Dorian, uno de los nombres clave del indie nacional, son los autores de una de esas canciones generacionales, A cualquier otra parte, un tema que cualquier treinteañero ha bailado alguna vez en su vida; pero no es un grupo que viva de las rentas. Después de tres lustros en la música, los catalanes han vuelto con Justicia universal (Intromúsica Records), un disco donde suenan más electrónicos, orientados a la pista de baile. El disco cuenta, además, con la incorporación de Lisandro Montes en las labores compositivas, y con tres invitados especiales: León Larregui de la banda mexicana Zoé, la cantante chilena Javiera Mena y Nita, vocalista de Fuel Fandango.

En Justicia universal, la banda barcelonesa, cuya presencia es ya habitual como cabeza de cartel en cualquier festival 'indie' de España y México, rinde homenaje a quienes hacen del mundo «un lugar más habitable», y se hace eco de los problemas del cambio climático y del «desasosiego» del capitalismo. La gira comienza en Valencia el 8 de junio en el Festival De Les Arts -ya pasaron por el WARM Up-, pero ahora andan presentando el disco por las tiendas Fnac de toda España, y hoy toca Murcia. Responden Lisandro Montes y Marc Gili.

¿ Cuál diríais que es el espíritu que reside en Justicia Universal ?

Marc Dorian: Vivimos en un mundo en el que las verdades universales ya no existen. El terreno vital e ideológico que pisa el hombre contemporáneo es líquido e inestable. Las canciones de Justicia universal reflejan esa inestabilidad emocional y vital. Los personajes de mis letras son frágiles y, en muchas ocasiones, se sienten inadaptados e incomprendidos. Para escribir letras me nutro de lo que veo en la calle, y ahora mismo en la calle hay sentimiento de fragilidad e inestabilidad.

¿Cómo fue el proceso de creación de este disco?

M. D.: Hemos trabajado este disco a fuego lento, con mucha reflexión para cada canción. Decidimos alejarnos del método clásico de composición y usar lo que llamamos 'técnica híbrida', que es una mezcla entre los métodos de producción del techno, el house y el electro, y la producción clásica de bandas con instrumental y aparatos hardware (compresores, reverbs, etc.).

¿Presentáis caras muy distintas en este disco?

Lisandro Montes: En efecto. Es un disco rico en matices, pero muy compacto, como obra al mismo tiempo. Por un lado tenemos a los Dorian más orientados a la pista de baile ( Duele, Vicios y defectos), los Dorian new wave ( Algunos amigos, Señales), mientras que en otros temas, como Cometas o Buenas intenciones, late una pulsión trap.

¿Os habéis apartado algo de vuestro camino, es una nueva etapa o seguís por la misma senda?

L. M.: Siempre que hay un nuevo disco se abre una nueva etapa en algunos aspectos, pero es cierto que con el anterior trabajo, Diez años y un día, pusimos un punto y aparte en nuestra carrera. En Justicia universal se puede decir que seguimos transitando un mismo camino, pero con una clara evolución. Hemos explorado nuevas sonoridades, hemos ganado en matices y también hemos recuperado la faceta más electrónica de nuestra música, renovándola y acercándola al presente.

¿Por qué Justicia universal como título?

L. M.: Queríamos un título contundente y directo para este disco. Estamos viviendo un momento en el que están pasando muchas cosas en la calle, no solo en nuestro país, sino a nivel mundial. Es por eso que sentíamos la necesidad de hablar en este disco de algunas de estas cosas. Temas como la corrupción, los paraísos fiscales o el cambio climático. Justicia Universal es nuestro pequeño homenaje a todas las personas que luchan día a día por un mundo más justo.

En este disco vuelve a haber una canción nostálgica sobre amigos...

L. M.: Sí, pero desde otro lugar. En Algunos amigos hablamos del paso del tiempo, de cómo todas las personas vamos cambiando a lo largo de nuestras vidas, cambiando muchas veces nuestra visión de las cosas también. El mundo va cambiando y nosotros en él. Esto provoca inevitablemente que perdamos amistades por el camino, pero también que nos encontremos con nuevos compañeros de viaje.

