El Grado en Ciencia Política y Gestión Pública de la Universidad de Murcia, con motivo de las fiestas de su facultad, celebró ayer una conferencia sobre la gestión cultural en la Región de Murcia, acto al que acudían como ponentes la profesora Cristina Moreno, para aportar su experiencia como docente; el exconsejero Pedro Alberto Cruz, para ofrecer una visión de la gestión pública desde el ámbito regional, y Patricio Hernández, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, cuya ponencia debía estar enfocada al aspecto municipal. Sin embargo, el acto viró casi desde el primer momento hacia un debate en torno a los siete años en los que Cruz estuvo como titular de Cultura en la última etapa del gobierno del popular Ramón Luis Valcárcel.

«Ahora descubro que se supone que yo debo hablar del ámbito municipal, pero me vais a permitir que no me ciña a ese rublo del guion, y es que a parte de mi condición de gestor público de cultura, también tengo una visión como ciudadano», explicó al comienzo de su ponencia Hernández, uno de los más firmes opositores a la política de Cruz en sus años de mandato. Durante su intervención, habló de «burbuja cultural» y remarcó el fracaso de los «megaeventos» de Cruz -citó la bienal de Arte Contemporáneo y Manifiesta-, producto de la ausencia de una «planificación estratégica». Además, calificó la intervención del exconsejero -mucho más ceñida al plano teórico- de «muy pobre y triste, poco acotada y falta de ideas».

Cruz, que insistió en varias ocasiones en que no había acudido allí «para convencer a nadie», termino respondiendo a Hernández y a parte del público -que atacó con dureza su gestión y al que el consejero acusó de «afín» a su compañero de mesa- y aseguró que los principales enemigos que se encontró para desarrollar su política estaban dentro del Gobierno. «Se ha dicho que toda política cultural es la proyección de una política general. En nuestro caso no fue así, porque la principal negación y erosión del terreno se realizó desde el propio partido, porque vio esa política como absolutamente traidora con respecto a sus ideas», confesó. Pero, para Cruz, que defendió la voluntad «rupturista» de su gestión, «una política solo es verdaderamente arriesgada cuando se enfrenta a la propia estructura». «¿Cuánta gente ha hecho eso? Porque es muy fácil hablar, lo jodido es estar ahí y encontrarse disparos por todos lados», sentenció.