Pequeñas cápsulas de literatura concentradas en pocas líneas pero que dejan un mundo abierto a la imaginación. Los microrrelatos, pese a su breve extensión, no son un género menor en la literatura.

Es más, se podría decir que, debido a las características de las redes sociales, los microrrelatos viven un momento álgido, y poco a poco van ganando más adeptos.

Si quieres escribir una historia, pero no sabes por dónde empezar, cómo enfocarla, qué estilo utilizar... las siguientes pautas te ayudarán a narrar un microrrelato para que sea bueno. ¡Toma nota!

El título tiene un papel fundamental

En las novelas el título es importante, pero en los microrrelatos se convierte en un elemento indispensable y fundamental para complementar la historia. Al acabar la historia y volver a leer el título, éste adquiere un nuevo significado, una nueva dimensión. Como si fuera la pieza que falta para completar el puzle.

El título siempre debe aportar un matiz a la historia que hemos contado

Cuenta una historia

Aunque sea 'micro' no deja de ser un relato, por lo que contar una historia debe ser la voluntad principal: no basta sólo con describir una escena o una emoción. El microrrelato se engulle rápido y se digiere despacio.

Por otra parte, el microrrelato no es el resumen de una historia. Se trata de ir hacia lo esencial en pocas líneas.

Utilizar la simbología

En el microrrelato el lenguaje deja de ser cotidiano para volverse más simbólico que nunca. No nos basta con ser descriptivos o funcionales con las palabras: tiene que tener un significado más amplio. Cuantas más interpretaciones tenga una frase, más sentimientos y reacciones creará en el lector.

Emplear las elipsis

En este breve género no hay espacio para las introducciones. La historia tiene que empezar en mitad de la acción para que el lector tenga que imaginarse la situación previa; así cada sujeto pondrá algo suyo en la narración.

La elipsis, suprimir algún acontecimiento dentro de la linealidad temporal, se convierte en la mejor aliada en los microrrelatos.

Pocos personajes y pocas ubicaciones

Por la brevedad de su naturaleza, el microrrelato no puede desarrollarse en múltiples escenarios, ni tiempos ni contar con muchos personajes. Más bien al contrario, un o dos protagonistas, un solo escenario y un solo momento.

No des un final cerrado

La historia debe quedar abierta para que cada lector se imagine un final y la interpretación que él quiera. La magnitud del microrrelato es que es diferente para cada persona que lo lee.