Más de medio millón de personas asistieron a la ceremonia de canonización de Francisco y Jacinta Marto, los pastorcitos de Fátima, presidida ayer por el papa Francisco, precisamente en el día en que se conmemoró el centenario de las apariciones en Cova de Iría, que se iniciaron un 13 de mayo de 1917. El obispo de Leiría señaló que han acudido peregrinos de 55 nacionalidades, entre los cuales destacaron grupos de Francia, Estados Unidos y España, además de, lógicamente, los procedentes de distintos puntos de Portugal.

En total, en la Eucaristía tomaron parte ocho cardenales (entre ellos, los españoles Osoro y Blázquez) y 71 obispos. También acudieron tres jefes de Estado: Marcelo Rebelo de Sousa, de Portugal; así como los de Paraguay, Horacio Cartes, y Sao Tomé y Príncipe, Manuel Pinto da Costa, además de la Primera Dama de Panamá, Lorena Castillo.

La ceremonia de canonización dio comienzo a las 11 horas en el atrio del santuario. El Santo Padre declaró santos a los pastorcitos Francisco y Jacinta, en medio del júbilo de los cientos de miles de peregrinos llegados de todos los puntos de Portugal y de numerosos países. En la ceremonia estaba presente el pequeño Lucas, que sufrió una caída y un traumatismo craneal, cuya vida fue desahuciada por los médicos y que curó inexplicablemente, por intercesión de Francisco y Jacinta, y cuya curación ha servido para la aprobación de la canonización de los pastores.

Francisco Martos nació el 11 de junio de 1908 y su hermana Jacinta, el 5 de marzo de 1910, eran dos de los siete hijos del matrimonio de Manuel Pedro Marto y Olimpia de Jesús. Entre mayo y octubre de 1917, presenciaron, junto a su prima Lucia Dos Santos, las apariciones de la Virgen en Cova de Iría.

El papa Francisco insistió a los fieles durante la Misa de canonización en rezar con esperanza. «Él nos ha creado como una esperanza para los demás, una esperanza real y realizable en el estado de vida de cada uno -dijo-. El cielo activa aquí una auténtica y precisa movilización general contra esa indiferencia que nos enfría el corazón y agrava nuestra miopía. No queremos ser una esperanza abortada».

Al concluir la ceremonia, Francisco bendijo a los enfermos y les dedicó un mensaje. «No tengáis vergüenza de ser un tesoro valioso de la Iglesia», exclamó. «No os consideréis solamente como unos destinatarios de la solidaridad caritativa, sino sentíos partícipes a pleno título de la vida y misión de la Iglesia», agregó.Los responsables de algunas librerías religiosas de Fátima prevén que esta canonización, la primera que se celebra en Portugal, supondrá un empuje para la elaboración de estudios y biografías sobre los nuevos santos. Los reclamos religiosos también se han convertido en un valor añadido de la visita papal, sobre todo el «Rosario del Centenario», del que se han elaborado 300.000 ejemplares y que ayer por la mañana ya estaba agotado.