El Teatro Thuillier de Caravaca de la Cruz acoge hoy, a las 20.00 horas, la representación teatral Los cuernos de Don Friolera, basada en uno de los tres esperpentos que conforman la magna obra de Valle-Inclán Martes de Carnaval. La obra está producida por Morfeo Teatro, Montse Lozano y Gloria Muñoz, y en su reparto se encuentra Mayte Bona, que interpreta varios papeles y se encarga del diseño. Morfeo es una compañía con sede en Burgos, reconocida por la singularidad y fuerte personalidad de sus propuestas. En su filosofía está el afán de adaptar o rescatar piezas poco habituales en el repertorio, tanto clásico como contemporáneo, asumiendo un provocador sentido de la puesta en escena y una marcada cercanía con el espectador.

Se trata de una obra basada en uno de los tres esperpentos de Valle-Inclán, que consiste en buscar el lado cómico a una tragedia...

Es al buscar lo cómico en un suceso doloroso, a través de la deformidad del cristal cóncavo, cuando se consigue el efecto contrario, una situación hilarante; no solo se convierte en intrascendente, sino en parodia. Se trata de reirse un poco de uno mismo, la autocrítica a través del sentido del humor.

Una obra que habla sobre el machismo, un tema que por desgracia sigue vivo casi 100 años después de la publicación de la obra en 1921.

Valle-Inclán es un hombre adelantado a su tiempo, fue inspirador de los intelectuales que vendrían después. Él crea el esperpento no solo como estética sino como filosofía. Él mismo, durante una entrevista, dice: «Desde la modestia, tengo que admitir que nos ha quedado un esperpento auténtico, donde el público no queda impasible y la crítica lo acoge también con unanimidad. Realmente es una delicia, una verdadera joya».

La dirección y dramaturgia son de Paco Negro. ¿Cómo ha sido la adaptación a la puesta en escena?

Ha sido muy arduo, sobre todo cuando vas a poner en escena una obra de este calado y con un autor de la envergadura de Valle- Inclán, es un proceso minucioso y exhaustivo de mucho tiempo, muy divertido también. Paco Negro ha sido muy brillante en esta adaptación, como es habitual en él, pero en este caso ha sido fascinante. El texto de la obra es exacto a como lo escribe Valle-Inclán, con todo su ironía, sarcasmo, diversión, tragicomedia, y mala leche. Y están los cómicos barraqueros que tienen mucha chufla, que intervienen antes, durante y después del esperpento. Esta peculiaridad dota a la función de una característica, y es que vamos a ver meta-teatro, es decir, teatro dentro del teatro.

Hace varios papeles...

Sí, tengo esa suerte. El primero es el de Doña Pirula, que es como la dueña de la barraca, la que lleva toda la vida gobernándola. Luego hago de Calista, una tabernera madrileña y muy casquivana. También hago de un teniente de carabineros con muy mala leche, pero con mucha coña. La gente se ríe mucho con estos carabineros porque son malos pero son esperpénticos, y el cristal del esperpento les convierte en algo ridículo que es producto de burla. Y luego comparto escenario con Francisco Negro, Felipe Santiago, Adolfo Pastor, Santiago Nogués y Mamen Godoy. Lo importante es que al final todo el mundo sale del teatro, no solo muy feliz y contento, sino plena y absolutamente satisfecho.

También se encarga del vestuario. ¿Cómo ha sido el proceso de diseño?

Ha sido muy divertido porque he querido ir al meollo de la época, tiene una estética entre cabaretera y barraquera de esa España de feria de los años 30. Y estoy arropada por una escenografía inspirada en Robert Motherwell, un pintor de la época que cuando llega y conoce España se queda impresionado por la misma, y convulsamente pinta una serie de cuarenta cuadros dedicados a esa España que después sufriría bastante. Recoge también toda la estética costumbrista que apoya una serie de máscaras y títeres en escena.

Mayte, los comediantes salen de la crisis y siguen remando contra viento y marea...

Más que remar, lo que hemos hecho ya es intentar remar, porque nos hemos quedado con el agua al cuello, ya no hay remo ni barca que nos salve y si estamos con un poco de suerte conseguimos llegar, ya no te digo a buen puerto, sino a alguna orilla cercana, cual náufrago muerto de asco. Realmente no está la cultura en España como debería, no solamente a nivel de los cómicos, a nivel general todo el arte y la cultura están muy mal. En el caso de Morfeo, lo que hemos hecho es abordar la crisis con mucha energía y valentía. Hemos intentado ir creando cada vez más montajes con más actores en escena para intentar desde nuestra pequeña posibilidad paliar un poco esa crisis de los compañeros, y eso el público lo agradece.

Y ya por último, tenemos proyecto recién estrenado, ¿no?

Recientemente estrenábamos una dramaturgia contemporánea de Miguel Murillo y el propio Paco Negro, que además arrancará en Murcia en el Teatro de El Palmar el último fin de semana de octubre. Lleva por título Cómicos, a donde el viento nos lleve y es un homenaje a los cómicos de la legua y errantes.