Ángel Mateo Charris ilustra la novela La muerte en Venecia, cuyas páginas muestran más de cuarenta pinturas realizadas en óleo sobre papel. El Museo ABC de Madrid exhibe hasta el 3 de marzo una selección de los dibujos originales creados por el artista cartagenero para la edición ilustrada que, bajo el sello de Contempla Edelvives, presentó ayer en la ciudad portuaria.

Para definir la estética del libro, Charris ha encontrado inspiración en elementos como ''la arquitectura, el vestuario, la ropa, el arte; eran las muletas'', explica. ''Se trataba de describir ese ambiente decadente y preciosista del mundo de los balnearios y la alta burguesía de esa Europa a punto de colapsar, la luz mediterránea y el oscuro encanto de Venecia. Y esa trama emocional y de símbolos que recorre la novela'', añade.

Mediante un dibujo realista, de línea clara, con una narrativa interesante y gran dominio de las perspectivas, las imágenes evocan movimiento y nos permiten avanzar con los personajes desde la introducción hasta el fatal desenlace. Aschenbach y Tadzio son los protagonistas de esta breve y enigmática novela, reflejo de la decadencia del ser humano, sostenida en un halo de tristeza.

El ritmo de las descripciones disminuye a medida que avanza la historia, que se convierte en un relato denso, captado por el pintor al evocar la atmósfera asfixiante de Venecia o al introducir una ''gradación en las tonalidades de las ilustraciones'' que expresa el desarrollo de la acción: ''El libro va cambiando de tono, aclarándose en los momentos luminosos de la playa y el enamoramiento inicial y oscureciéndose progresivamente al tiempo que la epidemia avanza sobre la ciudad y el personaje se enfrenta a su destino''.

En las ilustraciones queda reflejada la máxima con la que Charris afronta sus proyectos: ''Buscar la intensidad, pero sin descartar la levedad''. El artista, que prepara una exposición para Casas Consistoriales de Mazarrón en febrero de 2019, atiende a LA OPINIÓN a su regreso de una trashumancia por Extremadura, días antes de viajar a Japón.

¿Qué le ha fascinado de la novela?

La descripción de una época y un estilo de vida, de un derrumbe emocional y de una lucha entre la vida y todo lo demás, sintetizado en un relato no muy largo pero lleno de capas y significados.

¿Cómo lleva a cabo la representación gráfica?

Cuando me encargan uno de estos trabajos nunca hago una traslación literal del texto, pero intento documentarme bastante para ambientarla en su tiempo, con el vestuario adecuado, recorriendo los lugares donde se desarrolla la acción y repasando el arte de la época, aunque sea para olvidarme luego e incluso permitirme anacronismos o digresiones si me lo pide esa historia paralela que voy trazando.

¿Qué implica esta labor de investigación?

Me documento con fotografías de la época, con películas que se sitúan en los mismos años o en ambientes parecidos, a través del arte de principios del XX, de las artes aplicadas, las figuras de cristal de Murano de las tiendas de souvenirs, los objetos y los juguetes, pero también leyendo sobre Thomas Mann y su mundo simbólico y personal.

¿Cuál es el enfoque inicial del trabajo?

Parto con pocos esquemas previos y espero que las sucesivas lecturas, la visita a los lugares y el estudio de los materiales me vayan dando la clave de las imágenes. Hay algunas que aparecen enseguida y otras que son resultado de desechar muchos enfoques.

¿Ha visitado usted los escenarios descritos en el libro?

Conozco bastante bien Venecia porque la he visitado muchas veces, pero en cuanto Edelvives me hizo el encargo, volví a leer el libro y fui de nuevo a recorrerla ya con la voz de Thomas Mann fresca en mi mente. No intentaba hacer ninguna recreación arqueológica de los sitios, simplemente pasear por el Lido, la laguna y la ciudad del siglo XXI, con Aschenbach y Tadzio retumbando en mi cabeza.

¿Ha pretendido desautomatizar la mirada del espectador?

