El Polideportivo El Romeral de Molina acogió ayer por la noche el Festival Corazonadas, que reunió a tres artistas que hicieron disfrutar y vibrar a las miles de personas que acudieron a la cita. Road Ramos, Muerdo y Rozalén pusieron música a la noche molinense durante casi cinco horas.

La primera en saltar al escenario fue Road Ramos, Rocío Ramos, que comenzó el show dándole energía con el rollo más punkie de la noche, con un show que duró casi una hora. Road Ramos, con su guitarra, presumió de su voz y de su virtuosismo con la guitarra eléctrica.

Entre canción y canción presumió de cantar delante de miles de personas, añadiendo que de toda la vida ha sido ''del barrio de San Roque'' y puso en valor a los artistas salidos de Molina. La artista no quiso despedirse sin invitar antes a la propia a Rozalén para cantar juntas una de sus canciones.

Seguidamente, el siguiente en saltar al escenario fue Muerdo, Pascual Cantero, quien con sus canciones que mezclaban el reggae, pop y funky animó a los presentes. Tampoco él se quiso olvidar de sus raíces molinenses al cantar 'De donde vengo' e incluso se atrevió con el clásico 'Volver' de Carlos Gardel para dedicársela a su abuelo. Muerdo también hizo que Rozalén saliese antes al escenario y ambos cantaron 'Lejos de la ciudad'.

Llegado el punto y final a la actuación de Muerdo, le tocaba el turno a la cabeza de cartel, Rozalén, que acompañada por su banda y por su compañera intérprete de Lengua de Signos, Bea Romero, comenzó la canción con uno de sus singles más aclamados: 'La Puerta Violeta'. Continuó con canciones como 'Vivir', 'Las hadas existen', 'Justo', la canción dedicada a su tí-abuelo y que murió en la Guerra Civil, así como antiguos clásicos de su repertorio, como '80 veces', 'Saltan chispas' o 'Comiéndote a besos', en el que se produjo uno de los momentos más íntimos y emocionantes de la noche después de que todo el público cantara la canción junto a ella. Rozalén también invitó a subir de nuevo al escenario a su amiga Road Ramos para que ambas interpretarán el tema 'Bajar del mundo'.

La manchega terminó su concierto no sin antes agradecer y calificar de ''mágica'' la noche tras poder reunirse con sus ''tres compañeros'' que se fueron a Madrid en busca de una oportunidad en el mundo de la música. ''Que hoy nos hayamos reunidos los mismos que en su día nos fuimos para cantar delante de tanta gente es una bendición, un milagro'', añadió Rozalén.

Por si fuese poco, la artista terminó su concierto bandurria en mano para interpretar 'Girasoles', su canción que ya se ha convertido en un auténtico himno del optimismo, vida y alegría.