Todo es susceptible a su arte. Cuenta Ana Barriga que crea bodegones -que luego, tras fotografiarlos, plasta sobre tela- con casi cualquier cosa que se encuentra en el camino. Figuras, juguetes rotos, utensilios de cocina... Los junta y los pinta, los rompe, los cambia de lugar... La jerezana se deja llevar. Decía en una entrevista reciente que, aunque es joven -apenas tiene 33 años-, ya le ha perdido el miedo a equivocarse; o, lo que es lo mismo, no le teme a arriesgarse.

Sus obras desprenden libertad, e incluso una cierta anarquía colorista; un «azar controlado» que no desaparece nunca y que es crucial en su arte, apuntan desde la galería murciana T20, que el año pasado 'fichó' a la andaluza y desde ayer expone en su espacio de la calle Victorio la muestra individual Una vez en la vida.

En esta colección, la concatenación de fragmentos se funden en un todo en el que la artista explora los límites de lo inarmónico. «La poética de lo fragmentario es leída -apunta T20- desde una superación de los postulados de la vanguardia. En cierta forma, en la obra de Barriga hay una relación con la forma en que la escena underground del 77 entiende como superados tanto a Jackson Pollock como a Andy Warhol, si bien, utiliza ambos universos». De hecho, la artista jerezana, más allá de composiciones que, en su vertiente cromática, recuerdan al arte pop, utiliza el espray en sus lienzos casi como un elemento identificador, en su contraste con el óleo, lo que supone, nuevamente, un vínculo indiscutible con este movimiento.

Una vez en la vida permanecerá en Murcia hasta el próximo 26 de marzo.