Es sabido que el jazz y el flamenco comparten ciertos elementos comunes, y los dos cuentan con un origen misterioso. El flamenco hechizó a muchos músicos y compositores de fama mundial; por ejemplo, a Miles Davis, cuyo disco Sketches of Spain contiene la famosa versión del Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo . El pianista Chick Corea se ha convertido en uno de los principales timoneles del flamenco jazz. Es un reivindicador nato de la aproximación de dos universos capaces de crear un halo mágico único e irrepetible.

Con sentimiento español, el nuevo grupo del pianista estadounidense, la Spanish Heart Band, mostró sus influencias abiertamente. El amor de Chick Corea por la música española le llevó, en los inicios de su carrera, a bandas de pioneros de Latin jazz de los 60 como Mongo Santamaría y Willie Bobo, y luego formó Return To Forever junto al bajista Stanley Clarke. En las numerosas exploraciones del jazz fusión de la época tocaba el Minimoog y el Fender, se acercaba también al rock, pero recorría también las influencias latinas.

En 1976 publicaba bajo su nombre el doble LP My Spanish heart, que ponía acento latino a una mezcla de jams progresivas, con mucho sintetizador y estilizaciones acústicas; una tendencia donde sobresalió con éxitos como Armando's rumba. El entusiasmo profundo y duradero de Chick Corea le ha llevado desde los años 70 no solo a explorar los ritmos latinos con la perspectiva de un músico de jazz, sino también a bucear en sus orígenes dentro de la cultura musical española. Con su Spanish Heart Band acaba de publicar el album AntidoteEsa pasión ha conformado su identidad artística, y ahora está de gira mundial liderando , una banda de 9 artistas, de las más coherentes y eficaces que ha tenido en mucho tiempo. Con ellos logra combinar arreglos complejos con improvisaciones que son fáciles de seguir, virtuosismos individuales hábilmente controlados y un sentido de la diversión con el que se empatizaba inmediatamente.

La energía del grupo es impresionante, y reside en la urgencia comunicativa de Corea. Su forma de tocar e interactuar con los músicos denota a veces ganas de desafío, como el solista y arreglista intrincado que es. Todos ganan en esta batalla entre intelecto y pasión. El flamenco sustenta su impacto en la sutileza y en el drama, y estos músicos saben cómo yuxtaponerlos.

Nada más salir al escenario del Parque Almansa en el Jazz San Javier, Corea, que tenía a su lado una pequeña mesa de P.A., agarró el micro para pedir con humildad que bajaran la intensidad de las luces y que enfocaran al público. Presentó a la banda, y sus manos se pusieron a bailar por las teclas un jazz inteligente, rico y complejo, pero en absoluto hermético. Su música no solo tiene ingredientes españoles y latinos, sino también elementos de clásica: una reelaboración del 'Pas de deux' del divertimento para ballet El beso del hada de Stravinsky fue la introducción con Corea sentado al piano, y después llegó la inmersión españolizante (Niño Josele hizo la transición) con Antidote, pieza titular del nuevo disco y una gratificante inmersión en las raíces de Corea, con fanfarria de metales, ritmos entretejidos y un bajo espaciado. Corea alternando al piano y sintetizador intercambiaba frases con los vientos hasta que el tema se desvaneció en una alegre cháchara musical. "La música te cura, ponte la vacuna, ¡vacúnate!", repetían cantando (me recordaron a la Miami Sound Machine).

La banda incluía al guitarrista flamenco Niño Josele, el saxofonista-flautista Jorge Pardo (ambos trabajaron con el maestro Paco de Lucía), el bajista cubano Carlitos Del Puerto y el percusionista venezolano Luisito Quintero, que ya tocaron en el álbum de Corea-Gadd Chinese butterfy; además, el trompetista Michael Rodríguez y el trombonista Steve Davis, que alborotan lo suyo junto al batería Marcus Gilmore, nieto de Roy Haynes, y el bailaor flamenco Niño de los Reyes (también apareció un cantante en My Spanish heart que desafinó un poco, y el hijo de Niño Josele, que tuvo una señalada intervención tocando a cuatro manos con Corea; cuando entró no sabía a qué piano dirigirse, y Corea le hizo sitio en su banqueta).

