Rozalén lleva un par de años imparables. Su último disco, Cuando el río suena? (2017), donde comparte experiencias personales y canta al feminismo, ha conseguido una enorme repercusión (disco de Platino y dos nominaciones de los Latin Grammy Awards), con un largo recorrido y una gira que aún no termina. Aun así, la albaceteña ha tenido tiempo para publicar su primer libro, Cerrando puntos suspensivos, y ha logrado diluir el muro que impedía a las cantautoras participar en festivales de todo tipo; incluso ha creado el suyo: Leturalma.

Tras pasar esta semana por Oporto, a punto de terminar la gira en octubre y ponerse a grabar su cuarto disco, Rozalén vuelve a actuar hoy en Murcia dentro del festival Poetas del Rock junto al gallego Fredi Leis y Desayuno, y este domingo estará apoyando a Luis Pastor y Pedro Pastor en Aravaca junto a Ismael Serrano y Bardem, en un acto que pretende reivindicar una cultura sin censura. Ella misma ha sufrido la censura en sus carnes.

¿Ha dado todo lo que tenía que dar de sí Cuando el río suena... ?

Yo creo que sí. Han sido dos años de gira... En el primero ya se habló bastante de todas las canciones y de sus temas; creo que cada una ha tenido un montón de vida. Ahora, coincidiendo con el final de gira en octubre, vamos a hacer una cosita para terminar del todo, con unos vídeos, y ya está. Yo ya siento que termina una etapa y que tiene que comenzar otra.

¿Qué tal ha sido el feedback de tu primer libro, Cerrando puntos suspensivos ? ¿Qué te impulsó a escribirlo? ¿Cómo ha resultado la experiencia?

Llevaba varios años que me estaban tirando ofertas de varias editoriales para escribir un libro, incluso poesía, pero creo que yo no soy muy poeta... Tengo mucho respeto por los escritores, los poetas, y también me daba un poco de rabia eso de que todo el mundo escribe libros. Y voy yo y hago un libro [Risas]. Le di un montón de vueltas para ver cómo yo podía aportar algo que fuera honesto y que sirviera de algo, y por eso pensé este diario reflexivo en el que voy contando las cosas que he ido viviendo y aprendiendo estos últimos años, casi desde que me fui de Murcia a Madrid, y como ha habido cosas un poco más durillas y otras más divertidas. Pensé que igual podía serle útil a aquellos que quieren saber qué hay detrás de esta profesión, para que se dieran cuenta de que no todo es tan bonito como parece. Y la acogida ha sido muy buena, se está vendiendo muy bien, pero ya no sé si lo compran porque es mi nombre o porque les gusta cómo escribo... La crítica lo pone bien porque no es una cosa ambiciosa, creo. Como no pretendo ganar ningún premio de literatura? Es algo muy íntimo, muy sincero.

Recientemente mostrabas una versión de Fíjate bien de Juanes. ¿Qué te animó a hacerla?

A Juanes lo conocí personalmente hace unos meses; coincidimos en Argentina, y la verdad es que se ha creado ahí un vínculo bonito entre nosotros. Luego es verdad que, desde el primer disco, las producciones de los discos de Juanes nos molan mucho, y le copiamos muchas cosas, así, a bocajarro. Es influencia para nosotros y nos gusta lo que hace. Este Fíjate bien, además, toca un tema que, aunque en su caso es literal (habla de las minas antipersonas de Colombia), a mí me parece que es una buena metáfora. La letra tiene como una segunda lectura, y queríamos hacer una cosa más íntima. Y como este año ha sido elegido el 'Person of the Year' de los Grammys, queríamos hacerle nuestro pequeño homenaje. A modo de agradecimiento, un cariñito.

Junto a Ismael Serrano y Bardem apoyarás a Luis y Pedro Pastor en Aravaca. Este acto pretende reivindicar una cultura sin censura. ¿Es necesario en este país?

Parece que en algunos ayuntamientos como el de Madrid sí que hace falta reivindicar cosas que ya parecía que habíamos superado. Es horrible lo que le han hecho a ellos o a Def con Dos..., es que directamente han dicho que lo que no quieren es contratar a gente vinculada a Podemos; o sea, es una locura eso. Yo creo que en el arte y en todo, la censura, la represión, el castigo, no es el camino. También nos lo enseña la historia, y no lo aprendemos. Basta con prohibir algo para que la gente tenga más gana de escucharlo, o de hacerlo. Me parece una torpeza, y algo dictatorial..., pero, claro, es que ahí siguen algunos que no han cambiado su manera de pensar con la democracia... Yo qué sé. Estoy muy triste. ¡Cómo no iba a apoyar eso! Por supuestísimo que sí. Ahí estaremos.

Llevas dos años imparables. ¿Cómo lo estás viviendo?

Pues durmiendo muy poco. Muy intenso todo. Es que me ha pasado de todo en estos años. Estoy agradecida, emocionada..., con ganas de parar también para pensar sobre todo lo que ha pasado, la verdad. Me siento super privilegiada, porque mucha gente pelea y no le pasan las cosas que me están pasando a mí. A veces pienso que si yo me muriera mañana, todo lo que he vivido hasta ahora hay personas que no lo podrán vivir en toda una vida. ¿Cómo no voy a estar feliz?

Cuando el río suena? ha tenido un gran éxito. ¿Estabas preparada para recibirlo, o te has ido adaptando?

