Tomy Ceballos (Caravaca, 1959) se define como un outsider. Vive al margen de las tendencias, de la mercadotecnia imperante en el mundo del arte y de todo lo que huela a institucional. Por eso en los últimos años ha sido difícil encontrarle en galerías; le vimos en los Molinos del Río dentro de la exposición colectiva Otros países el pasado año, y poco más. De hecho, hay que remontarse hasta 2016 para encontrar su última referencia en solitario: Varios, en la galería Loft 113 de Murcia, que era casi una retrospectiva de su carrera con algunas pinceladas de lo que estaba por venir.

Y es que, lo que en aquel momento fue un ordenador en el que los visitantes pudieron contemplar -y hasta imprimir- obras de su nueva faceta artística, mañana se convertirá en una suerte de 'renacer'. Será en la sala de exposiciones Arquitectura de barrio (calle Julián Calvo, 6, Murcia), donde a partir de las siete y media de la tarde inaugurará Océanos pacíficos, una colección de 15 obras, en su inmensa mayoría de nueva creación, realizadas en tres dimensiones gracias a las nuevas tecnologías y capturas también desde dentro del PC. «En realidad siguen siendo fotografías porque yo utilizo cámaras, pero dentro del ordenador», asegura el artista, que cambia el objetivo para ponerse «detrás del espejo», en alusión a la pantalla del monitor.

«Para mí, la mano es torpe (contextualmente). La máquina es mucho más poderosa y con ello fabrico cosas mucho más potentes», advierte Ceballos, que invita a «no menospreciar lo virtual». «Me trae sin cuidado -responde cuando se le pregunta si esta técnica puede ser acogida con cierto escepticismo por los fotógrafos más ortodoxas-. Para mí lo puro es el pensamiento y la imaginación, fluir. Y con este tipo de herramientas cada vez estamos más cerca de soñar y transmitir en directo. ¿A que a nadie le preguntan si un poema ha sido escrito con pluma, lápiz u ordenador?», señala el caravaqueño, quien, no obstante, no reniega de las antiguas técnicas: «Me da igual utilizar una réflex, que un ordenador que una cámara estenopeica. Para mí son cosas que tengo para trabajar, y me da igual que sea de nuestra época o anteriores; según lo que quiero mostrar, utilizaré una u otra. No tengo prejuicios con el futuro y tampoco con el pasado».

En cuanto al significado de la muestra, poco tiene que ver con la vasta extensión de agua que separa Asia y Oceanía del continente americano. « Océanos pacíficos va de esos pequeños momentos de paz y felicidad tan maravillosamente necesarios para todos. Hace unos días, por ejemplo, leía en una contra de LA OPINIÓN la entrevista a una chica [Mar Gómez Nicolás], deportista, que trabaja, cuida a sus hijos, entrena y por las noches baila; a esos momentos me refiero», explica.

"Moriría si dejara de aprender"

Pues son esos momentos, a lo largo de los últimos cuatro años, los que le van a permitir enfrentarse mañana al público de nuevo. Porque, claro, para zambullirse en el mundo del modelado y la fotografía 100% digital le ha costado unas cuantas noches en vela recibiendo clases en inglés de un profesor en Nueva York. Eso sí, «luego por las mañanas vas pegando cabezadas por la calle», bromea Ceballos, quien afirma que «moriría» si dejara de aprender.

Pero eso solo fue la 'primera fase'; después tocaba crear y recrearse en esos 'océanos pacíficos'. «Por la noche cojo mi ordenador, me pongo mi música y ahí soy poderoso. Puedo trabajar, no necesito ir a la tienda a por un clavo, un tornillo..., me resulta muy fácil crear; es maravilloso», asegura este peculiar fotógrafo, quien como un mantra repite en varias ocasiones la misma expresión: «Puedo soñar en directo».

Ahora, el resultado de esa ensoñación ve la luz, y lo hace, confiesa, con un cierto nerviosismo instalado en la cabeza de su autor. «En los últimos tiempos mi foco ha sido desplazado a cosas más importantes, y aunque me he olvidado del público, nunca he parado de trabajar. Ahora veo la vida de otra manera y, la verdad, me da un poco de vergüencilla exponer», confiesa entre risas cuando se le pregunta por estos años de escasa actividad pública.

Aunque hay otros motivos que han ayudado a que se haya 'apartado' un poco del mundillo. «Lo de ser artista en Murcia es muy aburrido. Todo se ha politizado, y cuando la política entra por la puerta la poesía sale por la ventana, por eso busco sitios como este [la sala Arquitectura de Barrio] para exponer», señala un artista que «huye» de lo institucional. En este sentido, ha encontrado en colegios e institutos un espacio en el que moverse a gusto. «Las performances que antes hacía en las galerías ahora las hago en la escuela, les enseño a los chicos que había un mundo antes de lo digital, cómo funcionaba la alquimia de la química fotográfica...», explica Ceballos, que la semana pasada estuvo en el IES Floridablanca.

Precisamente, una de las cosas que más éxito tiene entre los jóvenes que asisten a estas 'acciones' es su 'escafandra estenopeica', una cámara oscura que mucho tiene que ver con la forma de ver las cosas del artista: «El mundo está al revés, pero con este casco lo vemos del derecho [por la forma en que incide la luz en él]». El invento estará a disposición de quienes acudan a ver la exposición y así apreciar esta nueva etapa de Tomy Ceballos desde una original perspectiva.