MurciaaEscena (Asociación de Empresas Productoras de Artes Escénicas de la Región de Murcia), la Unión de Actores y Actrices de la Región de Murcia (UARM), la Asociación de Dramaturgos de la Región de Murcia (DREM) y DEmurcia (Asociación de Directores de Escena Profesionales de la Región de Murcia) denunciaron ayer públicamente que la Región de Murcia se encuentra a la cola en inversión e innovación cultural, y que los presupuestos dedicados a Artes Escénicas son los más bajos de todo el Estado, junto con La Rioja.

Y es que «la Comunidad no tiene ni un presupuesto asignado para las ayudas a las artes escénicas y es también una de las pocas autonomías que no tiene una red de teatros públicos o circuito de distribución teatral». Así lo detallaron el presidente de DEmurcia, Antonio Saura; el presidente de DREM, Fulgencio Martínez Lax; la presidenta de MurciaaEscena, Esperanza Clares, y el presidente de la UARM, Manuel de Reyes, quienes, con el objetivo de «promover la creación escénica y contribuir a la consolidación empresarial de esta actividad», presentaron ayer en el Salón de los Espejos del Romea un 'Plan Estratégico para las Artes Escénicas de la Región de Murcia' que, según informaron, ya han remitido a administraciones, partidos políticos y a la Federación de Municipios.

Durante la rueda de prensa, los representantes de las diferentes asociaciones lamentaron que la Consejería de Cultura no haya ofrecido «ni un programa real de apoyo a las artes escénicas desde 2010», liderando desde entonces «la peor de las gestiones posibles a nivel nacional» con la desaparición en enero de ese año del Circuito Profesional de Artes Escénicas de la Región, las ayudas a producción, gira, concertaciones, participación en Ferias y Festivales de relevancia, becas y ayudas a la formación, así como la subvención nominativa a MurciaaEscena, con las que se financiaban las Jornadas de Artes Escénicas de la Región de Murcia.

«Las Artes Escénicas desaparecieron en 2010 de las competencias y compromisos del Gobierno de la Región», aseguraron los presidentes. Tras hacer mención a la subida del IVA del precio de las localidades del 8 al 21 por ciento y a la reducción presupuestaria de las administraciones municipales destinadas a programación teatral en los siguientes años, aseguraron que el resultado de «tan catastrófica política cultural» fue una disminución «alarmante» de público por la falta de programación estable, «al incumplir los mínimos básicos de los programas de fidelización y captación de públicos».

En este sentido, recordaron que las administraciones «tienen la obligación de ofrecer un servicio cultural público que llegue al ciudadano en óptimas condiciones, para que pueda ser disfrutado de forma asequible y satisfactoria, además de proporcionar a las empresas privadas que lo suministran las condiciones justas y necesarias para la ejecución de este servicio».

También tuvieron palabras para el Instituto de las Industrias Culturales y las Artes de la Región de Murcia, que nació en 2012 «sin ningún tipo de programa en materia de Artes Escénicas, activando a partir de 2014 tres líneas de acción improvisadas, ajenas a las necesidades reales del sector y carentes, por tanto, de proyección futura». Estas acciones, «donde se han camuflado la ausencia de política teatral», han sido el Plan Escena, «que es una ayuda a los ayuntamientos para que una o dos veces al año puedan contratar a uno o dos grupos de teatro»; el programa Financiarte, «que no dejan de ser préstamos bancarios», y el programa Asociarte, «que no tiene nada que ver con el sector».

Por ello, el sector habla de la necesidad urgente de medidas «que establezcan unas bases sólidas de apoyo a la creación escénica y a su consolidación empresarial». También de una política cultural acorde con la realidad del número de teatros y compañías de la Región, así como de los puestos de trabajo, directos o indirectos, que se desprenden de esta actividad. «El sector debe contar con un marco jurídico y económico adecuado que le permita cumplir con sus funciones culturales y sociales, lo que incluye muy en especial las ayudas públicas que sean necesarias para el adecuado mantenimiento de su actividad», declararon.

En el documento, «que nace del conocimiento y de la experiencia, y no tenerlo en cuenta no sería un acto de inteligencia», subrayó Martínez Lax, se habla además de la necesidad de consolidar la producción autóctona y favorecer su distribución nacional. Es decir, «hecho en Murcia, exportado desde Murcia, y entrar en el mercado nacional e internacional sin complejos, con espectáculos de rigurosa calidad y absolutamente competitivos».

También señalaron la necesidad de elaborar y proponer un conjunto articulado y coherente de medidas -enfocado al cumplimiento de objetivos a corto, medio y largo plazo- «que permitan superar la ausencia legislativa y presupuestaria que actualmente afectan a las ayudas públicas al teatro», y en el que estén implicados todos los agentes: responsables políticos, creadores, productores, distribuidores o gestores culturales. «Las Artes Escénicas son un servicio cultural público, por su situación objetiva en la sociedad y en el sistema económico actual, independientemente de cuál sea el agente, público o privado, que lo produce, gestiona o suministra, para el que hay que desarrollar unas medidas de apoyo», recordaron, por lo que «es momento de hechos, no de palabras», hizo hincapié Esperanza Clares.

Manuel de Reyes, por su parte, incidió en que este es un documento de todo el sector, «en una lucha frontal contra el abandono» sufrido por la Administración y en exigir un mayor presupuesto, «por lo menos una media que supere los dos euros por ciudadano, la creación de la Agencia Regional de las Artes Escénicas, un circuito profesional o red de teatros públicos, ayudas económicas, campañas, residencias, diálogo con el público, jornadas de las Artes Escénicas, Premios Azahar, Foro de Negocio o la creación de una web», apuntaron. Otras líneas de acción detalladas fueron la creación un fondo bibliográfico y un archivo, la presencia nacional, infraestructuras escénicas y un programa de incentivos fiscales para la inversión en Artes Escénicas.