Recientemente la editorial Gollarín publicaba los premios del certamen literario Albacara que, en su edición 2018, cambiaba de formato y se incluían nuevas categorías, entre ellas, el Premio Nacional de Poesía Mística 'San Juan de la Cruz' que recaía en el escritor malagueño Daniel Cotta, por la obra Dios a media voz. Se trata de un «desahogo íntimo» del poeta en el que, buscando el por qué y el para qué del dolor, hace responsable del mismo a Dios, «que es el protagonista del poema», declara el autor.

Podemos decir que Dios a media voz es una experiencia personal de vida.

Sí, desde luego, toda poesía refleja una experiencia personal de vida que sale de su dimensión íntima y personal, y puede verse reflejada en cada lector, para que cada persona vea en cierto modo reflejado algo de su propia experiencia.

¿Tenía ya la obra escrita o la preparó para el certamen?

Es una obra que tenía escrita. Como comentaba antes, parte de una experiencia personal. Todo el mundo hemos tenido alguna vez en nuestra vida contacto con el dolor, o lo seguimos teniendo, con un dolor que a veces nos hace preguntarnos el por qué. El poemario surgió de ese intento de poder responder el por qué del dolor. Se trata de un desahogo íntimo de mí mismo, donde hago responsable del dolor a Dios, que es el protagonista del poema. Surge la necesidad de explicarse no el por qué, sino el para qué del dolor.

¿Cómo descubrió este certamen?

Todos los poetas que tenemos aspiración de ser leídos, entre el escaso público que quizás hoy en día en España lea poesía, buscamos todos los métodos para que podamos ser leídos, si no es por la publicación de poemarios es mediante la convocatoria de concursos. Suelo consultar concursos de poesía todos los días, y al ver que se incluía dentro de los premios Albacara el de Poesía Mística de San Juan de la Cruz, vi idóneo el poema que ya tenía escrito.

Además de poesía, también escribe para los jóvenes. En 2017 obtuvo el Premio de Narrativa Infantil y Juvenil Diputación de Córdoba por su novela El duende de los videojuegos . ¿Es complicado cambiar el chip a la hora de ponerse a escribir y cambiar de público?

Yo diría que no es complicado. Uno no es siempre el mismo las 24 horas del día, los siete días de la semana y todos los días del año. Hay veces que paso semanas e, incluso, meses sin escribir ningún verso, y sin embargo, quizás, mi ánimo esté predispuesto en esos momentos a escribir otro tipo de palos en literatura. El escribir esa novela infantil-juvenil se debió al contacto con mis hijos y poder meterme en su universo, un trabajo que parte de una experiencia, no todo lo que escribo se refleja en la poesía, en este caso fue en una novela infantil.

También este 2018 ha publicado Verdugos de la media luna , su primera incursión en las lindes de la novela histórica. Hábleme un poco del libro y de la experiencia.

La experiencia fue muy bonita y positiva, es una novela para un público adulto, y la escribí con mucho gusto porque la época que refleja la novela, la Córdoba de los emir Omeya en el siglo IX, me resulta muy atractiva. Es un tiempo donde existe mucha tensión entre las comunidades Cristianas y Musulmanas. La novela intenta, en cierta medida, cuestionar ese tópico tan muñido de la convivencia pacífica entre las culturas.

Usted es profesor de Filología Hispánica. ¿Por qué momento pasa el mundo de la poesía en los jóvenes?

Vivimos en una época de tanto ocio y de entretenimiento electrónico e informático y de tanta variedad, muy atractiva para los jóvenes, que resulta difícil que un joven, por sí mismo, coja un libro de poesía y se ponga a leerlo. Es verdad, por mi experiencia docente, que cuando leo poesía en clase de poetas consagrados de nuestra literatura, los alumnos suelen quedar encantados con la experiencia. Siempre les digo que la poesía es, de todos los géneros literarios, el más humano, el más cercano al corazón y el que más nos tiene que hablar de tú a tú, y de alma a alma. Los alumnos se quedan prendados por un poema de Bécquer o de Jorge Manrique. En el fondo la poesía tiene mucho que decir y no hay más que enseñársela a los alumnos.

Y a nivel editorial, ¿por qué, si ya es complicado conseguir publicar otros géneros, la poesía se ve incluso mucho más difícil?

La poesía tiene un público muy reducido, es, con diferencia, el género que cuenta con menos lectores. Muchas veces me pregunto las causas por las que la poesía se ha ido alejando del público, porque cuando contemplo los siglos XVI y XIX, me encuentro con que los poetas de aquella época eran muy conocidos, leídos y admirados. Sin embargo, en los siglos XX y XXI se está creando una especie de gueto lírico en el que algunos poetas sobreviven escribiendo versos para un público muy escaso, aunque, eso si, muy incondicional. Hay una brecha hoy en día entre el gran público y la poesía, quizás no sepamos llegar al gran público.

Y por último, ¿próximos trabajos en mente?

Para el otoño presentaré un nuevo libro de poesía humana. Un trabajo que publica la editorial sevillana Renacimiento.