Hizo una aparición fulgurante en el mundo de las cantantes de jazz. Desde el principio la compararon con Billie Holiday. Llegó incluso a decirse que parecía estar cantando desde otro tiempo. Fue hace 20 años, al publicarse su primer disco, Dreamland, grabado con algunos de los mejores músicos de Nueva York. Luego, Madeleine Peyroux (Athens, Georgia, Estados Unidos, 1974) prácticamente desapareció durante ocho años. Hasta la edición de Careless Love, producido por Larry Klein.

La supuesta espantada dio pie a muchas especulaciones. No es una cantante al uso. A su actitud indómita y reservada se añaden unos repertorios cuidadosamente escogidos, peculiares composiciones propias y estándares difíciles de personalizar que interpreta con una voz elegante y sensual con la que se desmarca de posibles comparaciones.

Y es que la gama cromática y expresiva de la vocalista, guitarrista y compositora americana es infinita. Veintidós años y nueve álbumes después del soberbio Dreamland, su disco debut, Peyroux continúa desafiando los confines del jazz y aventurándose con insólita curiosidad en los fértiles campos de la música contemporánea. Anthem, su nuevo álbum, producido y coescrito por Larry Klein (Lizz Wright, Melody Gardot, Joni Mitchell, Herbie Hancock), es una mirada sobria, poética y en ocasiones filosófica sobre el estado actual del mundo, pero colmada de esperanza y optimismo.

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