En este caso me preocupaba la imagen del espectador muy familiarizado con la versión cinematográfica, que al ser un clásico está en la mente de mucha gente. He querido ofrecer una visión diferente a la de Visconti. [La versión cinematográfica fue dirigida por Luchino Visconti en 1971]

¿Y cómo traza el mensaje a partir de elementos simbólicos?

Dando pistas, pero también confundiendo, redundando algunos elementos (como las imágenes de esculturas clásicas), deteniéndome en fragmentos que se alejan un poco del relato central. En realidad, en cada imagen podría hablarse de un proceso diferente.

¿Qué pretende plasmar?

Evidentemente, intento ilustrar la voz del autor a través de lo que sabemos de los personajes y, al mismo tiempo, mis propias emociones en torno a lo que me van contando.

¿Cómo ha interpretado el carácter de Aschenbach?

A través de la trama de significados generadas con las imágenes. En mi versión salen personajes que podrían ser Aschenbach o no, es el chispazo de contenido visual lo que me interesa, una metáfora que se relacione en cierto modo con lo descrito en alguna frase que me parecía importante. Más que como un artista consagrado lo veo como el hombre maduro, construido por sus circunstancias personales que lo han acabado encorsetando, atrapado en su disfraz y en las convenciones, y que se topa de frente con la vida, la muerte y el espejo que le devuelve su reflejo.

¿Qué imágenes le evoca el personaje de Tadzio?

Tadzio es la idea de la belleza, la juventud, la pureza€, tan subjetivo todo que estuve tentado de que no apareciera en ningún momento. Al final aparece de espaldas para no desvelar del todo el enigma.

Ilustrar La muerte en Venecia

Los tres libros que he ilustrado han sido un gran reto y diferente en cada caso. Poner en imágenes una gran novela como esta, sin contar demasiado ni seguirla literalmente, dejando margen al lector para que se imagine a sus personajes pero que pueda apoyarse en algunos elementos que le ayuden a situarse y, además, conseguir imágenes que funcionen perfectamente fuera del libro por sí mismas, es todo un desafío.

¿Ha tenido libertad para interpretar el contenido?

Desde luego, esa es una de las condiciones previas que pongo al ilustrar un libro, poder desarrollarlo enteramente a mi manera, sin interferencias o recomendaciones. A fin de cuentas, lo que están pidiéndome es que traduzca a mi lenguaje ese mundo, con el que siempre intento ser respetuoso pero que tiene que ser un punto de partida, no un final en sí mismo.

¿Es importante el uso de determinados colores?

Evidentemente es una de las herramientas básicas con las que contamos los pintores, es lo que modula todo. El color va contando también historias. Cuando el personaje imagina selvas exóticas, la imagen recrea esos verdes lujuriosos pero también oníricos, y el color se refleja en el vidrio de Murano de los pájaros. El color tiene un poder emocional evidente en muchas de las ilustraciones, por no decir en todas.

A veces hay pistas; leemos ''el mar ha adquirido un tinte verde pálido'' o ''hacia el mediodía divisó a Tadzio que, en su traje de lino a rayas con el lazo rojo, volvía del mar''. ¿Ha seguido este tipo de indicaciones?

La verdad es que no. En muy pocas ocasiones, dos o tres, las ilustraciones siguen directamente al texto o, al menos, tenían que colocarse en un sitio concreto.

Vemos que la narrativa visual presenta cambios de plano.

He utilizado todo tipo de recursos, como los cambios de plano que dices e incluso perspectivas falsas y forzadas, tomadas, por cierto, de De Chirico, al que quería citar porque estaba creando su mundo visual al mismo tiempo que aparece la novela de Mann. Cualquier recurso es bueno para matizar las ideas.

¿Alguna de las ilustraciones resume las ideas principales del libro?

No creo que haya una sola imagen que sintetice todo, el libro es complejo y lleno de matices. Aunque es muy literal, hay una de la muerte sobre las góndolas en un anochecer veneciano que podría ser. Pero, ¿es la muerte o es un personaje disfrazado de la muerte en el carnaval veneciano? ¿O es un personaje llevando la máscara que se ha construido enfrentado a la belleza?

