El actor Javier Gutiérrez fue el protagonista ayer en el Salón de los Espejos del Teatro Romea. Hoy lo será sobre el escenario, pero antes tuvo que enfrentarse a los medios en la presentación de la versión española de ¿Quién es el Señor Schmitt?, que vivirá su estreno absoluto en Murcia. Sin embargo, el asturiano aprovechó, no solo para promocionar la obra -un montaje de Sergio Peris-Mencheta, que versiona la obra del francés Sébastien Thiéry-, sino también para alertar sobre la «mordaza» y el hecho de que las personas con exposición pública tengan que pensarse las «cosas tres veces antes de abrir la boca por posibles represalias».

Gutiérrez mostró su esperanza en que el público «haga una lectura muy en paralelo» con lo que está ocurriendo en España con la libertad de expresión. «Salirse del orden establecido o ir en contra del sistema que hoy en día está tan castigado, no solo con la condena, sino además con el ostracismo, tiene que ver con este personaje», apuntó el actor, que vuelve a subirse a las tablas dos años después de El Rey (2016), dirigida por Alberto San Juan.

«Antes que actores somos ciudadanos y tengo todo el derecho a expresar mi opinión», agregó el laureado intérprete antes de considerar que en España se ha entrado en el «túnel del tiempo» y que es «impensable lo que está ocurriendo aquí». En este sentido, comparó la situación de Estados Unidos, donde los actores Robert de Niro y Meryl Streep pueden criticar las políticas del presidente, Donald Trump, «y no pasa absolutamente nada y casi los erigen héroes», con la de España, donde los actores son los «auténticos villanos de la función».

En la misma línea se expresó Peris-Mencheta, que afirmó que parece que los artistas corren «dos peligros» cuando se expresan: «Que te pongan a parir y que te quedes sin trabajo. Tengo una boca grande física y espiritualmente y últimamente me tengo que empezar a pensar si la sigo abriendo, porque estoy viendo a mi alrededor que la gente deja de trabajar e incluso que te meten en chirona». «Estamos en ese punto en el que uno tiene que decir: o mis hijos o mi libertad de expresión, y tengo que optar por que mis hijos puedan seguir comiendo», subrayó el también actor antes de concluir que se está «viviendo una tragedia, y ojito con lo que dices».

Respecto a la obra, que ya tiene cerrada 70 funciones por toda España, indicó que se trata de una «comedia existencialista» que «encierra la tragedia del ser humano por luchar por ser quién es y no el que la sociedad le dice que tiene que ser».

El director reveló que el texto le llegó a través del director y guionista David Serrano, quien le advirtió que Gutiérrez quería protagonizarla. «Y cuando la leí pensé: 'Qué maravilla', porque qué mejor que él para interpretar este personaje», afirmó Peris-Mencheta, al que Gutiérrez definió como «uno de los directores más en forma de la escena».

El protagonista de películas como El autor o La isla mínima confesó que tenía «muchas ganas» de volver a las tablas porque el teatro le da la «gasolina necesaria para volver a conectar con el actor», que a veces «pierde la perspectiva», por lo que la respuesta «del público es el mejor termómetro».

En el elenco también está Cristina Castaño, quien explicó que su personaje traslada la idea de que «hay muchos puntos de vista» para abordar la realidad, donde «a veces tienes que tragar ante situaciones injustas para poder hacer cambiar las cosas desde dentro». «A veces vemos a héroes que hablan muy alto pero tampoco pueden hacer mucho, porque cuando pierdes las formas, también puedes perder la razón», indicó.

El elenco de la producción de Barco Pirata lo completan Armando Buika, Xabier Murua y Quique Fernández, con diseño de escenografía de Curt Allen e iluminación de Valentín Álvarez.