones. En realidad, todo el disco de Nocturnal era una búsqueda de la luz. Llegamos hasta ella, y vinieron los colores de Salto al color.

P Habla de saltos, ¿la música no admite vértigos?

R Juan Aguirre: La música es para sentir vértigo y muchas otras cosas. El vértigo de encontrarte delante de una hoja en blanco al escribir una canción, o de cuando estás en el estudio buscando un sonido. Pero, si no hay vértigo, no hay emoción. Estoy tomando el término como a mí me da la gana, no sé si te das cuenta... [Risas].

R E. A.: Yo creo que toda evolución es una combinación de vértigos y de cómo los superas. También de inconsciencia, de hacerlo sin ninguna presión. A fin de cuentas, no es más que música, puedes experimentar todo lo que quieras.

P Asegura la crítica que en este disco han dejado de lado la protesta, pero yo veo un álbum bastante social...

R E. A.: Sí, la verdad es que el disco es reflejo de su tiempo. Muchas veces lo que tienes alrededor se cuela en las canciones como en una fotografía. Cuando haces un retrato, está el primer plano, pero a lo mejor en el segundo estás viendo algo que te dice mucho sobre la sociedad. Yo creo que en este disco hay profundidades que cuentan otras cosas.

P Por ejemplo, en Soledad. ¿Qué nombres les pasaban por la cabeza cuando la escribían?

R E. A.: 'Soledad' para nosotros era el nombre propio de una mujer que son todas las de la historia. Esas que han hecho que ahora vivamos en una sociedad más igualitaria, y que nos han ido pasando el testigo de su lucha. Recogemos ese testigo para que esas batallas diarias no hayan sido en balde.

P Hubo un tiempo en el que los artistas huían de ese tipo de posicionamientos feministas...

R E. A.: Cuando tomas una postura en algo, sea la que sea, siempre va a haber una crítica. Por eso es mejor que estés donde crees que debes estar.

R J. A.: En ese sentido, nosotros siempre fuimos una banda que no se acomodaba a los clichés preestablecidos. Yo conocí a Eva tocando la batería, que es un instrumento tradicionalmente masculino. Había riffs bastante potentes que tocaba yo, pero que se le habían ocurrido a ella, y nos intercambiábamos los papeles. Luego, cuando salimos fuera de nuestra burbuja, el mundo exterior sí que nos puso una serie de tópicos sobre lo que debíamos ser cada uno.

P Eran tiempos en los que hablaban de amores tóxicos. ¿Se replantearían hoy temas como aquel Sin ti no soy nada?

R J. A.: No.

R E. A.: A ver, Sin ti no soy nada hablaba de un amor muy destructivo y dependiente, pero es que en ese momento nos sentíamos así. Si no cuentas esa historia, parece que no existe. Y es que lamentablemente existió y lo sigue haciendo. Ahora somos mayores...

R J. A.: Tampoco planteábamos que Sin ti no soy nada fuera un ejemplo a seguir. Simplemente es un sentimiento. Y, si propició un debate, bienvenido sea.

P La canción que no generará muchos será Juguetes rotos. Hablan de los dirigentes como una suerte de «psicópatas».

R E. A.: [Risas] Lo ideal sería que esas personas que están gobernando el planeta fueran seres superiores. Pero, ¿y si no lo fueran? [Ríe]. ¿Y si realmente la gente que llega a esos puestos de poder no supiera muy bien lo que está haciendo? Estamos en sus manos.

R J. A.: A veces somos muñequitos en manos de entes poderosos que controlan el planeta.

P Por cierto, en esta ocasión han cogido la tradición de la cantiga y la han mezclado con el dancehall. ¿Este ha sido su disco con menos miedo?

R J. A.: No, yo creo que miedo a la hora de componer no hemos tenido nunca. Con cada uno de nuestros discos hemos tenido comentarios de sorpresa. Luego la gente lo asimila y se da cuenta de que resulta normal en nuestro imaginario. Para nosotros lo importante es que la canción tenga verdad, todo lo demás es simplemente evolución.