Hace un siglo que el Salón de Columnas del Círculo de Bellas Artes de Murcia acogió la primera exposición individual de Joaquín. Aquella era su casa, uno de los sitios donde comenzó a pintar, junto al Círculo Católico de Obreros -de la mano de José María Sobejano- y la Sociedad Económica de Amigos del País. Hoy, cien años más tarde -más de sesenta después de su muerte-, su hogar se traslada al Mubam.

Y es que el Museo de Bellas Artes de Murcia acogerá durante todo el verano y feria local -hasta el próximo 23 de septiembre- una treintena de obras con su firma, ‘Joaquín’, sin apellidos, como le gustaba que se le reconociera. El motivo de la muestra no es otro que celebrar estos cien años del pintor murciano y recordar y homenajear así «a uno de los grandes artistas del siglo XX de la Región, que compartió andanzas con Pedro Flores, Luis Garay y otros artistas de la llamada ‘Generación del 20’», explicó ayer la consejera de Turismo y Cultura, Miriam Guardiola, durante la presentación de Joaquín. Un siglo después. «Un creador -añadió- poseedor de un lenguaje único, sobre todo a la hora de realizar retratos, pero de producción reducida, que apenas se prodigó en exposiciones y cuya figura queremos reivindicar y dar a conocer a las nuevas generaciones».

Concretamente, en el Pabellón Contraste del Mubam se muestran un total de 35 obras de Joaquín García Fernández (1892-1956), entre las que predominan los óleos -sobre lienzo, tabla y cartón- y también algunos dibujos a lápiz pintados entre 1911 y la década de los cincuenta del pasado siglo. Como es característico de su producción, esta retrospectiva está regida por una misma paleta cromática plagada de tonos ocres y marrones, a excepción de una primera obra en la que un veinteañero Joaquín se rendía a los tonos verdes y vivos del ‘Huerto Manu’. También se pueden ver numerosos retratos, así como bodegones, algún paisaje y obras de tema religioso.

La práctica totalidad de la obra expuesta, explicó Guardiola, «pertenece a colecciones privadas, por lo que este proyecto es una magnífica oportunidad de ver y disfrutar piezas que no se muestran al público de forma habitual y, de hecho, once son inéditas y no han sido nunca expuestas». Una de ellas es el pequeño autorretrato que Mariano Benlliure, entonces director general de Bellas Artes, le solicitó en 1919 para incluirlo en la exposición Españoles en París, que se expuso en Barcelona en 1919 y que le sirvió para proyectarse internacionalmente. Una obra que también se exhibió posteriormente en la Royal Academy de Londres (1920), en el proyecto Artistas españoles, pero que hasta ahora permanecía perdida.

La titular de Cultura declaró que, «desde el Gobierno regional se trabaja, a través de exposiciones y de otras muchas iniciativas, para dar visibilidad el trabajo que realizan los creadores de la Región; apoyamos especialmente a quienes comienzan su carrera en un mundo tan complicado y apasionante como el mundo del arte, pero por supuesto no podemos ni queremos dejar de recordar a quienes ya han hecho grande la cultura regional, a artistas que, como Joaquín, se han ganado un hueco en nuestra historia y que deben ser considerados como lo que son, grandes creadores de la pintura española del siglo XX».