¿Cómo iba a estar preparada, si ni siquiera estaba preparada para grabar un primer disco? Yo tenía idea de ser psicóloga o psicoterapeuta y de cantar en los barecillos, pero todo esto para mí es como un regalo caído del cielo cada día. Eso también tiene su parte no tan positiva: la parte de la exposición, la fama. Eso no entraba en mis planes, pero, como somos seres que nos adaptamos, yo creo que poco a poco me voy adaptando; no me queda otra. Pero en todo valle hay un dragón, y yo este valle no lo cambio por nada.

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Oviedo canceló tu concierto en la capital asturiana. ¿Cómo te lo dijeron? ¿Cómo lo sentiste?

Cancelar no cancelaron nuestro concierto ni el resto de los 21 conciertos, porque estaban programados, pero no firmados, pero bueno, ese es nuestro día a día. Hay veces que salimos al escenario y que esa misma tarde se firman los contratos. Esto ha sido una revancha política: diferentes gustos políticos según el gobierno, porque esto estaba organizado desde enero o febrero, ya teníamos la fecha bloqueada, y había muchos grupos que ya tenían los vuelos, los hoteles? Nos lo dijeron los promotores, que eran los primeros cabreadísimos, porque llega el nuevo gobierno y tira por la borda todo el trabajo hecho, y contratan a quien ellos quieren. Todo esto no es censura, pero también hay política detrás, y creo que las cosas no se hacen así. Por eso dije en redes que me apetecía mucho tocar en San Mateo, y que no iba a poder ser, y se lió parda, porque se ve que ahora no puedo opinar [Risas]. Ahora, por bocas, no me van a dejar entrar a Oviedo en cuatros años... [Risas].

¿Vives con preocupación la tendencia de censurar conciertos?

Claro, ¿cómo no me va a preocupar? Esto hace muchos años que no pasaba... No sé. Es que, entonces, ¿qué va a pasar? ¿No vamos a poder ser libres a la hora de escribir? Porque es que es imposible gustarle a todo el mundo, y está censurando hasta la izquierda. Me preocupa. Y sobre todo ahora que me tengo que poner a escribir canciones... Pues a ver qué cuento, porque es imposible no molestar a alguien.

¿Sientes que tu compromiso te ha podido perjudicar en algún momento? ¿Cómo te lo planteas cuando eso ocurre?

Claro que me ha perjudicado, lo que pasa es que, a la vez que me ha perjudicado -porque hay gente que me ha dejado de escuchar por cómo pienso-, el hecho de mojarme en muchos temas ha hecho que otra gente se acerque a mi música, y con este disco, que es con el que más he hablado de temas 'tabú', o temas que molestan -aunque creo que lo hago con muchísimo respeto y con muchísimo amor-, he ganado muchísimo más público del que he perdido. Me costaría dormir tranquila si no intentara ser lo más coherente posible con mi manera de pensar, y creo que es importante hablar de cosas que no sean solo amor y desamor..., que está muy bien, pero es que el amor está en muchas formas. Ya que tenemos un micrófono delante, me parece una responsabilidad decir cosas que hagan de este un mundo un poquito más amable.

La puerta violeta se ha convertido en un himno en la lucha contra la violencia de género. ¿Qué se siente al ver la gran repercusión que tienen tus canciones?

Es que yo nunca pensé que iba a pasar nada cuando la estaba componiendo a guitarrita y voz en mi cuarto, solita. Yo estaba haciendo una canción que a mí me servía, me liberaba, me hacía sentir, y no sabía ni siquiera que estaba siendo tan explícita, fíjate. Es lo poderoso de las canciones. Yo ya siento que hay ciertos temas que ya no me pertenecen porque la gente las ha hecho suyas y las usa para bien. Tampoco quiero pensar mucho más, porque, pues hombre, sí, impacta muchísimo que la hayan nominado a un Grammy Latino -una canción feminista en Latinoamérica: eso es gordo-, o escuchar a chavalas con frases de la canción en manifestaciones... Supongo que nosotros somos un canal, que yo tenía que escribirla para quien la quisiera y ya está, no voy a pensar nada más, porque si no, la presión que me pongo yo ahora es tibia [Risas].

¿Qué opina Rozalén de la situación tras la fallida investidura de Pedro Sánchez? ¿Crees que debería haber nuevas elecciones? ¿Si estuviera en tu mano?.?

¡Por favor, por favor, que no haya nuevas elecciones! ¡No nos merecemos eso! Estoy cabreada, estoy indignada, porque si ni siquiera votándoles sirve, ¿qué va a ser lo próximo? ¿Abstenernos? Se hizo un llamamiento brutal a la izquierda -contando con que el PSOE es de izquierdas...- para que la gente votase, entonces se les vota y ahora no se ponen de acuerdo; me parece una falta de respeto brutal al electorado. Me parece indignante. Yo tengo la esperanza de que lleguen a algún acuerdo, de que no haya nuevas elecciones porque, si no, sinceramente, no sé qué voy a hacer, no sé ni a quién voy a votar ni? No tengo ni idea.

De todas las canciones que has hecho, Rozalén, ¿cuál ha sido la que más te ha costado escribir?

Hay canciones que me han salido en una tarde, y otras que he tardado meses, como, por ejemplo, la de Justo, ya que tocaba el tema de la memoria histórica y es una historia familiar bastante dura... Luego, cuando me encontré la fosa común, que eso pasó durante la composición de la canción, me dio como el final perfecto, el estribillo perfecto. Esa tardé seis meses en hacerla. O El hijo de la abuela, con el tema de la historia vasca. Cuando son temas así tan delicados, les doy mil vueltas y estudio mucho antes para intentar hacer algo redondo, y que no me pille nadie con ninguna frase. Esas son las que más me han costado.