Julio Castejón ha sabido mantener vivo el espíritu de Asfalto a través de los años y ha superado los altibajos sufridos por la formación desde principios de los setenta. En 1978, dos miembros del grupo decidieron tomar otro camino y formar Topo, otro de los actores importantes del rock urbano. Eso no frenó a Castejón, sino todo lo contrario. Asfalto fueron los primeros en tocar en Londres, en el mítico Marquee Club; los primeros en realizar una gran gira organizada; los primeros en editar un recopilatorio; los primeros en publicar un disco doble de estudio (Déjalo así) y los primeros en autogestionarse y en grabar un vídeo-elepé (Más que una intención), una trayectoria que pasa intrínsecamente por la historia del rock con denominación de origen español.

Con casi medio siglo de historia a sus espaldas, Asfalto siguen demostrando año a año que tienen cuerda para rato, aunque de la formación original ya sólo queda Castejón. En esta gira (45 aniversario tour) actuará junto a su hijo Paul, mientras que en los teclados estará Nacho de Lucas; al bajo, Pablo Ruiz, y a la batería, Arturo García. La banda interpretará en su repertorio los grandes éxitos que marcaron su carrera, temas como Capitán Trueno, Días de escuela, Rocinante o Más que una intención, así como un muestrario de Crónicas de un tiempo raro, su nueva obra que los reivindica no sólo como la formación nacional más longeva, sino también como una propuesta de presente y futuro.

¿Que tal el inicio de gira en La Riviera?

Fue una noche fantástica, un evento para recordar. Días antes se habían agotado las entradas y sobre el escenario, como frente a él, toneladas de emoción.

En este concierto colaboró John A. Helliwell, de Supertramp. ¿Cómo surgió el contacto con él?

La idea partió de Johan Cheka, que es el director de la agencia que dirige el proyecto Asfalto. Me dijo que tratara de establecer paralelismos entre Asfalto y alguna banda internacional; yo le cité a Supertramp, entre otros nombres, y el resto lo consiguió él. Para mí fue todo un honor que aceptase grabar en nuestro disco. Puso como condición que le gustara la propuesta musical que le hiciéramos y, no sólo le gustó, sino que aceptó certificarlo con su presencia en un concierto como el de La Riviera.

¿Qué sensación produce celebrar 45 años de Asfalto?

Es un dato. Nosotros no hacemos valoración especial de ello; eso es cosa de la gente que nos escucha. Quiero pensar que, en nuestro caso, celebrar un 45 aniversario da muestra de la perseverancia que alguno hemos tenido en sostener una idea como esta en un país que no tiene en el rock en el aprecio que lo tienen otros. De todas formas, si nos sostenemos con el paso del tiempo es porque Asfalto no solo ha hecho canciones sensibles con textos humanos y comprometidos, sino que, en mi opinión, ha sabido renovarse. Es decir, nos mostramos como materia viva. Pienso que esto se aprecia al escuchar el último álbum.

¿Condicionaron las modas a los grupos de rock de los ochenta?

Respondo en lo que respecta a nosotros. A Asfalto, como el proyecto autónomo e inteligente que, en mi opinión ha sido desde su inicio, le han condicionado la línea muy pocas cosas. Somos los músicos que hemos participado de esta banda en cada momento de su historia los que hemos decidido la dirección artística. Nuestra creatividad se ha nutrido de la vida misma, de lo que nos importaba en cada caso. Jamás diseñamos una concepción estética predeterminada; fuimos siempre de por libre dejando fluir la música que había en nosotros. Comprobarlo es sólo cuestión de repasar nuestra extensa discografía.

¿Cómo ha logrado Julio Castejón mantener vivo el espíritu de Asfalto a través de los años?

Sin ningún esfuerzo. Es tal la fuerza que emana nuestra obra que se sostiene recta por sí misma; pero esto no tiene ningún mérito, porque yo no sabría concebir la música, ni la vida misma, de otra forma que no sea en un plano de honestidad a ultranza.

¿Es difícil hacer rock en España?

Hacerlo se puede. Darlo a conocer es lo realmente difícil; si no, que se lo pregunten a las nuevas bandas. No comprenderé jamás por qué aquí se margina en los medios un estilo, una forma de hacer música, que es tan respetada en las sociedades que conforman los países que culturalmente más admiramos. Spain is different, my friend, será por ello.

