Poveda, que se caracteriza por su respeto y entrega absoluta al público y una gran intensidad interpretativa, ha preparado un espectáculo dinámico y variado que empezará con versos de Quevedo, Borges, Miguel Hernández o Lorca.

¿Cómo lleva lo de haberse convertido en un referente para muchas personas, para muchos colectivos?

Estoy lleno de referentes y me cuesta creer que yo puedo serlo para alguien, porque sigo en continuo aprendizaje y eso me mantiene vivo y despierto. Pero si de algo sirve lo que voy haciendo, me sentiré algo más realizado y me mantendrá con más compromiso y responsabilidad.

Artista total, porque el creador más singular es aquel capaz de cambiar la dirección en contra del viento solano y usted siempre lo ha hecho. Ese don especial, ¿de dónde le viene?

Eso lo dice usted, yo soy incapaz de decir que tengo ese don.

No es fácil nadar a contracorriente, romper barreras y salir indemne, ¿cuesta mucho darle la vuelta a las cosas para que luzcan su cara más amable?

Detrás de todo eso existen inseguridades, miedos y una carga impresionante de responsabilidad, pero al final hago lo que me manda mi intuición sin pensar en nada más que transitar por la emoción de la música y la poesía, y transmitirlo a los que han decidido venir a compartirlo conmigo.

Ha dicho que el flamenco es una carrera de fondo, ¿ha notado algún síntoma de cansancio?

Es un desgaste de energía y dejas siempre algo de tu vida en cada concierto, cada grabación, cada viaje... Pero recompensa saber que es lo que mejor sabes hacer y disfrutas haciéndolo. Cuando salgo a un escenario ya no siento ningún síntoma de cansancio, el escenario todo lo cura.

¿Entiende que haya quien critique su versatilidad musical en vez de verla como un don?

Yo lo que pido es sobre todo respeto, es lo más importante, el respeto. A partir de ahí entiendo todo.

¿Esa voz tan luminosa tan maleable y moldeable, capaz de rasgar una seguiriya de trueno y una balada de dulce se puede educar o es condición que va pegada a la genética?

Yo no traía una genética muy de cantaor de tradición y de familia, tenía mis cualidades, pero ha sido un continuo rodaje con el que me he hecho con constancia a mí mismo.

Catalán con la medalla de Andalucía, todo un símbolo en estos tiempos de confrontación. ¿Por qué somos tan cainitas en vez de airear lo que nos une?

Es la gran pregunta. Respeto que cada uno defienda sus identidades pero en convivencia, desde el respeto para aprender y ser más grande como ser humano, no me gusta levantar muros en un planeta que es un grano de polvo en el espacio, no somos nada, sólo alma, y la contaminamos con ideologías extrañas...

Payo, homosexual, amante de experimentar con todas las músicas, joven pero con un currículo que pone los dientes largos a los envidiosos, actor... ¿no se lo pone usted fácil a los puristas, a los amantes de lo de siempre?

No creo que sean cuestiones que le importen al arte, quizás a las personas con prejuicios sí pero la emoción no entiende de nada de eso.

Su paternidad, ¿le ha cambiado la vida?

Total. Es lo más grande que me ha pasado nunca y la experiencia más bella de mi vida, no hay nada que se le parezca, el amor más grande que existe.

En 2015 completó casi 60 conciertos, ¿se ve con fuerzas para repetir este año otros tantos?

Este año vamos más tranquilos, pero eso es los que me da fuerza y me mantiene vivo, más que tirarme en el sofá durante meses. Eso sí me quita las fuerzas de momento.