Un año y medio de su vida. Un año y medio dedicado en cuerpo y alma a esta colección. Confiesa que ha tenido algún encargo, e incluso participó en la Noche de los Museos, pero Nicolás de Maya (Cehegín, 1968) prácticamente no ha abandonado el cobijo de su taller en todo este tiempo. Apenas un workshop en el Lugar Espacio Creativo de su localidad natal y alguna aparición esporádica; hasta ayer. ¿Y lo que le quitaba el sueño? El Edén, que da nombre a su nueva muestra.

Había que remontarse hasta septiembre del pasado año para encontrar su última referencia, Taurus, en el Real Casino de Murcia. «Aquello era algo paralelo a mi trabajo. El tema de los toros es siempre circunstancial en mi obra, no es mi modo de expresarme artísticamente. Pero claro, indudablemente siempre te sale hacer algo así -señala en alusión a su pasión por la tauromaquia-, pero no tiene nada que ver con lo que yo hago», sentencia. Quizá por eso había todavía más ganas de verle de nuevo en galerías; de ver al verdadero Nicolás de Maya, al «artista total», como se ha definido en alguna ocasión por su dominio de la escultura y la pintura.

Por ello, ayer no faltó nadie en el Almudí -«Paso lista», decía en su Facebook hace algunas semanas-: familiares, amigos, aficionados a la pintura y artistas, así como políticos. El alcalde de Murcia, José Ballesta; el concejal de Promoción Económica, Cultura y Programas Europeos, Jesús Pacheco, y la consejera de Turismo y Cultura, Miriam Guardiola, arroparon al ceheginero, que este martes 'destapaba' una gran y variada colección de piezas: «No sé decirte cuántas exactamente, pero sobrepasa las ochenta». Entre ellas, varias instalaciones, una serie de pinturas de gran formato de papel sobre tabla -con técnica mixta: desde carboncillo y grafito hasta otras más complejas-, otra de óleos y, por supuesto, una serie de esculturas sobre madera. No obstante, uno de los apartados más destacados es el que acoge una serie en papel con dibujos «incisivamente grabados a fuego»; literal. En ella habla de la «fragilidad» y de aquello que -valga la redundancia- «se nos queda grabado a fuego».

Pues en Edén, De Maya centra su discurso en aquello «que nos construye, que nos 'fabrica' como seres humanos». «Nuestras vivencias, experiencias, nuestras letras... Nos impregnamos de todo eso, y es lo que nos hace evolucionar», apunta el artista. ¿Y el Edén? «No es un lugar, es un estado mental donde todo gira en torno a la figura del hombre y la mujer; donde los seres humanos buscan el equilibrio», explica.

Así, desde un punto de vista estético, Edén es un «homenaje a la figura humana», a la presencia del cuerpo. Y, para ello, se rodeó de modelos; pero no modelos cualquiera, sino aquellos que trabajan con su propio 'yo' físico. «Me gusta mucho la danza, cómo utilizan su cuerpo para comunicar. Por eso me rodeé de bailarines para trabajar 'sobre' ellos con esa idea, ese ejercicio, del cuerpo como limite de expresión y herramienta para comunicar», confiesa De Maya, que atendió a esta Redacción unas horas antes de su inauguración en la Sala de las Columnas, «un lugar perfecto»: «Es un sitio tan emblemático... Lo admite todo, pero también puede expulsarlo todo. En este caso, creo que ha quedado muy coherente».

Edén podrá visitarse hasta el 28 de octubre, pero esta vez parece que no habrá que esperar tanto para volver a ver la obra de Nicolás de Maya colgando de las paredes de alguna sala. Y es que la Consejería de Turismo y Cultura tiene previsto programar una amplia retrospectiva sobre la obra del creador en el Museo Regional de Arte Moderno de Cartagena que, si todo va bien, se inaugurará a finales de este año o comienzos de 2019. Además, el artista ha confesado a esta Redacción que ya se encuentra preparando sus dos próximas exposiciones: «Ya las tengo encajadas. Ahora hay que interiorizarlas y darles forma».