La crème de la crème. La plana mayor; eso sí, descabezada. No estaba el mesías, pero sí los apóstoles. No estaba Maradona, pero sí Cruyff y Georgie Best. No estaba Cervantes, pero sí Góngora y Quevedo. No estaba Picasso, pero sí Goya y Velázquez. Las firmas más prestigiosas del arte urbano internacional recogidas en dos salas; 85 artistas de 23 países distintos confinados entre las paredes del Mubam; lienzos y murales que repasan la historia del grafiti y todas sus derivaciones desde los años setenta hasta la actualidad. De la calle al museo, una oportunidad única para adentrarse en el oscuro aunque boyante mundo del arte callejero.

¿Y quién es el que falta? Nadie allí lo esconde. Su nombre aparece tantas veces entre los textos que acompañan las obras como veces es omitido por reiteración. Y es que la enigmática figura de Banksy ha sometido al mundo del arte urbano hasta el punto de estar presente donde no está. Discípulos, maestros, seguidores y contemporáneos le representan desde ayer en el Museo de Bellas Artes de Murcia. La suculenta muestra guarda originales, entre otros, del galo Dran, 'el Banksy francés', otro personaje anónimo que, en su caso, ha bombardeado Francia armado con aerosoles y plantillas. O Xavier Prou, AKA Blek Le Rat, uno de los pioneros del llamado 'arte de guerrilla' y probablemente la influencia más directa del ausente, hasta el punto de que el propio Banksy se refirió a él una vez en los siguientes términos: «Cada vez que creo que he pintado algo ligeramente original me doy cuenta de que Blek Le Rat lo hizo mejor, solo que veinte años antes».

Precisamente una obra del parisino da la bienvenida a la primera sala que el Mubam ha habilitado para la exposición, comisariada por Darío Vigueras e inaugurada este martes por la directora general de Bienes Culturales, María Comas, y el concejal de Fomento de Murcia, Roque Ortiz. Junto a ella, la que probablemente sea la joya -o más bien principal reclamo- de la muestra: un Obey original. Shepard Fairey (nombre real) es probablemente el artista más famoso de la escena urbana internacional -con el permiso del rey...- y sus obras alcanzan valores desorbitados en subastas y galerías. Padre del uso de la pegatina como intervención callejera, empapela paredes por todo el mundo con un estilo muy personal cercano al agitprop soviético y son multitud los artistas que han recurrido a sus manos para ilustrar películas o portadas de discos; incluso Barack Obama acudió a él para su campaña electoral. Pero incluso un hombre de su consideración en el mundo del arte (en general) hace no tanto tiempo se enfrentaba a la justicia por «actos de vandalismo contra edificios públicos» (Detroit, 2015); y es que, como apuntó Vigueras -y recuerda el título de la muestra- esta colectiva recoge artistas que, «aunque los veamos en un museo, sobre todo trabajan en la calle».

En esta línea, Blek Le Rat u Obey son las grandes estrellas de la muestra como abanderados del street art, la rama del arte urbano más cotizada y respetada en la actualidad, donde también podemos encontrar a los italianos NemO's y Pixel Pancho, o al muralista salamantino David de la Mano, presentes en De la calle al museo. Pero ésta no es la única línea de la expresión plástica callejera que aparece representada, y muy bien, en esta exposición.

Entre los artistas del grafiti tradicional destaca la presencia de una obra firmada por Cornbread, gran padre del 'tag'; el texto que acompaña su obra explica su historia: «Darry McCray comenzó a grafitear con firmas de todo tipo para llamar la atención de la muchacha que le gustaba». Afán de protagonismo, ego tal vez, que se convirtió en la forma más básica de este mundillo y que, en el caso de McCray, llegó hasta el rey del pop: «Un ejemplo claro -continúa el texto- fue el tag que Cornbread le hizo al avión de los Jackson Five cuando aterrizó en Filadelfia». Junto a él, la muestra enseña piezas de la leyenda en activo Cope2; Futura 2000, otro icono del arte callejero neoyorquino, o Blade, que ostenta el título de 'King of Graffiti' al contar en su haber con más de cinco mil trenes bombardeados con su aerosol desde principios de los setenta hasta mediados de los ochenta. Todos ellos, continuadores y desarrolladores de aquella locura que se montó Cornbread para encandilar a una chica.

Por supuesto, tampoco faltan jóvenes promesas y representantes de la escena murciana, prácticamente monopolizada por la asociación alcazareña La Compañía de Mario, que aporta a la muestra obras de Carlos Callizo; Goyo 203; Jorge Pina, alias Mago Blanco; Raúl Estal, ´Piratroska´, y su fundador, Willy Arenas, AKA Mad Painter. Tampoco faltó a esta cita el cartagenero Kraser, el artista urbano regional de mayor proyección internacional -junto a Sam3-.

Pero, por supuesto, la muestra no falta a su esencia. Hasta el 9 de julio llevará las obras De la calle al museo, pero respetará el hábitat natural de algunos artistas que, en lugar de colgar sus piezas de las paredes del Mubam y despreocuparse, estarán pintando por diferentes plazas de la ciudad. El encargado de inaugurar el ciclo de murales y arte urbano en vivo fue el brasileño L7M, considerado uno de los mejores artistas urbanos de nueva generación. Durante todo el día, Luis Seven Martins (nombre real), estuvo preparando los materiales y el soporte en el patio del Mubam y este miércoles estará por allí trabajando en su mural.

Así que no se extrañen si Murcia huele a pintura estos días o el claqueteo del espray se hace tanto o más familiar que la alerta del WhatsApp. El arte urbano ha tomado las calles y el museo; los discípulos del rey han tomado la ciudad.