Pocos artistas son capaces de representar la el paso del tiempo como Nono García. Y, para ello, no necesita grandes metáforas; solo un objeto, algo rabiosamente cotidiano, como demostró el pasado año en la Sala Verónicas con su colección Pátina del tiempo. Ahora, siguiendo esa misma línea -y un estilo inconfundible que ya apenas necesita de firma-, presenta en el Museo del Teatro Romano de Cartagena su proyecto Arqueologías, en el que recuerda a aquellas culturas que habitaron el sureste ibérico siglos atrás.

Más concretamente, Nono García (1972), que ayer se encargó de inaugurar personalmente la muestra, presentó una conjunto de 38 obras realizadas en acrílico sobre lienzo mediante las que explora la naturaleza arqueológica, la cultura ibérica, la belleza del objeto y, por supuesto, el tiempo. La muestra está formada por «objetos como copas, jarrones o cazuelas» de uso cotidiano que pertenecieron a aquellos pueblos; obras de cierto realismo «rodeadas de una atmósfera cálida y llenas de lirismo», escribe la directora del museo, Elena Ruiz Valderas.

Recreaciones como las del capitel corintio del teatro romano o «los pliegues del vestido de la citarista que acompaña al Altar de Júpiter» se unen a la serie de pequeñas arqueologías donde el artista también ha representado los caballitos hallados en el Santuario Ibérico del Cigarralejo, tallados en sus orígenes en piedra arenisca.

El autor se ha inspirado en una selección de piezas que se exhiben en diferentes museos de la Región -como el propio museo del Teatro Romano, el Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo de Mula o el Museo Siyâsa de Cieza, entre otros-, para acabar deteniendo su mirada en la historia y en la estética, en «interpretar la pieza y estudiar cómo quedaría en el cuadro», afirma Ruiz Valderas.

En estas composiciones -que podrán visitarse en el Teatro Romano hasta el 1 de abril-, Nono consigue «las cualidades plásticas de la transparencia y la sugerencia», dotando a la obra de una «narración dentro del género pictórico del bodegón y la naturaleza muerta», escribe Juan García Sandoval, museólogo y crítico de arte.