Manuel Zarzo, uno de los actores más prolíficos de nuestro cine -con más de 120 películas en su haber, e intérprete de numerosas series de televisión y obras de teatro- será homenajeado hoy por la Semana de Cine Español de Mula. Organizada por el Cine Club Segundo de Chomón y el Ayuntamiento de la localidad, y con la colaboración de la Universidad de Murcia, el festival cumple esta edición 31 años de vida, una trayectoria durante la cual ha traído a la Región centenares de las mejores películas hechas en España durante las últimas décadas.

Podríamos decir que el actor Manuel Zarzo ha nacido varias veces. La primera, en 1932, en Madrid. La segunda, para el mundo del espectáculo, en 1948, con sólo 16 años, en una compañía en la que interpretaba distintas piezas junto a su hermana. Y la tercera fue allá por 1960, cuando en la calle Carretas se topó con un incendio en unos grandes almacenes y salvó la vida a una chica que se arrojó al vacío, recogiéndola en el aire y salvándola de una muerte casi segura. El incidente pudo haberle dejado tetrapléjico, pero aquel joven fuerte y deportista pudo superarlo. Afortunadamente para él. Y para el cine español, puesto que, con 87 años, es probablemente el actor de mayor edad en ejercicio, y sin duda uno de los más prolíficos.

A comienzos de los años cincuenta debutó en el cine de la mano del director Antonio del Amo, un mundo que le pareció tan maravilloso que le daba la impresión de «tocar el cielo con las manos». Y así se lo ha parecido siempre a este actor, respetado y querido entre la profesión, y enormemente popular entre el público. Manuel Zarzo, Manolo Zarzo para sus innumerables amigos, no duda en asegurar que, siempre que le sigan ofreciendo trabajos, él estará ahí para interpretarlos, pero hoy hace un alto en el camino para recibir este homenaje en el pueblo que vio nacer a su padre hace más de un siglo, una circunstancia que convierte este reconocimiento, según el actor, «en algo especialmente entrañable».

Usted debutó como actor siendo apenas un chiquillo, con 16 años.

Sí, debuté en Madrid, en el teatro, en una Compañía juvenil llamada Los Chavalillos de España, con la que recorrí el país entero. Éramos más de veinte chicos que hacíamos espectáculo folclórico. Mi hermana y yo formábamos una pareja cómica.

Aquellas interpretaciones juveniles trajeron como consecuencia su debut cinematográfico.

Efectivamente. Tras verme trabajar en el teatro La Latina de Madrid, Antonio del Amo me contrató para hacer la película Día tras día. Hacer cine era tocar el cielo con las manos. A partir de ahí ya empecé mi carrera cinematográfica.

Ha intervenido en más de 120 películas, tanto en papeles de protagonista como de reparto, una trayectoria realmente amplia.

A quienes comienzan ahora en el cine y el teatro les cuesta mucho salir adelante, porque hay mucha gente y poco trabajo. En mi época ocurría algo similar, pero cuando comenzaron las coproducciones con Italia y Francia tuve la suerte de trabajar mucho. He trabajado en Argentina, Venezuela, Italia, Francia, Vietnam? Tuve la suerte de vivir ese momento.

Con ese número de películas en su haber, probablemente será el actor vivo con mayor trayectoria en España...

Seguramente hay uno que ha hecho más películas que yo: Jesús Guzmán, que es uno de los actores más longevos que ha estado en la Academia de Cine. También Antonio Ozores, con 150 películas, y José Luis López Vázquez, con alrededor de 170.

Y también se ha adaptado a todo tipo de papeles, nunca se ha encasillado.

He tenido la suerte de adaptarme físicamente a diferentes personajes, desde policía a ladrón, pasando por torero, cura, vaquero? Nunca he puesto pegas, y he intervenido en todo tipo de filmes: cómicos, dramáticos?

¿Cuál ha sido su secreto?

Creo que la cámara me quiere. En el teatro no es tan necesaria la fotogenia, pero en el cine y la televisión es imprescindible. El que te quiera la cámara es un misterio, no se puede explicar; yo he tenido suerte.

Su apelativo Manuel Zarzo es un nombre artístico, sus apellidos son López Zarza.

Yo me llamo Manuel López Zarza, pero a mi hermano mayor, que era ebanista, se le ocurrió que sonaba mejor hermanos Zarzo.

Usted es enormemente popular, ¿se considera una estrella?

