A mediados del pasado mes de diciembre el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) se cerraba, en parte, para la renovación y ampliación de su exposición permanente, así como para la modernización de los espacios, sus cartelas, vinilos y señales. En concreto, se clausuraron cinco de las salas del Pabellón Cerdán (planta baja y primer piso); salas que, a día de hoy, permanecen inhabilitadas para la visita del público, pero que empiezan a vestirse de color. Y es que ayer comenzó la colocación de las primeras obras de la colección, arrojando las primeras luces al renovado Mubam.

Así, una de las primeras obras en ser colocadas fue el Cristo crucificado de Murillo, uno de los dos lienzos de este pintor que se exhibirán en el museo. Ésta y el Ecce Homo son «dos piezas de gran calidad y trascendencia que muestran el rico y amplio patrimonio artístico de la Región y con cuya colocación nos sumamos de manera simbólica a la conmemoración del cuarto centenario del pintor sevillano, nacido el 31 de diciembre de 1617», recordó el consejero Javier Celdrán, que no quiso perderse el día de regreso de los cuadros a las paredes de la pinacoteca.

Con esta actualización, indicó el consejero, «mejorará la experiencia de los visitantes, quienes contemplarán de una forma más atractiva y sencilla las obras de la exposición al poder disponer de toda la pared, incluyéndose así piezas de mayor tamaño, y gracias también al cambio en la distribución y el recorrido». Otro de los objetivos que se persigue con estos cambios, añadió, es «destacar aquellos aspectos en los que el museo se muestra mejor dotado, como es el caso de las colecciones del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, potenciando además la presencia de los artistas de la Región y dando a conocer mejor su trabajo y la excelencia de la cultura murciana». Asimismo, se ampliará la presencia de esculturas y la nueva enmarcación de algunos cuadros, y su reubicación permitirá destacar creaciones de gran calidad que hasta ahora pasaban más inadvertidas, como el retrato firmado por Sorolla o el bodegón flamenco de Seguers.