Cuando ves uno de sus shows, lo piensas, lo dices, y lo sientes. Esto que ellos hacen es sencillamente increíble. Pero el Circo del Sol es mucho más que lo que se ve sobre el escenario, y si alguna vez se han preguntado qué hay detrás de la compañía circense más grande del mundo o cómo es posible que lleven más de 30 años creando espectáculos tan grandes y espectaculares alrededor de todo el globo, la respuesta es una: su trabajo es su mayor pasión. «Yo sé que muchos aquí dicen que su cargo es el mejor del mundo, pero se equivocan, es el mío», fue una de las frases más repetidas cuando esta Redacción estuvo con ellos esta semana en Montpellier (Francia), donde representaron Ovo, el show que traerán a Murcia del 16 al 20 de enero; una historia muy particular por la que todo el mundo abandonará el Palacio de los Deportes con una sonrisa.

La compañía abrió sus puertas a LAOPINIÓN para mostrar su día a día, su funcionamiento y la historia de sus protagonistas. ¿Cómo es la vida para aquellos que forman parte del Circo del Sol? Viajes, intercambio cultural, y entrenamiento físico son las claves.

Tras el telón que cuelga al fondo del escenario de Ovo, se encuentra toda una organización para preparar el espectáculo. Una estructura a la que llaman junglegym es la que utilizan para los ensayos. Junto a ella tienen colocado un gimnasio que transportan ellos mismos y en el que los artistas se ejercitan cada día. Todos cuentan con entrenadores personales y terapeutas físicos, y los intérpretes pasan además dos tests al año para garantizar su buen estado físico.

Llama la atención las lavadoras y secadoras que ocupan la zona de vestuario y maquillaje, donde los armarios acogen las más de 1.000 piezas de Ovo, entre trajes, sombreros y zapatos. «La estética en el Circo del Sol es fundamental para la historia que tienen que contar y para hacer más bonito el show», afirma Mar González, encargada del vestuario. ¿Y sabían que son los propios actores los que se maquillan? «Son tantos que si los maquilláramos de uno en uno sería imposible. Ellos aprenden y lo hacen, aunque unos mejor que otros», decía entre risas Mar.

Completa la zona del backstage algo muy importante para ellos, una televisión para visionar los ensayos y las actuaciones de otras jornadas, ya que todas son grabadas para así poder observar los resultados y hacer mejoras para ofrecer el mejor show posible.

¿Y qué secretos tiene el Circo del Sol para estar preparados ante cualquier imprevisto? Son varias las claves. En primer lugar, los artistas se preparan para ser capaces de hacer varios números para sustituir posibles bajas, y existen además representaciones que se guardan en la retaguardia por si alguna parte el show no pudiera llevarse a cabo, motivo por el que cada vez que se ve Ovo, puede ser distinta.

Si bien es cierto que, aunque el Circo del Sol dispone de 18 espectáculos ahora mismo repartidos por todo el mundo, Ovo solo hay uno. Existen tres clases de shows en esta compañía circense: los que son fijos (como el de Las Vegas), los de carpa y los que se hacen en estadios. El segundo de los tipos requiere una instalación y una inversión mucho mayor que el tercero, razón por la que permanecen en la ciudad varios meses. En el caso de Ovo, fue creado en 2009, y hasta 2015 fue un espectáculo de carpa. Su adaptación a la versión de estadio requirió seis meses de trabajo, ya que permitía la ampliación de los números y la creación de otros nuevos, como el caso de una pareja de mariposas que, colgadas de dos elásticos, realizan una preciosa danza por el aire. Y antes de eso, hicieron falta dos años para crear el espectáculo que verán los asistentes al Palacio de los Deportes de Murcia este enero.

Familia multicultural

En Ovo, 50 artistas de 24 países, con culturas y estilos de vida completamente distintos trabajan codo con codo; sus vidas se conectan porque todas buscan el mismo fin: hacer un espectáculo perfecto. «Es lo más me gusta de este show, que todos trabajan desde el respeto para que Ovo salga bien», confesaba el director artístico del espectáculo, Tim Bennett. Esa mezcla intercultural aporta, para Heather Reilly, mánager de la compañía, «un gran valor añadido que, aunque no se vea a simple vista, se aprecia en el resultado final». « Ovo es sencillamente gente increíblemente talentosa, haciendo lo que mejor saben hacer», concluye.

Las giras del show tienen una duración de diez u once semanas de trabajo continuadas, tras las cuales todos disponen de dos semanas para volver a sus casas y pasar tiempo con sus familias, lo que les permite ver a sus seres queridos cuatro veces al año, aunque ellos pueden también visitarles siempre que quieran.

La mayoría de los artistas de este gran equipo provienen de familias dedicadas al circo, y es el único modo de vivir que conocen. ¿Y cómo se compagina eso con una vida normal?: «Yo llevo tanto viviendo así que no recuerdo lo que era una vida normal», declaraba Aruna Bataa, quien, aunque reconocía que sí visitaba a sus padres, encontraba su familia en el circo. Aruna es la contorsionista que interpreta a la araña blanca, quien realiza unos movimientos que escapan a toda lógica en un cuerpo humano. Es como si estuviese hecha de goma, «pero sí, tengo huesos», bromeaba una artista que lleva diez años y tres shows con el Circo del Sol, y que confiesa sentirse muy atraída por esa vida «por los viajes, las personas y el escenario».

«Yo he nacido en Alba, en Italia, pero como siempre he sido de circo y llevo viajando desde que tenía siete años, se puede decir que soy de todas partes del mundo», explicaba Devin De Bianchi, equilibrista que solo lleva dos semanas en el Circo del Sol pero que tiene 15 años de experiencia en espectáculos. En Ovo da vida a la libélula, para la cual tuvo que hacer «cinco semanas de ensayos en Montreal, las primeras dos solo fueron encontrar nuevas cosas que aportar al número. Ellos tienen muchos entrenadores que trabajan duro para sacar lo mejor de cada artista». Es en Montreal (Canadá) donde se encuentra la sede de la compañía circense, donde miles de profesionales cualificados crean toda la magia.

Ovo, un show para toda la familia

OvoUna colonia de insectos vive felizmente en su colonia cuando, de pronto, llega un forastero que porta un huevo gigante; es el protagonista, el ovo ('huevo' en portugués), despertando la curiosidad del grupo por el objeto pero el rechazo a ese nuevo ser que intenta unirse a ellos, a pesar de ser tan diferente. «Es una historia de inclusión», explica el director artístico Tim Bennett.

Se trata, posiblemente, del show más divertido del Circo del Sol. Sus transiciones entre cada actuación están conducidas por tres payasos que harán reír a los más pequeños, y también a mayores, especialmente a aquellos que aún conectan con el niño que llevan dentro. Ellos tiene el reto de hacer reír, algo que es distinto según la cultura del país: «Y por eso tengo muchas ganas de ir a España, porque allí la gente es más alegre, más viva... es más fuego», confiesa emocionado Gerry Regitschnig, quien interpreta a Master Flipo, padre de todos los insectos, quien «a veces es como un adulto y a veces como un niño. Creo que o le quieres o le odias, y eso es lo que más me gusta de él». «Para mí, Ovo es como un cuento infantil, lo abres y ves tanto color, flores, insectos... es muy impresionante», explica Gerry.

Y es que así es el Circo del Sol, mucho más que un trabajo, es toda una vida tras el telón dedicada y entregada con pasión a su trabajo, a su forma de vivir, a su familia... que dan como resultado la magia que solo el Circo del Sol es capaz de crear.