En su día fueron tasadas ''apresuradamente'' en unos 551.000 euros, ''pero valen mucho más''. Ya se sabe que, en esto del arte, estas cosas son relativas, que los precios fluctúan y que, para unas personas o sociedades, según qué piezas, tienen un valor casi incalculable, como es el caso. Y, sin embargo, ahí están, 153 cuadros arrumbados ''en un depósito'' del Centro Regional de Restauración, situado en una nave del polígono industrial Oeste. ''Espero que estén en condiciones adecuadas...'', dice María Manzanera, sobrina de José Antonio Molina Sánchez (Murcia, 1918-2009), uno de los principales representantes de la pintura regional y autor de esta colección.

Manzanera, además de descendiente del pintor, es una de las caras visibles de la Fundación Molina Sánchez -junto a la de su primo Miguel Ramón Martínez, actual presidente de la institución-, que surgía en 2007 con el objetivo de ''favorecer la divulgación y exposición permanente'' de la obra de una artista que, para ella, ''es el pintor más internacional de Murcia. Aunque nunca puedo decir esto claramente porque, como soy su sobrina, dirán: ¿Qué va a decir ella?'', apunta Manzanera. ''Pero vamos, solo hay que ver los premios que ha tenido y los países en los que está su obra'', insiste.

Por ello, Manzanera no se explica ''cómo puede ser que en Murcia se tenga a alguien como él así, con su obra escondida, con su Fundación olvidada, sin apoyarla en nada...''; algo que es especialmente doloroso para ellos en este 2018, cuando se cumplen cien años de su nacimiento. Para entenderlo con precisión hay que remontarse de nuevo once años atrás, cuando se constituyó la entidad que ''lucha'' por defender su legado. ''La Fundación es poseedora del 51% de los bienes patrimoniales de la institución, y el resto sería de la Comunidad; es una fundación, digamos, privada, porque no es pública del todo, pero el Ejecutivo de entonces la consideró tan importante como para formar parte de ella'', explica Manzanera en una charla con esta Redacción. ¿Y cuáles son esos 'bienes'? Pues esas más de 150 obras que, en el centenario de su autor, permanecen ''escondidas'' en un almacén. Cabe destacar que esta Redacción ha intentado acceder a él, pero no ha obtenido el permiso de la Conserjería.

''Mi tío tenía una gran ilusión, y además lo decía con el sentimiento de que era algo que le debía a Murcia: decía que había obtenido tanto de su tierra, del sol y la huerta, que debía entregarle a sus gentes su obra. Quiso que 153 de sus cuadros se quedarán aquí para los murcianos con la idea de que todos pudieran verlos cuando quisieran y sin tener que pagar. Él era de origen humilde -continúa su sobrina- y añoraba de joven haberse podido comprar libros de arte, o haber ido a más conciertos o a la ópera, pero no podía pagarse la entrada... Y él no quería que a los murcianos les pasara eso con su obra'', recuerda.

Y encontró en su misión un poderoso aliado: Ramón Luis Valcárcel, entonces presidente de la Región. El dirigente popular se volcó con la Fundación y con Molina Sánchez, distinguido aquel mismo 2007 con la Medalla de Oro de la Comunidad. ''Valcárcel le prometió que su Fundación se instalaría en la Casa Díaz Cassou y que no se tendría que preocupar de la exhibición de sus obras porque sus cuadros estarían siempre a disposición del público'', señala.

El actual vicepresidente del Parlamento Europeo no falló a su palabra y, poco después, la Fundación levantó allí su sede. ''En Díaz Cassou teníamos una pequeña sala de exposición, y lo que hacíamos era rotar los distintos estilos que hay en esa donación [la de las 153 obras]. Hacíamos una muestra solo de óleos sobre papel, luego, a lo mejor, otra de dibujos... Estaban mes y medio, dos meses, y las cambiábamos. Aunque el espacio era pequeño, teníamos la posibilidad de ir mostrando poco a poco distintos aspectos de esta colección'', recuerda Manzanera. Pero con la llegada de la Consejería de Cultura al emblemático edificio todo se fue al traste.

''Me parece que fueron unos tres años los que estuvimos allí. Mi tío murió a finales de 2009, y en 2010 dejamos la casa. Nos echaron de allí porque iba a ocuparla la Consejería, y nos quedamos sin sede'', lamenta la sobrina del pintor. Tras un breve paso por el Mubam, ''donde solo dispusieron de un pequeño despacho y donde los cuadros donados por Molina Sánchez nunca llegaron a estar expuestos, la obra se guardó en un depósito del Centro de Restauración. Desde entonces, jamás se le ha dado ningún lugar'', comenta con tristeza.

Un centenario ''digno''

En todo momento, María Manzanera se refiere a un espacio en el que la obra de Molina Sánchez quede expuesta de forma permanente, la gran demanda de la Fundación junto a la cesión de un espacio en el que instalar su sede, ''tal y como prometió Valcárcel''. Y es que, los cuadros donados ''han desaparecido para todo aquel que quiera verlos, excepto cuando se hace alguna exposición puntual. Hace unos años se hizo una retrospectiva, y en 2015 se hizo otra que se llamaba La mirada expresionista, cuyo comisario fue Juan Bautista Sanz; pero después de eso...'', lamenta Manzanera, que, pese a todo, mantiene las ganas. ''Esto va por etapas. Hay momentos en los que piensas que esto se ha acabado, que no hay nada que puedas hacer. Pero luego pasa algo que de pronto te da esperanza'', reconoce.

Uno de esos ''empujones'' es precisamente este centenario: ''Nos pusimos en contacto con el Mubam para hacer algo, pero tenían todas las fechas cogidas para este 2018. Sin embargo, para el año que viene parece ser que sí, que se hará una exposición rememorando el aniversario. Luego también, en octubre, puede haber conmemoraciones en distintas salas y algún concierto'', apunta. Y es que Manzanera se niega a creer que esta situación pueda acabar por echar a perder el legado de su tío: ''Solo pensar que los murcianos se pudieran quedar sin Molina Sánchez... me da terror. Yo tengo esperanza. Espero que conforme vayan entrando en las instituciones estas nuevas personas [reconoce que todavía no han hablado con la consejera Miriam Guardiola, aunque lo harán] se hagan cargo de esta situación y volvamos a tener un lugar desde el que trabajar para que los murcianos tengan acceso a este pintor tan notable, y que ha llevado a Murcia como un estandarte allí donde ha ido''.

El estado de las obras

Una de las grandes preocupaciones de la Fundación Molina Sánchez es el estado en el que se encuentran las 153 obras donadas por el pintor -en un depósito del Centro Regional de Restauración-, especialmente tras una carta de la anterior directora general de Bienes Culturales, María Comas, en la que les decía que los cuadros estaban sin seguro y que la Comunidad ''no se responsabilizaba de lo que les pudiera pasar''. Sin embargo, su sucesor, Juan Antonio Lorca, ha asegurado a esta Redacción que, en este sentido, pueden estar tranquilos: ''El Centro tiene un seguro global que cubre todas las obras que están dentro de él. Además, estos cuadros se encuentran en nuestra mejor sala, con unas condiciones de humedad y temperatura idóneas''. Además, reconoce que tienen ''una reunión pendiente'' con la Fundación, porque considera que reivindicar la figura de Molina Sánchez en este centenario es ''algo crucial''. Menos optimista es en cuanto a la cesión de un espacio: ''Aquí hay dos problemas: uno, que no tenemos espacio -aunque estamos buscando una solución-, y dos, que, según la Ley de Transparencia, primero tendríamos que sacarlo a concurrencia pública'', explica Lorca.