Madrileño, pero afincado en Cartagena desde hace más de veinte años, donde ejerce como docente. Antonio Parra Sanz es un escritor enamorado del género negro, una pasión que despierta en él el gusto por unas narraciones que llevan al lector al disfrute de una lectura diferente, en la que se mezclan la curiosidad, el enigma, el desafío y las sorpresas. Parra es el creador del investigador Sergio Gomes, cuya segunda aventura, La mano de Midas -la primera fue Ojos de fuego-, fue elegida Libro Murciano del Año en 2015. El escritor acaba de publicar su último trabajo, Malas artes (La Montaña Mágica)Malas artes, una colección de relatos ambientados en Cartagena donde, como novedad, ha combinado la palabra escrita con la imagen para ofrecer un producto diferente.

¿Qué encontrarán los lectores en Malas artes

Son cuatro cuentos negros que tienen tramas de misterio, alguna muerte... una ambientación típica del género. También hay humor, alguna sorpresa final e, incluso, uno de Sergio Gomes, mi personaje de cabecera.

Y la mayoría de estos relatos están ambientados en la ciudad de Cartagena.

Sí, tres de los cuatro tienen como escenario la ciudad de Cartagena. Lugares muy reconocibles: la zona del puerto, la muralla del mar... incluso uno de los relatos transcurre en El Batel.

¿Qué novedades presenta este volumen con respecto a anteriores trabajos suyos?

Pues hay dos, una de ellas es que los cuentos aparecen ilustrados, que es algo que me apetecía mucho. En general, me gusta mucho la colaboración con otros artistas, ir más allá de la escritura y trabajar con otras artes. En Malas artes, mi compañero Javi Gómez Inglés 'Saso' ha hecho un trabajo magnífico ilustrando los cuentos, ha captado muy bien la esencia de cada uno de ellos.

Y, por otro lado, en uno de los relatos aparecen como personajes tres o cuatro amigos de Cartagena, me apetecía hacerles ese pequeño homenaje, espero que no se lo hayan tomado a mal [Risas].

Seguro que les habrá encantado. ¿Y cuáles son esas 'malas artes' de las que hace mención en el título del libro?

Esas 'malas artes' son las industrias de las que se valen algunas personas para conseguir sus fines. En el libro hay personajes que quieren conseguir alguna venganza, por ejemplo. En uno de ellos, Gomes recibe el encargo de seguir a un político adúltero, pero éste aparece muerto. Hay otro en el que cuatro o cinco personajes 'invisibles', en los que no reparamos normalmente, nos cuentan su día a día y cómo se defienden de los ataques del exterior. En otro, un traficante rumano que está ubicado en Los Mateos va a ir viendo cómo el negocio se le va de las manos, a la vez que vive un conflicto familiar.

Cuando redacta este tipo de narraciones, ¿le gusta dejar pistas al lector para que participe de la trama, intentando adivinar al asesino y, en definitiva, ser parte de las historias?

Especialmente en dos de ellos juego con el lector, trato de ofrecerle una cosa cuando, al final, se va a encontrar otra. Es un juego muy típico del cuento moderno, intentar contar una parte de la realidad para que después se descubra que era otra cara de la moneda completamente distinta.

¿Por qué siempre el género negro? ¿Qué le cautivó de él?

Es uno de los que más me gustan por lo que tiene de desafío. El género negro bebe de dos cosas muy importantes y muy preocupantes a la vez para el ser humano: la muerte y el adivinar la verdad. Y a mí, como autor, me parecen dos temas en los que se puede trabajar muy bien, es decir, que me permiten disfrutar escribiendo, que es por lo que yo escribo.

¿Cree que tiene una mayor acogida entre el público?

No lo sé. Sí que es cierto que tiene unos tintes sociológicos que le han hecho sobrevivir durante mucho tiempo, e incluso aumentar su presencia entre los lectores. Porque este género, de manera moderna, nace en los años 70, pero la primera trama de novela negra la podemos encontrar en Sófocles y en Edipo rey, es decir, no es un tema actual. La preocupación que le provoca al ser humano la muerte y la investigación sobre la misma es tan antigua como el propio ser humano. Forma parte de nuestra naturaleza. Creo que ahí está un poco el interés. Además, se mueve en un territorio oscuro en el que nosotros no entramos por un código ético y moral, y este género nos permite pasar a este lado oscuro.

Llama la atención que la muerte es un tema que despierta mucha curiosidad y, a la vez, es tabú. Se intenta evitar, cuando lo cierto es que forma parte de nuestra naturaleza.

No solo forma parte de nuestra realidad, sino que además está muy por encima de lo literario. A veces a los escritores de este género nos critican y nos dicen 'eso es un disparate, cómo se te ocurre' o 'esto no se lo va a creer nadie'. Pero si coges un periódico o ves un informativo en televisión verás que ocurren cosas que están muy por encima de la imaginación del escritor más cualificado de novela negra. Entonces, la realidad termina por superar la ficción, y nosotros lo que hacemos es mostrar una pequeña parte. Creemos que somos originales, pero resulta que cada vez lo somos menos, porque la realidad nos está adelantando de una manera tremenda.

De hecho, ahora se está hablando mucho del documental de Netflix El caso Alcàsser

Exacto, fue una conmoción, y no es ninguna trama. También se están publicando otros casos reales que están siendo versionados, como el del padre de los niños de Córdoba que los mató y enterró en cal viva. Nos chocan, pero son reales.

Son historias duras, pero, al final, vemos el documental y leemos toda la historia, tienen algo que nos enganchan.

Hay una mezcla de curiosidad y de enigma, de desafío por descifrar quién ha sido el malo. Y luego está el morbo, y el mal; el mal tiene una capacidad de atracción tremenda en casi cualquier género artístico.

Malas artes es un libro de relatos, pero usted ha trabajado también la novela, ¿en qué género se siente más cómodo?Malas artes

No tengo preferencia, yo empecé en la literatura escribiendo cuentos, es un género que me gusta mucho. Y ahora me muevo más por el relato y la novela. Son distintos, la novela es una carrera de fondo y el relato es una carrera corta. Pero, al final, lo que quiero y me gusta es contar historias, más largas o más cortas eso da igual.

Entonces, ¿hay alguna novela en marcha? Quizás una con Sergio Gomes...

Sí, exactamente. Estoy a punto de terminar la tercera entrega de Sergio Gomes, espero que ahora en verano, porque ya hay otros proyectos llamando a la puerta.

Por último, ¿cuáles han sido sus influencias? ¿De dónde nació su afición al género negro?

Pues quien tiene la culpa de mi gusto por la novela negra es Manuel Vázquez Montalbán, empecé a leer la serie de novelas de Pepe Carvalho y me envenenó del género negro para toda la vida. Ahí empecé a leer todo lo que ha caído en mis manos, y poco a poco me he ido especializando en el género.