¿Cuál ha sido su fuente de inspiración?

La muerte en Venecia: todo parte del libro, de esa historia y del universo que sugiere.

¿Qué otros recursos se pueden apreciar, ironía, tal vez, poesía€?

Ahí entra mi manera de ver y mi mundo, que contiene todas esas facetas.

En este proceso de creación, ¿existen diferencias con respecto a las ilustraciones que hizo para El corazón de las tinieblas

El método y la manera de abordar el trabajo son parecidos, pero el mundo que recrean no. El África de Conrad y la Europa de Mann no tienen mucho que ver. Yo sinteticé mis experiencias africanas en el libro, de modo que el Congo se convirtió en prototipo para otros ríos africanos y el horror y lo salvaje debían mucho a las iconografías primitivas del continente negro.

¿Dónde podemos encontrar a Charris?

Físicamente, en Cartagena, pero también en cualquier lugar del mundo. Y, en parte, esparcido por todas mis obras.

¿Cómo cuida su imaginación?

Viajando, leyendo, escuchando: viviendo.

¿Puede describirme su lugar de trabajo?

Es una antigua carpintería de dos plantas situada en el mismo barrio de Cartagena donde nací. Un espacio amplio y bien iluminado y, sobre todo, tranquilo.

Usted también escribe, ¿es un gran lector?

No sé si gran lector, sí bastante persistente y tremendamente disperso. Leo casi de todo: novela, poesía, filosofía, ensayos, biografías, novela gráfica, tebeos, de todas las épocas y de todas partes, lecturas relacionadas a veces con el lugar al que vaya a viajar o al proyecto que tenga entre manos...

¿Le gusta el cómic?

Sí, me gusta mucho. Incluso gané algún premio en mis inicios con alguno que hice. Me interesa mucho el poder sintetizador de la viñeta o la página. He aprendido mucho de ellos para mi propia obra.

¿Cualquier historia puede ser contada a través de imágenes?

Se puede intentar con cualquiera, se puede traducir en imágenes especialmente si hay narración y está situada en un contexto. Otra cosa es que genere algo lo suficientemente interesante en sí mismo.

¿Qué le hace querer pintar?

Va cambiando a lo largo del tiempo. A veces son cuestiones estéticas (una combinación de colores, un esquema compositivo, una forma), otras sociológicas (una injusticia, una noticia, una opinión), emocionales, lúdicas, pirotecnias mentales€ Últimamente estoy intentando pintar de la manera más sencilla posible lo más complicado: la vida.

En relación a la decadencia de nuestra sociedad, ¿qué cree que hemos perdido?

Perdemos cosas y ganamos otras. Y siempre hay un estilo de vida que está en decadencia y otro que emerge. Me gustaría que el que viene trajera un poco de sosiego y sensatez, pero no parece que vaya encaminado.

A través de este proyecto, ¿se le ha revelado algún aspecto desconocido de su personalidad?

En cada obra que pintas vas descubriendo pequeñas cosas. En este tipo de proyectos en los que te pones en la piel de otro creador te das cuenta que tu personalidad tiene mucho de azar, que la máscara que te has construido de cara al mundo podría tener otras apariencias y que lo que creemos que somos es una cosa menos sólida de lo que parece.

Y en su propia piel, ¿qué proyectos le ocupan?

Acabo de llegar de una trashumancia con un rebaño de ovejas merinas negras por Extremadura junto a un grupo de creadores (Agustí Villaronga, Gabi Martínez, Gema Arrugaeta, Carles Mercader, Carla Berrocal, Miguel Torrecillas, Carla Boserman). Y puede que la experiencia acabe tomando forma de algo, exposición, proyecto multidisciplinar o algo parecido. Ahora me voy unas semanas a Japón, mi tercer viaje, y supongo que en algún momento saldrá algo de mi insistencia japonesa.