Nervioso y sin un discurso preparado, Melendi salió este mediodía al escenario principal del Palacio de Congresos de Oviedo ante 2.100 adolescentes. No iba a cantar. Iba a hablar de un tabú: sus problemas con las drogas y altibajos personales. Su discurso fue una sorpresa y el broche de oro del congreso "Lo que de verdad importa" que organizó esta mañana la fundación que lleva el mismo nombre en el Palacio de Congresos con el objetivo de promover valores éticos universales a los más jóvenes.

El cantante asturiano desnudó su alma ante el auditorio al reconocer que "al ver a mi madre y a mi padre sufrir decidí cortar por lo sano e internarme en una clínica de desintoxicación". Por entonces tenía veintipocos años, había vendido un millón de discos y no podía dar un paso por la calle sin firmar autógrafos.

Ahora está a punto de cumplir 40 y tiene la experiencia necesaria para decir que aquel éxito le quedaba grande. "Con la fama y el dinero llegaron cosas difíciles de explicar si no las vives y que son producto de un profundo desengaño con el concepto de éxito social".