El Museo de la Imagen y del Sonido (MIS) de São Paulo, en Brasil, acoge a partir de hoy Doce pinturas negras, el proyecto audiovisual que Ángel Haro creó en 2012 para la escenografía de El sueño de la razón, pero con piezas remasterizadas y temporizadas para adaptarlas a un espacio expositivo. «Ahora -explica Haro desde la capital brasileña- no aparecen proyectadas, sino que se ubican en una sala a través de monitores leds, lo que las configura como 'tableaux vivants'».

Ángel Haro (Valencia, 1958) concibió estas piezas junto al director de la Compañía Ferroviaria, Paco Maciá, que estrenó en 2012 El sueño de la razón, de Buero Vallejo, que narra los últimos años de Goya en Madrid antes de autoexiliarse a Francia en 1823. En aquella época el pintor, acosado por sus miedos, realiza las 'pinturas negras' en los muros de la conocida Quinta del Sordo. Tras un largo proceso de documentación, Haro recreó las doce piezas con actores, dando movimiento a cada detalle de las obras y filmando las escenas en alta resolución.

«Había que inventar o intuir lo que ocurría antes y después del momento que plasmó Goya, crear una acción para cada cuadro, y de algunos hay mucha documentación, pero de otros, no, fue un proceso de investigación muy intenso», relató Haro en su día sobre estas piezas.

El artista explicará estos detalles y otros muchos durante una conferencia que ofrecerá hoy en el museo brasileño con motivo de la inauguración de la exposición, que versará sobre la influencia de las 'pinturas negras' y los grabados de Goya en el arte de los siglos XX y XXI. El propio Haro reconoce que Goya siempre ha sido un referente en su obra. Tras la charla, abrirá sus puertas esta exposición, que cuenta con la colaboración del Instituto Cervantes de Brasil y que se puede ver hasta el 8 de septiembre. El espacio sonoro que envuelve las piezas son las suites para violonchelo nº 4 BWV 1010 y nº 5 BWV 1011de Bach, interpretadas por el desaparecido músico murciano Miguel Ángel Clares, «lo que confiere una tensión emocional intensa» a estas 'pinturas negras', en las que Goya describió por primera vez el dolor contemporáneo y, como dijo Maciá, abrió la puerta «a la mirada crítica del siglo XX».