Me considero un obrero del teatro, nunca he sido estrella. A lo largo de mi carrera he aprendido mucho, y aún hoy sigo aprendiendo, aprendo incluso de los que lo hacen mal. He trabajado mucho y por eso se me conoce, pero estrella nunca he sido. Cuando algunos jóvenes me saludan o me llaman maestro por la calle, me choca un poco; no entiendo por qué son tan cariñosos conmigo, pero lo agradezco enormemente.

Usted ha vivido una época dorada de la interpretación, y sigue en activo.

Soy el número 39 de la Academia y somos más de dos mil actores. Han muerto casi todos los que son mayores que yo, aquellos de los que aprendí. Sigo trabajando, pero los últimos años lo que más he hecho han sido series, como por ejemplo Compañeros, con Concha Velasco. Mi carrera ha sido un revoltillo de todo: teatro, tele, series?, pero sobre todo cine.

Quizás lo que llama más la atención es el largo período que ha estado en activo, unos 70 años, pues lo último que ha hecho en cine es del año pasado.

Lo último fue en 2018, sí, con 85 años. Se trata de un corto para un amigo, Tercera edad, con un papel muy bonito. Y seguiré trabajando si me llaman.

¿De qué papeles está más satisfecho?

Hay varios. Siempre se guarda mucho cariño de la primera película, pero hay muchas otras, como Los golfos, Los guardiamarinas? Independientemente de que sean papeles más cortos o más largos, hay muchos muy especiales.

En televisión ha intervenido en Fortunata y Jacinta , Compañeros , Juncal , El súper ?, ¿cuál es su serie preferida?

En El súper tuve un gran personaje, y estuve tres años. Compañeros también la recuerdo con mucho cariño.

¿Se acuerda de todos sus papeles?

He trabajado tanto que no recuerdo todos, sobre todo los papeles más secundarios, las colaboraciones... He hecho muchos, y no me avergüenza reconocer que bastantes papeles los he hecho porque tenía que trabajar y mantener una familia. En toda mi carrera no he podido darme el lujo de elegir, he trabajado en lo que he podido. Pero también pienso que demasiada suerte he tenido, porque no tuve la oportunidad de estudiar, y todo lo he ido aprendiendo en el escenario.

Pero ha tenido la mejor escuela, porque ha trabajado con los más grandes.

Desde luego. Cuando me hicieron el homenaje, aparte del agradecimiento a mi familia, se lo agradecí a la gente de la que he aprendido: a Pepe Bódalo, José María Rodero, Fernando Rey? Yo he aprendido en la obra, así es como se aprende. Así es como he aprendido y sigo aprendiendo.

En su trayectoria hay un acontecimiento especialmente dramático, y que podía haber acabado con su carrera de forma trágica: el incendio de los almacenes de la calle Carretas a comienzos de los años sesenta.

Fue exactamente el 23 de septiembre de 1960. Yo iba a hacer una película en Italia, y tenía que sellar el pasaporte en la Puerta del Sol. Cuando iba de camino me encontré con un incendio en la calle Carretas. Había una gran multitud de gente. Yo, junto con otras cinco o seis personas más, decidimos intervenir, y nos metimos allí. La gente juntaba varias mantas que utilizaban como cuerdas para que las personas que estaban atrapadas pudieran bajar del edificio. Recuerdo que vi a una chica que se subió a una ventana para tirarse, y yo, instintivamente, me eché hacia atrás para cogerla. Me desperté dos horas después en el Hospital General de Atocha, abrí los ojos y no veía nada, estaba como muerto, tuve roturas en las cervicales, dorsales, y la más grave: en las lumbares. Estuve casi dos meses con todo el cuerpo escayolado, pero al final todo salió genial. Contar esta historia me produce una mezcla de desagrado y orgullo: podría haber muerto o haberme quedarme parapléjico, afortunadamente no fue así. La chica solo se rompió el tobillo porque yo soporté toda la caída. Si no la llego a sujetar se hubiera estrellado contra el suelo.

Sus compañeros de profesión le organizaron un homenaje.

Es cierto. Cuando salí del hospital me tributó un homenaje toda la profesión. Estuvo a cargo de Tony Leblanc,y fue maravilloso. Me puse bien tan pronto que a los cuatro meses ya estaba haciendo la película Margarita se llama mi amor?, aunque tengo que confesar que retrasaron el rodaje por mí. El productor Vicente Escrivá se portó muy bien. Siempre me ha dado mucha guerra la espalda -me han operado varias veces-, pero eso no me ha supuesto un problema para hacer todo tipo de papeles, incluso westerns, en los que he montado a caballo.