El Museo Nacional del Prado está de celebración; concretamente, de bicentenario. Lo está desde el 19 de noviembre del pasado año, y hasta la misma fecha de 2019 así continuará con una programación extraordinaria de actividades que tiene previsto hacer partícipe de la efeméride no solo a Madrid, sino a todo el país. Y es que uno de los proyectos principales de la pinacoteca es la exposición titulada De gira por España, consistente en el préstamo de una pintura de especial relevancia por un período de un mes a diferentes museos elegidos entre «los mejores del país», uno por cada comunidad y ciudad autónoma (a excepción lógica de la capital).

Así que la Región también podrá disfrutar de este dilatado cumpleaños con un 'invitado de excepción'. Por partes: el espacio elegido por el Prado es el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam); la fecha, del 17 de octubre al 10 de noviembre, y el cuadro -que recalará en la capital del Segura junto a otros fondos artísticos y documentales de la pinacoteca madrileña-, será nada más y nada menos que un Goya, en concreto, el retrato que hizo el aragonés del actor cartagenero Isidoro Máiquez, según avanza la web de la pinacoteca.

Curiosamente, Murcia será junto con Gijón las dos únicas ciudades de esta gira que puedan disfrutar de un Goya. Y es que, en la medida de lo posible, el Prado ha intentado 'prestar' a los diferentes museos que intervendrán en esta gira obra significativas para sus vecinos. Así, el Museo Casa Natal de Jovellanos, en la ciudad asturiana, podrá disfrutar, como es pertinente, del retrato que el aclamado pintor dedicó al escritor, jurista y político Gaspar Melchor de Jovellanos, y, por ejemplo, el Museo de Bellas Artes de Castellón acogerá una obra del valenciano Joaquín Sorolla: Chicos en la playa.

También se da la casualidad de que durante todo 2018, el Ayuntamiento de Cartagena salpicó su agenda cultural con actividades relacionadas con Máiquez por el segundo centenario de la muerte del intérprete, por lo que esta noticia supone la guinda a un año en el que su figura y su recuerdo se han visto más reforzados que nunca en la ciudad portuaria.

Según sus promotores, la muestra conmemorativa del bicentenario del Museo del Prado es «una reflexión compartida sobre sus doscientos años de historia» centrada en el diálogo entre el Museo y la sociedad, la política patrimonial española, y las tendencias que han orientado el incremento de sus colecciones.

Un actor referencia

Un actor referenciaIsidoro Máiquez nació en Cartagena el 17 de marzo de 1768. Era hijo de actores y se dedicó a la profesión de sus padres desde muy joven. Debutó en Madrid en 1791 en la compañía del actor Martínez, en el teatro del Príncipe. Fue protegido tempranamente por los duques de Osuna, recibiendo de ellos, y de Godoy también, las ayudas necesarias para formarse en París, donde estudió con François Joseph Talma. Así, Máiquez es responsable de la introducción en la escena española de las novedades del teatro francés.

Su éxito en Madrid fue inmediato tras su interpretación, en 1802, de Otelo de Shakespeare, convirtiéndose en el gran actor de la escena española. Su actividad de escritor, de director de teatro, con un concepto noble de su profesión, y de maestro de jóvenes actores, fue decisiva en el desarrollo y modernidad de la interpretación teatral española, promoviendo la creación de una Escuela Nacional de Declamación. El carácter altivo y orgulloso de Máiquez, su severidad en el trabajo y la envidia de sus compañeros le enfrentaron con otros actores y amigos, e incluso con Godoy, siendo desterrado de Madrid en 1805 por revolucionar las compañías de actores con sus ideas tumultuarias de hombre inquieto y arrojado. Después de la guerra de la Independencia fue encarcelado, en mayo de 1814, por liberal, y desterrado de la corte en 1815, primero en Ciudad Real y después en Granada, donde murió el 17 de marzo de 1820.

En cuanto al cuadro de Goya, está fechado pocos años antes de su fallecimiento, en 1807. No obstante, la primera noticia del ejemplar que nos ocupa es de septiembre de 1868, cuando se encontraba en el Ministerio de la Gobernación. La prensa reseñó los daños que había sufrido en la revolución de 1868 y por los que fue enviado al Museo del Prado para su restauración. Ingresaría definitivamente en la pinacoteca madrileña en 1872.