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¿Por qué escribir novela negra? ¿Qué le hizo decantarse por este género?

Soy policía desde hace más de veinte años y me gusta escribir de lo que conozco. Para mí, escribir novela negra y policíaca es cómodo, porque la documentación la tengo al alcance de la mano. Cuando hay algo que no sé, solo tengo que ´pillar´ al compañero apropiado y preguntarle.

Mencione un autor del género que podamos considerar de culto para usted.

Paul Auster, sin dudarlo ni un instante. No es lo que dice, sino cómo lo dice.

¿A qué personaje, policía o detective le hubiese gustado crear?

De joven siempre me encantó Ellery Queen. Y aunque ahora ha quedado algo anticuado, si lo comparamos con los detectives de nuevo cuño, Ellery me marcó una época como lector y no me hubiera importado haber sido su creador.

¿Prefiere la sangre o la psicología en sus novelas?

Creo que la sangre ya no se lleva en la novela negra, para eso ya existen otros géneros más acordes. Recuerdo un anuncio que emitían hace años de una empresa de seguridad donde el presidente del banco le preguntaba al director quién era el vigilante que había evitado el atraco. El director lo señalaba con la barbilla y entonces el presidente le interpelaba qué arma había utilizado. El director le respondía: la cabeza, la mejor arma de un vigilante. Las novelas negras han de tener una dosis muy elevada de psicología.

¿Algún arma preferida a la hora de matar?

Yo siempre digo que un asesino no es el que tenga la mejor arma, un asesino es el que te mata con el mango de una cucharilla de café, si es necesario. Lo que hace al asesino no es el arma, sino la capacidad de matar. Respondiendo a su pregunta, cualquier arma es buena, si consigue su fin.

Valore la novela negra española frente a la de otros países.

Como diría un andaluz: un once. La novela negra española está bien situada y en muy alto rango. La prueba es que exportamos novela negra. ¿Han oído hablar de Víctor de Árbol o Dolores Redondo, por ejemplo?

¿Qué le ha impulsado a asistir a Cartagena Negra, conocía ya estas jornadas?

Las había escuchado pues la fama las precede, y eso dice mucho de lo que supone Cartagena Negra. Asistí a Cartagena el año pasado, a la presentación de La puerta vacía, y quedé muy satisfecho con la acogida. Con ganas de regresar.

¿Qué opina del boom de festivales negros que hay en España?

En ocasiones he llegado a pensar que es excesivo. Como se suele decir, han surgido como setas. Pero tratando de ver el enfoque positivo, en realidad es un buen síntoma de que la novela negra goza de buena salud.

¿Hay algún tema que no trataría nunca en sus novelas?

Decía Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray que lo que caracteriza al artista es que no tiene límites. Supongo que eso responde a su pregunta.

¿Cree que la realidad supera a la ficción como fuente de argumentos negros?

Eso dicen. Pero yo creo que los novelistas de hoy tienen tanta imaginación que eso es difícil de superar. Aun así, hay ciertos casos reales que si uno los cuenta piensan que es ficción.

¿Qué le diría a un lector que no conozca su obra para que se acerque a sus novelas?

Que se tire a la piscina y me lea. Es posible que hasta le gusten mis novelas y sienta la necesidad de repetir. Y si me acusa de engreído, le diré que el que tiene vergüenza ni come ni almuerza.

¿Cuál es, si se puede confesar, el siguiente crimen que tiene en mente?

No se lo diga a nadie, pero con toda seguridad será un entrevistador de Cartagena Negra.