¿Os preguntan mucho por la situación en Cataluña? ¿Cuál es vuestra opinión?

M. D.: Nos preguntan mucho. En España y también en países como México o Estados Unidos tienen mucha curiosidad por saber qué es exactamente lo que está pasando. Creemos que se han cometido muchos errores por ambas partes; ha sido verdaderamente un diálogo de sordos. Y pensamos que tienen que llegar nuevos políticos, que tengan la capacidad de dialogar y escucharse, pero de verdad, para que este conflicto pueda empezar a resolverse poco a poco. Aunque será un herida que tardará tiempo en curarse.

En Cometas aludís al muro que Donald Trump quiere hacer en la frontera de Estados Unidos. ¿Pedís justicia también para Trump?

L. M.: Donald Trump pasará a la historia como el peor presidente de Estados Unidos. ¡Ni los Hermanos Marx habrían llegado a imaginar semejante personaje!

¿Cómo os afecta el tema del ataque a la libertad de expresión al que estamos asistiendo?

M. D.: Es preocupante, estamos viviendo un retroceso muy bestia en derechos y libertades en este país. Te mentiría si te dijera que no hay un cierto grado de autocensura ahora mismo entre muchos músicos.

¿Cómo veis el panorama musical actual? ¿Alguna crítica o todo está bien?

M. D.: Creemos que estamos viviendo un momento muy interesante a nivel global; no somos nada pesimistas en este sentido. La irrupción del trap y la música urbana, la electrónica totalmente instalada en las producciones de la música pop... También notamos más que nunca una especie de 'todo vale' a la hora de mezclar estilos, y van surgiendo propuestas muy interesantes. Toda esta 'promiscuidad' de estilos en la música actual nos está descubriendo grandes cosas, y está trayendo consigo aires de renovación.

En Justicia universal decís: «Nada que esperar de un mundo gris y neoliberal». ¿Criticáis al sistema capitalista?

M. D.: No al sistema capitalista como tal, sino a su versión más egoísta y mezquina: el neoliberalismo. Hay un crítica explícita en esta canción al neoliberalismo, a la sociedad de consumo, a la clase política corrupta que devora sus horas pensando en qué paraíso fiscal puede esconder el dinero robado. Y también hace mención al problema del cambio climático, que al haber otras urgencias, otras necesidades más inmediatas como la falta de trabajo, o el acceso a una educación pública, o a una vivienda digna, lo estamos dejando de lado. Pero creemos que tenemos que tomarnos muy en serio este problema y empezar a cambiar algunas cosas.

Suele decirse que las canciones de Dorian están hechas para bailar la melancolía. ¿Qué decís?

L. M.: Es posible. En la música de Dorian hay una fuerte carga emocional, y en nuestras canciones abundan los personajes que no acaban de encajar en los moldes o en los patrones que se supone que debemos seguir en esta sociedad. Pero, al mismo tiempo, la música de baile es uno de los pilares de Dorian. De todos modos, esto es algo muy antiguo, lo de aliviar las penas a través del baile.

Parece que la soledad es una de vuestras preocupaciones en vuestra discografía.

M. D.: Vivimos en la era de la comunicación y el fenómeno de las redes sociales. Las informaciones nos llegan al instante, podemos conectarnos a tiempo real desde cualquier rincón del mundo, y sin embargo no todo parece ser positivo. Tenemos la sensación de que la gente vive más aislada que antes, con unas amistades que en ocasiones no acaban de ser del todo reales. Tal vez tengamos cosas que aprender aún como sociedad con todo esto de las nuevas tecnologías. Este exhibicionismo de la intimidad en el que vivimos a través de las redes sociales no nos da la impresión de que sea un bálsamo que alivie la soledad; más bien todo lo que contrario.

Apenas han transcurrido unos días desde la salida del disco. ¿Qué feedback habéis recogido?

M. D.: Es el disco más esperado de Dorian dentro y fuera de España, de largo. Estamos recibiendo un feedback espectacular. Para una banda que empezó en un pequeño sello de Barcelona, estar llevando estas canciones a tantos países es un sueño hecho realidad.