Asfalto es una banda etiquetada como de rock urbano, que nunca ha hecho rock urbano.

Las etiquetas no siempre consiguen marcar bien los productos. ¿Qué es el rock urbano? Yo no lo sé. Si entendemos que es música hecha por músicos crecidos en las calles de una gran ciudad, pues sí, encaja con nuestro perfil. Pero si el concepto define una forma de expresión literaria eminentemente urbana, en ese caso niego la mayor, porque el argumento en el que se mueven nuestros textos, tiene, en mi opinión, un carácter mucho más universalista.

Las canciones de Asfalto no han envejecido nada mal. ¿A qué crees que se ha debido?

Cierto que es un gusto interpretar temas que tienen casi cuarenta años y cuyo contenido es sostenible intelectualmente. En lo estrictamente musical, seguramente, por fortuna, algo tendrá que ver el que hicimos una obra muy genuina que supo llegarle al corazón de la gente.

¿Componer un éxito como Capitán Trueno

Quien identifica Asfalto con Capitán Trueno es que no nos conoce. Aquella fue una canción que estuvimos a punto de sacarla del primer álbum porque a ninguno nos gustó cómo quedó en la grabación, pero, para entonces, la discográfica ya había visto en ella posibilidades de hit y se negó. Para mí ha sido una pesadilla verme interpretando en las giras una canción que aborrecía. Hace unos pocos años, con motivo de la película sobre el personaje en cuestión, tuve la posibilidad de diseñar nuevos arreglos, y ahora digamos que se me ha apaciguado la fobia. Pero, insisto, no es nada representativa de la obra de Asfalto; lo saben bien aquellos que nos siguen y conocen.

Como Julio Castejón has publicado varios discos. ¿Necesita el músico alejarse de su grupo para volver a encontrarse?

En realidad hago discos en solitario para cubrir esa necesidad casi compulsiva de hacer música que tengo. Evito, con ello, someter a estrés al resto de mis compañeros en la banda. Pero, a decir verdad, creo que no hay gran diferencia creativa entre lo que hago bajo la marca Asfalto y lo que firmo con mi nombre.

En estos 45 años de historia, ¿cuál ha sido el mejor momento de Asfalto? ¿Cuál fue el trance más difícil de afrontar por grupo?

Ha habido de todo. Reseñable, el fulgurante éxito finalizando la década de los setenta, y en el aspecto negativo, el ostracismo al que nos empujó el silencio mediático de los noventa. En el plano personal, tengo dos momentos clave, esenciales diría: el primero fue aquella tarde de mayo de 1974 en que sonó el teléfono de mi casa y al otro lado José Luis Jiménez (Topo) me decía que quería hacer una nueva banda conmigo; el segundo, hoy mismo, que, más de cuatro décadas después de aquella llamada, sigo teniendo la misma ilusión por hacer música. Este sentimiento lo renuevo todos los días.

Después de más de 40 años de carrera en la música, ¿se siguen viendo las cosas igual?

La vida te va dando perspectiva. Eso no quiere decir que todo lo que va configurando tu criterio contamine tu determinación por hacer lo que haces, pero tampoco quiero decir que el camino por el que me ha tocado transitar sea idílico. Acumulo muchas decepciones que, hasta el momento, por fortuna, no han lastrado mi voluntad por seguir en esto.

El último disco es Crónicas de un tiempo raro

El nuevo álbum pone un pie en la calle y dedica atención a lo que está pasando en la sociedad actual. Una vez más, nuestra música se nutre de la vida que nos ha tocado vivir. Analizar la sociedad que hemos construido es materia compleja. Muy compleja. Pongo un ejemplo: mi generación anhelaba vivir en democracia; bien, ya la tenemos, pero ahora con nuestros votos situamos a los necios al frente de los gobiernos. ¿Dónde ha quedado aquel propósito del 68 de 'la inteligencia al poder'?

¿Qué ofrece Asfalto 45 años después de su creación?

Lo que siempre pretendió: una música sincera, alejada de performances, plena de contenido emocional y equiparable a la de las grandes bandas internacionales del género; con un plus: además, lo que decimos, lo hacemos en el idioma de Cervantes.

Asfalto tiene cuerda para rato. ¿Vamos a por los 50?

A la edad que ya voy teniendo, los planes se circunscriben dentro del corto plazo. Otra cosa es que el nombre me sobreviva a mí. Ojalá sea así.