«¡Qué va! Para nada, es que lo somos. Cuando un alumno me dice: ‘¡Profesor, eres un friki!’, le digo: ‘Claro que sí!’». El que responde tan seguro de sí mismo es Abraham, un profesor de Matemáticas de Secundaria al que le preguntamos si se considera un friki. Ha asistido a todas las ediciones del Salón del Manga de Murcia -que comenzó ayer y se extenderá hasta el domingo en el Recinto Ferial de La Fica- y reconoce cómo ha ido creciendo a lo largo de estos diez años: «Voy a salones de otras ciudades importantes y el de Murcia no tiene nada que envidiar al resto».

Interrumpimos la comida familiar y nos sorprende lo que reproduce la televisión, pues en lugar de emitir el tradicional informativo, se trata de la serie de anime Boruto, en japonés y subtitulada al castellano. En esta ocasión Abraham y su mujer, Noelia, viven la cita de forma muy especial, pues llevan a su hijo Perseo, de 2 años, caracterizado de uno de sus personajes preferidos, Pegaso, de la serie Los Caballeros del Zodiaco.

Mientras hablamos con esta joven familia, no podemos evitar sorprendernos por el horror vacui de las estanterías de su hogar, plagadas de curiosos objetos, más propios de una tienda que de un piso convencional. Abraham es coleccionista de figuras -que no muñecos- de su serie favorita de la infancia: las Tortugas Ninja, de origen estadounidense. «Son americanas, pero el Salón del Manga al final reúne a todos los que son frikis de algo; puedes encontrar a gente caracterizada de personajes de Disney o de Harry Potter, no tiene por qué ser únicamente oriental».

Cuando Perseo aún no caminaba, en la edición de 2017, lo caracterizaron de Naruto, y en 2016, con apenas unas pocas semanas, de Freezer, un villano de la serie Dragon Ball. Como no sabemos si podemos llamar ‘disfraz’ al cosplay (ropa y atrezo usado por los cosplayers), decidimos preguntar por si ocurre como en el Bando de la Huerta, en el que los más puristas reivindican que el huertano se viste, no se disfraza. «Da igual, como quieras llamarlo, para nosotros lo más importante es que la gente disfrute de su afición y sepa transmitirlo a los demás». Antes de irnos nos fijamos en que todo el cosplay del pequeño está hecho de forma artesanal, como si se tratara de una manualidad.

El K-Pop

El salón reúne, como decíamos, no sólo a los amantes del manga (cómics tradicionales japoneses) o del anime (palabra con la que se conoce a las películas y series de animación niponas), sino a todos aquellos interesados en videojuegos, determinadas películas de ciencia ficción o aventura, coleccionismo y modas o aficiones de origen oriental como el K-Pop.

Una de las personas más conocidas en la Región de Murcia y en todo el levante español por su vinculación a este fenómeno es Silvia, que nos cuenta cómo disfrutan de su afición aquellos jóvenes murcianos que siguen esta cultura surcoreana. «Realizamos exhibiciones, concursos y, sobre todo, lo pasamos bien. Cada vez somos más, y es habitual que nuestros amigos, una vez que conocen el K-Pop, acaben también siendo kpoppers», explica. Actualmente se reúnen en espacios municipales como La Nave, o en entornos urbanos como la Plaza de la Merced o de Santo Domingo, en Murcia. «Una de las cosas más interesantes de nuestras exhibiciones es cuando hacemos 'K-Pop random play', que consiste en una sucesión de estribillos de canciones, reproducidos de forma aleatoria, y que interpretamos aquellos que conocemos la coreografía. Escuchamos la cuenta atrás, emocionados, y si no conoces la canción esperas a la siguiente, y si la sabes, sales a bailarla para admiración del resto. Cuanta más determinación y entusiasmo a la hora de bailar, mejor. Hay que darlo todo», añade.

Corte y confección

También el amor puede surgir entre lentillas de colores, escudos y pelucas. Es el caso de Raquel, que conoció a su actual pareja, Adrián, en el último Salón del Manga de Murcia. Actualmente no sólo su pasión por el cosplay la ha convertido en una persona conocida en ese ámbito, sino que ha transformado una simple afición en una actividad profesional.

Raquel, tras haber trabajado como modelo y prepararse actualmente para ser actriz, ha aprovechado tener una madre modista para adaptar conocimientos a su gran pasión, y ahora diseña y confecciona cosplays para cosplayers de toda España. Algunos de las mejores caracterizaciones del salón de este año habrán pasado por sus manos, y durante unos días por la casa de Miguel, un estudiante de Ingeniería Informática y natural de Cieza, que hospeda durante este fin de semana a la pareja de cosplayers, Raquel y Adrián, que actualmente vive en Barcelona. «No es lo mismo pedir un traje por Aliexpress y gastarte equis euros, que confeccionar un traje completo, con todos los detalles, géneros de calidad, y una adaptación personal», explica.

Con esta ‘adaptación personal’ se refiere a aquellos matices que los cosplayers añaden a los cosplays originales. Miguel nos lo explica: «Es que en el anime los colores son planos, y existen poco detalles, por eso nosotros los enriquecemos con elementos nuevos, que nosotros inventamos, y que sin desvirtuar al personaje lo hacen más espectacular». Es el caso de una lanza en la que trabaja Adrián, y a la que ha añadido un detallado dragón de goma eva no incluido en la lanza del personaje original, Hak, del anime Akatsuki no Yona.

Nos sentimos muy cómodos en el piso de estudiantes donde nos reciben, escuchando su pasional discurso, rodeados de manualidades propias de una clase de Plástica, bajo una gran bandera arcoiris sobre el sofá, escuchando música japonesa, y un tanto mareados por el olor a adhesivo, pintura de spray y demás aerosoles que confieren matices y texturas a los objetos elaborados artesanalmente. Debido al mareo se nos ocurre preguntar si son gente sana, así a las bravas. «¿Sois sanos o qué?». Se ríen. «¿Que si fumamos porros? No, qué va».