El Premio Nacional de Músicas Actuales 2018, que concede anualmente el Ministerio de Cultura y está dotado con 30.000 euros, recayó ayer en una «encantadísima» Christina Rosenvinge que «nunca» pensó que este reconocimiento pudiese ser para ella, una artista que se ha movido «siempre en los márgenes».

«Jamás escogí el camino fácil», certificaba ayer la compositora, intérprete, actriz y presentadora en declaraciones tras conocer el fallo del jurado, que precisamente destaca, entre otros asuntos, «el proceso de búsqueda de una personalidad musical propia» en sus más de 35 años de trayectoria, en los que ha practicado el punk, el pop, el rock y la música indie.

Esquiva ha sido hasta para coger la llamada que había de comunicarle la noticia, reconoció, ocupada como está en la redacción de un libro que publicará en mayo, tras dos años de trabajo de recopilación de diarios y ensayos sobre el proceso de cómo hacer versos para la música y las diferencias con otros planteamientos de escritura. En este sentido, el jurado ha destacado de ella «el potencial emocional de su obra», su faceta compositiva, sus actuaciones en directo, así como «la credibilidad de su genuina carrera profesional, rasgos que encuentran una clara expresión en sus más recientes trabajos», entre ellos, el atrevido Un hombre rubio (2018).

«La música es un trabajo coral en el no puedes desarrollar solo una de esas cosas... Tanto la composición como la puesta en escena, como el riesgo por renovar y convertir lo que haces en un discurso contemporáneo que, por encima de todo, sea verdad, de crear una emoción que la gente identifique, si no consigues todo eso, no funciona», apuntó Rosenvinge.

Convencida al fin de que el premio no constituía «una broma», Rosenvinge atendió la llamada del ministro de Cultura, José Guirao, quien felicitó a la artista madrileña, que descartó que en su elección haya pesado el hecho de ser mujer. «Lo difícil es que haya más mujeres que lleguen a este punto de dedicación durante tantos años y nos tenemos que preguntar por qué», reflexionó la artista, sabedora en cualquier caso de que mantenerse en la industria musical es «más difícil» si no se es hombre.

Trayectoria

Hija de padre danés y madre inglesa, Rosenvinge (Madrid, 1964) comenzó su andadura profesional en la banda Ella y los Neumáticos, durante La Movida madrileña, donde conoció a su compañero Álex de la Nuez, con el que grabaría dos discos como Álex y Cristina antes de separarse a principios de los noventa, alcanzada ya la fama.

En 1991 creó la banda Christina y Los Subterráneos, con la que lanzó el disco Que me parta un rayo, de notable éxito tanto a nivel nacional como en Sudamérica, al que seguiría Mi pequeño animal (1994), en el que conoce a Lee Ranaldo, guitarrista de Sonic Youth, con quien trabajaría en varias producciones como solista.

En 1997 presenta el álbum Cerrado, ya en solitario, en una nueva etapa musical que ha dado lugar a nueve producciones más, hasta el citado Un hombre rubio, con especial mención de sus trabajos Tu labios superior (2008), Verano fatal, fruto de su colaboración con Nacho Vegas, o el aplaudido La joven Dolores (2011).