El trompetista y el trombonista proporcionaban las intrincadas líneas de viento, y el batería se combinaba en todo momento con el percusionista y el bajista para crear vigorosas polirritmias: el perfecto vehículo para expresar los pensamientos musicales del maestro. Pero son los flamencos Niño Josele y el bailaor con sus taconeos, junto a la flauta y el saxo de Jorge Pardo, quienes obviamente dan el auténtico sonido español. El espíritu de De Lucía está más que presente, no solo por la guitarra flamenca de Josele o la presencia de Pardo, sino mediante la relectura de The yellow nimbus, compuesta a dúo entre Corea y Paco de Lucía, que fue todo ritmo con el taconeo de Reyes. Niño Josele, un guitarrista ampliamente versado en la tradición de la guitarra flamenca, modestamente tomaba distancia e iba más allá con sus salvas rápidas y precisas, originales armonías y acertada elección de ornamentos musicales, que añadían otra dimensión a la confluencia de sonidos, y ponían a la sección rítmica a toda máquina. Pardo, en su solo, dirigía a la banda como si la sometiera a un encantamiento sacando a la tarima al bailaor con los sonidos de la flauta, mientras Chick Corea y el resto palmeaban. El bailaor en su ritual de gestos expansivos, proporcionó con su ágil taconeo una percusión muy eficaz.

Filigranas de colores

En fuerte contraste, siguió la revisión que aparece en Antidote de Duende, que ya grabó en el álbum Touchstone, y recibió un tratamiento atmosférico, cortesía de la flauta de Pardo y del diálogo de vientos entre los neoyorquinos Davis y Rodríguez, con unas pizcas de suave piano. Conforme avanzaba la pieza, cobraba más sentimiento y brillo metálico, mientras Corea sonreía y se involucraba en diálogos de uno en uno con sus músicos, o dejaba hacer. En Armando's rhumba (un homenaje de Corea a su padre) se turnaron los metales antes de que Josele con su vivaracha guitarra flamenca abriera paso al deslumbrante piano de Corea y su diálogo con la percusión. Fue una jam de percusión y batería, a la que se unió el zapateado del bailaor, e interactuaron los tres. Tras los saludos finales, Pardo inició unos jaleos y todos salieron del escenario siguiéndolo como al flautista de Hamelin, con melodías de Paco de Lucía.

Corea sostiene que su relación con el flamenco es una cuestión de sangre, pero a buen seguro su etapa junto a Miles Davis profundizó en esas conexiones con la música española. De hecho, Corea publicó su célebre Spain en 1971, en el segundo álbum de Return to Forever, Light as a feather (cinco años más tarde grabó el disco que ha inspirado el nombre de esta nueva aventura, My Spanish Heart). En el bis, Corea y los suyos salieron con el Concierto de Aranjuez y poco a poco fueron introduciendo las notas de Concierto de Aranjuez SpainDe ahí partió un diálogo, entre cantos y palmas, que no calló hasta el final y la fusión en apoteosis.

A sus 78 años, Chick Corea no ha perdido el entusiasmo por la música, siempre dispuesto a tocar, a colaborar en nuevos proyectos o en reuniones con viejos amigos, y mantiene su dinámica presencia escénica. La audacia aún está entre sus virtudes. En el concierto, cada músico inspiraba al otro, y todas las piezas tuvieron improvisación. una suerte de clases de virtuosismo, de complejidad rítmica y gran capacidad de comunicación, sin olvidar los brillantes arreglos a sus propias composiciones. Aún así, al final quedó el sentimiento de que faltó algo, su corazón español palpita con menos brío del que, tal vez, necesita esta música, aunque su piano pinta filigranas de colores en el aire. Para saborearlo despacio.