El gran protagonistas de la tarde fue Roca Rey. A él se debe el aspecto de los tendidos, casi llenos. Él captó la atención del público desde el momento de hacerse presente. A él se jaeló con más fuerza que a nadie y a él quería ver el público de MUrcia salir a hombros sí o sí. Sólo que en el lote entraron también El Fandi y Alejandrio Talavante. Los tres, David, Alejandro y Andrés, se emplearon por momentos en busca de un triunfo que Murcia estaba poniendo en bandeja. Pero ninguno de los tres (lo siento) estuvo de verdad a la altura de una corrida de Victoriano del Río lustrosa, brava, lujosa. No fácil siempre, desde luego. Pero tan buena, con tanta prontitud, con tanta movilidad, con toros con tanta calidad, que faltó rotundidad, hondura, sentimiento, dejarse ir... No sé. Quizás esté siendo injusto, pero tengo la sensación de que ninguna de las seis faenas terminó de convencer a nadie, y que fue más la inercia de un público que se sintió arropado por más público y lo que transmitió la corrida de Victoriano lo que empujó la tarde por la senda del triunfo. Así pues, la salida a hombros más merecida de las de ayer fue la de... el mayoral de la ganadería.

Sin restar un ápice de mérito a los que se pusieron delante de la corrida y la despacharon correctamente, ojo. A veces, incluso, hasta con brillo. A veces, incluso hasta con calor. Como El Fandi que, mermado claramente de facultades, puso cuatro pares de banderillas a petición del público al cuarto toro. O como Alejandro Talavante, que hizo vistoso quite (orticinas por caracolinas) soltando el capote a una mano, volándolo en una especia de serpentina, cogiéndolo por la espalda y soltándolo de nuevo para repetir la operación mientras giraba. Eso fue en el quinto, al que abrió faena con una arrucina rectificada en el último momento, justo antes de que el toro se lo llevara por delante. El segundo, más suavón, más enclasado, se había ido sin torear más que en una tanda de naturales al final de la faena.

Roca Rey pudo cortarle las orejas al tercero, pero lo falló con el descabello como Talavante al segundo. Esa faena tuvo momentos intensos. Y, por segunda vez en esta Feria, volvió a planear la sombra del indulto. Y, por segunda vez en esta Feria, el torero protagonista (Ponce la primera, Roca Rey en esta ocasión), no se dio coba y, tras un momento de duda, montó la espada. Sólo que esta vez pinchó.

Pero Andrés se iba desquitar con el sexto, al que abrió faena pasándoselo por la espalda. Más ceñido sería otro cambio en el tramo final del trasteo y que hizo romper al público definitivamente. Pero antes de ese golpe de efecto Roca Rey le había bajado la mano al toro de Victoriano para desfondarlo, para desbravarlo. Sólo que el fondo del toro fue tanto que no se rindió a pesar del sometimiento y del poder de la muleta del peruano. Ese fue el momento álgido de la tarde. El toreo rotundo con la derecha de Roca Rey. El poder de un torero que tiene mucho recorrido por delante, mucho que crecer. Y que ayer en Murcia pudo haber salido como triunfador de la Feria apretando el acelerador de verdad sólo al final.