El intérprete Carlos Santos ya se encuentra en la lista de murcianos con un premio Goya, junto a otros como Paco Rabal o Roque Baños. Santos consiguió el sábado el galardón como mejor actor revelación por meterse en la piel del exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán en el thriller político de Alberto Rodríguez, El hombre de las mil caras.

El día de ayer tocaba «aterrizar y asimilar» un poco el premio, pues Carlos Santos no daba abasto a contestar decenas de mensajes de agradecimiento que guardaba en su móvil. «Como me dijo Alberto Rodríguez antes de comenzar la gala, los premios no son para nosotros, sino para la gente que te quiere y que ha estado contigo. Y así pienso yo también: este Goya no es para mí, sino para mi familia, mis amigos y todos los que me han acompañado en mi carrera, me han apoyado y, sobre todo, han confiado en mí», destaca el recién galardonado.

Y así hizo en el momento en el que subió a recoger el Goya. Muy emocionado recordó a todo el equipo y a su hermana, enferma de cáncer, a quien le dedicó el premio. «Lo cierto es que lo primero que se me pasó por la cabeza cuando iba a subir al escenario era 'por favor, Carlos, no montes un numerito, aguanta la emoción, intenta transmitir el mensaje y dedicarlo a quien quieres», narraba ayer a esta Redacción el actor murciano.

Pero más que el Goya, «para mí el premio es haber podido hacer la película y trabajar a las órdenes de Alberto Rodríguez». Carlos Santos se muestra orgulloso de haber formado parte del equipo de esta película junto a actores como José Coronado o Marta Etura, entre otros. «Ese premio ya lo conseguí hace año y medio y eso es un regalo para la gente que está conmigo», asegura. El intérprete es galardonado por meterse en la piel de Luis Roldán, el que fue director general de la Guardia Civil a principios de la década de los noventa y condenado a 28 años de cárcel por malversación, cohecho, fraude fiscal y estafa. «Se trataba de una persona que no tenía nada que ver conmigo, fue un mérito acercarme a un personaje muy alejado de mí en todos los aspectos, desde lo físico a lo personal», explica el murciano.

Y ese es el trabajo del actor, meterse en la piel de personas que pueden ser o no afines a ti, «pero todo te aporta, hasta la obra de teatro más pequeña».

Aprendes de todas las emociones y situaciones pero, en el caso de esta película, «el reto era estar a la exigencia del director y a la altura de lo que se esperaba de mí», explica.

Pero además del trabajo interpretativo, Carlos Santos sufre un proceso de transformación físico, que le hace estar casi irreconocible en la ficción. En este caso, como él señala, «el mérito es del equipo de maquillaje y vestuario». «El hecho de mirarme en el espejo antes de ir a rodar y sentir que no soy yo, sino Luis Roldán, el valor es de ellos». En definitiva, «interpretar este personaje fue un parto muy difícil, pero muy satisfactorio», concluye.

El actor se dio a conocer por su personaje televisivo de Povedilla en la serie Los hombres de Paco (2005-2010). Con este papel entró en los hogares de muchos españoles durante cinco años y eso ha hecho que la gente lo vea con mucho cariño. Sobre esto, confiesa que le gusta que le recuerden como el Povedilla, ya que -según dice- «significa que la gente le tuvo mucho cariño al personaje y a la serie».

También en televisión, ha participado en otras producciones como Bienvenidos al Lolita, El tiempo entre costuras o Lo que escondían sus ojos. En cine ha tenido papeles en películas de Icíar Bollaín (Mataharis, Y también la lluvia) o Imanol Uribe (Miel de naranjas) pero el de Luis Roldán es su primer trabajo protagonista.

Carlos Santos vive en Madrid desde hace más de 15 años, pero confiesa que echa de menos muchas cosas de su tierra, «como los 'pastelicos' de carne, las marineras, o beber una Estrella Levante en la Plaza de las Flores».

Estudió en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, un centro al que reconoce la labor tan importante de sus profesores, quienes le apoyaron y le influyeron en su carrera profesional. «Murcia tiene grandes actores y en eso tiene mucho que ver la escuela que tenemos», destaca. «No hay nada más que mirar a profesionales como Marta Nieto, Ginés García Millán o Daniel Albaladejo y es que además tenemos desde siempre una cultura de teatro muy grande, por lo que es normal que de ahí surjan grandes actores», afirma Carlos Santos.

Lo que sí le apena es la situación del gremio: la precariedad laboral de la profesión del actor. «Esto ha evolucionado en los últimos años y los sueldos se han partido por la mitad», recuerda el actor. Por ello insiste en que el mejor premio es «seguir trabajando». De momento proyectos no le faltan, pues en unas semanas regresa al Teatro Romea de Murcia para presentar Un tonto en una caja, dirigida por él. También en televisión continúa con proyectos como el que le llevará a la pequeña pantalla en la serie Ella es tu padre, en la que se transforma en una señora de 60 años.